Washington Uranga: «Necesitamos un esfuerzo creativo para salir de la trampa del algoritmo»

En una reciente entrevista de la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, Washington Uranga —comunicador, periodista y docente— reflexiona acerca de cuál es el rol del periodista y cuáles son los desafíos del periodismo en la actualidad, marcada por las redes sociales, la brevedad, la inmediatez, la búsqueda de notas, títulos e imágenes que solo generen clics y vistas, las mentiras y la ausencia de explicaciones.

Estamos en un momento difícil, en una encrucijada que implica la redefinición de la profesión por razones políticas, culturales y tecnológicas. Desde el punto de vista político-cultural ingresamos casi imperceptiblemente en el espacio de la política y por esa razón estamos atravesados en algunas dudas que la política tiene con la sociedad. Además, estamos entreverados en la cuestión de cómo se construye la verdad.

No me refiero a la objetividad, ya que todos y todas hacemos nuestro trabajo desde una mirada sobre el mundo y esto implica un punto subjetivo, pero sí hay un reclamo para la profesión que es atenernos a la veracidad de los hechos, es decir, a la evidencia de estos.

Porque se miente, porque se falsea y porque además no estamos ayudando a aportar elementos y datos para el mejor discernimiento de nuestras audiencias, algo que es fundamental para los que hacemos periodismo.

Las redes sociales digitales nos imponen cambios en el lenguaje como ser más más cortos, ni siquiera ser más concisos, y comunicar de otra manera. Sin embargo, la comprensión de lo que sucede requiere algo más que eso, que es rescatar el sentido de los acontecimientos, poner en evidencia los procesos históricos, enmarcar y contextualizar.

Hay una tensión permanente y no digo que hay que abandonar las redes, sino que hay que utilizarlas y reaprender la profesión en función de eso. Esto no significa tirar por la borda los procesos históricos, la perspectiva de la contextualización, las miradas sociales que necesita también la sociedad y lo que tenemos que aportar desde nuestra profesión.

Es un riesgo eso y no es para negar la importancia de la velocidad en la información, pero tenemos que revisar que esto sea parte de una mirada más amplia. No es sustituir una cosa por la otra, es cómo encontramos la complementariedad de estas dos perspectivas. Un posteo puede ser tan informativo como una entrevista que permita reflexionar sobre nuestras prácticas o una nota sobre por qué llegamos a esta situación y cómo se fueron dando los procesos políticos y sociales.

Sí, te va condicionando, pero tenemos que disputar eso también. No podemos aceptar así porque sí que algo es de determinada manera y no tiene alternativa. Necesitamos un esfuerzo profesional, técnico y creativo para salir de la trampa de los algoritmos.

El periodista, el comunicador y la comunicadora social son facilitadores del diálogo público. Hay que indagar en la diversidad de miradas y de propuestas para confrontarlas y servirlas sobre la mesa. Necesitamos que nuestras audiencias también puedan tener un grado de libertad para que no queden prisioneras de nosotros.

No es fácil y es una disputa que hacemos todos los días cuando ejercemos nuestra profesión y elegimos un título, priorizamos una frase o seleccionamos una intervención de una persona, por ejemplo. Sin embargo, para que esto sea posible, también necesitamos miradas autocríticas sobre la profesión, no quedarnos conformes y trabajar colectivamente.

Hay que salir del lugar de la soledad, hay que pensar y pensarnos en equipos de trabajo. En la mayoría de los casos no existen redacciones que permitan compartir la cotidianeidad y dialogar con el colega. Esas son dificultades reales que tenemos que discutir en la profesión y también en los procesos formativos de la universidad.

Licenciado en Comunicación Social, docente y redactor de la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ


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