Consigna mediática: la Patria es el que fuga

Los medios opositores reaccionaron con un rechazo furioso al proyecto del Frente de Todos para crear un fondo para el pago de la deuda externa mediante la recuperación de lo evadido en la fuga de dólares al exterior pero, escasos de argumentos para sostener esa postura corporativa, pasaron de un día para el otro a sacar el tema de sus noticias y columnas.
La vicepresidenta Cristina Kirchner mantuvo un encuentro con el embajador estadounidense, Marc Stanley. Le solicitó la colaboración de su país para poder identificar y recuperar fondos vinculados al lavado de dinero y la evasión, que serían utilizados para pagar la deuda.

La manifiesta incomodidad con la iniciativa del bloque de senadores del FDT los llevó también a manipular la novedad para encajarla en la crisis interna del oficialismo, al punto de menospreciar la reacción favorable de la Casa Rosada con el trámite de describirla como «apresuramiento» de Alberto Fernández para «congraciarse» con la vicepresidenta.

«La fuga de capitales posee como motor la gigantesca desconfianza que acicatea desde hace décadas la política nacional», tipeó Van der Kooy en el Clarín del miércoles. Toda una línea doctrinaria, a un paso de que se le piante un lagrimón por quienes fugan dólares «honestamente ganados», según Morales Solá en La Nación.

La propuesta conocida el lunes asomó como posibilidad de reunir en un objetivo común al kirchnerismo y al «albertismo», y esto también desacomodó a columnistas de Clarín, Infobae y La Nación que vienen pronosticando el fin de la coalición gobernante, cuando no la dan directamente como ya extinguida.

El martes Clarín dedicó cinco páginas completas a combatir al proyecto, con todos los patitos en fila: firmaron Galván, Niebieskikwait, Savoia, Bravo, Bidegaray, Paladini. Ese mismo día el tema fue motivo principal de portadas y espacios principales en las versiones digitales, pero apenas veinticuatro horas después la estrategia viró bruscamente.

Con el paso de los días, los y las columnistas de primera y segunda línea, junto a los de tercera y los de cuarta, pasaron a una mención apenas esporádica o directamente a la censura. En sus panoramas y enfoques políticos, ya ni lo mencionaron Roa, Lanata, Van der Kooy, Kirschbaum y Morales Solá. Y eso que los tres medios se habían prodigado en el cacareo sobre «ataque a la propiedad privada», «confiscación», «violación del secreto bancario», «violación del secreto fiscal».

Ya se sabe que este batallón nunca descansa: el jueves coordinaron el despliegue para anunciar la partida de Massa del FDT, que fue primer título de La Nación y tercero de Clarín. Por supuesto, las desmentidas de exponentes del Frente Renovador no tuvieron la visibilidad equivalente, aunque los editores podrán defender su manipulación diciendo que esas reacciones no fueron muy enérgicas.

La eventual ruptura de Massa no fue el único operativo de instalación: en La Nación e Infobae Patricia Bullrich tuvo un súbito avance de sus acciones como precandidata presidencial. El diario en el que Macri, según información coincidente, puso unos morlacos, publicó el viernes que el llamado «círculo rojo» ve con más simpatía a la aliada más estrecha del expresidente, porque le adjudican más posibilidades de captar los votos de Milei y otros ultraderechistas y porque, si llega al cargo, si hará las «reformas necesarias», a diferencia del supuesto «palomo» Rodríguez Larreta.

La nota da un detalle puntilloso de los contactos que Bullrich agendó en una gira por Estados Unidos. Infobae hizo casi lo mismo, también el viernes, con firma del exfuncionario macrista Carpena: «Gira que refuerza el proyecto presidencial», un proyecto que es «irrevocable». Por ahora, Clarín no se subió a estas operaciones de instalación: tal vez tenga arreglo$ pendiente$ con la exministra, que no la tendrá fácil en este aspecto con el alcalde porteño.

Como es habitual, la custodia celosa de la gran porción del Poder Judicial que está al servicio del dispositivo opositor forzó títulos desmesurados sobre el Consejo de la Magistratura. «Cristina no logró los votos y se cayó la sesión», en Clarín. «Cristina no logró los votos para cambiar el organismo», en La Nación. Títulos gemelos del miércoles para reflejar lo que al fin fue una demora de veinticuatro horas en el dictamen de comisión respecto del proyecto de ley para ese Consejo, del que la Corte de la Inmundicia quiere apropiarse con pleno apoyo de la patria mediática.

En esto no tuvo descanso el senador rionegrino Weretilneck, a quien se puede recordar por su colaboracionismo con Bullrich, justamente, en las operaciones represivas ilegales contra las comunidades mapuche. Un día fue héroe por trabar el avance del proyecto sobre el Consejo de la Magistratura. Al siguiente un entreguista, porque llegó a un acuerdo con el bloque.

Tampoco hay pausas para los papelones informativos, que se deben siempre a la decisión de ametrallar permanentemente al Gobierno. Bonelli, de Clarín, ni siquiera se sonrojó por el bochorno de anunciar la abstención estadounidense al momento de la votación en el FMI del acuerdo con Argentina. Redobló la apuesta: dijo que se reviritió «a último momento».

El pseudo pensar Wiñazki, el que publica los sábados en Clarín, escribió con afectada indignación por los erráticos comentarios de Béliz acerca de las plataformas digitales. Por supuesto, usurpó otra vez la consigna de la «libertad de expresión» pero, párrafos más abajo, se quejó de que Telesur y Rusia Today estén disponibles en TDA. En fin, otro libertario de pacotilla.

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Hugo Muleiro

Periodista y escritor.

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