«Varados», otro estilete de la campaña opositora

Las restricciones al ingreso de personas provenientes del extranjero como medida sanitaria, para atenuar el impacto de la variante Delta del covid, son el nuevo estilete de la prensa opositora en la campaña electoral. La palabra «varados» es asestada como martilleo diario en decenas de títulos e historias dolientes. A la vez, sin darse tiempo para festejar el cambio de normas reclamado por Estados Unidos, se renueva la presión para la compra de vacunas de Pfizer.

Pocas horas habían pasado del anuncio del Decreto de Necesidad de Urgencia que modifica la ley sobre las vacunas para que La Nación, en nota firmada por Jastreblansky, desatara el reclamo porque el Gobierno «todavía» no firmó con el laboratorio estadounidense ni anunció cuántas vacunas va a comprar.

La maniobra editorial opositora se multiplicó velozmente, detrás de la definición coordinada en ese diario, Clarín e Infobae, de la idea de un «giro» oficial, una «rectificación» de algo mal hecho: haber comprado Sputnik, como escribió el domingo Morales Solá, quien cree haber visto una «rebelión de la clase media» en apoyo a Pfizer, así como uno de los Wiñazki soñó con un estado de «furor social». Sin embargo, estas oraciones hilarantes dan paso a una acusación gravísima, adoptada también por dirigentes de Juntos por el Cambio: por no pactar con ese laboratorio, el Gobierno es culpable de cien mil muertes.

Naturalmente, en ninguno de estos medios hay una descripción completa de la secuencia: el gobierno de Biden anuncia la «donación» de vacunas solo a los países que tengan o acomoden las normas a los reclamos de Pfizer y, detrás de él, de los otros dos laboratorios estadounidenses productores de dosis. Dicho de otro modo, la donación no es más que una acción previa para para conseguir  condiciones favorables para los fabricantes. Por algo Letjman escribió el viernes en Infobae que las evoluciones del decreto presidencial eran objeto de «monitoreo» de la Casa Blanca.

A comienzos de la semana pasada, antes de estos anuncios oficiales, la campaña editorial contra las vacunas disponibles se había estacionado en una estrategia que estuvo a poco de pasar del título «faltan vacunas» al de «sobran vacunas», por millones de dosis disponibles que, como es fácil determinar, requieren traslado de Ezeiza a centros de conservación, registro, sucesivos viajes de distribución a todo el país y, finalmente, aplicación.

La ocurrencia la instaló Clarín, la copiaron los medios aliados y satélites y llegó, como ocurre inevitablemente, al discurso de Juntos por el Cambio. Acorde con el esquema electoral y de modo harto previsible, la peor nota en vacunación fue para la provincia de Buenos Aires y la mejor para la Capital Federal y su precandidato presidencial, Rodríguez Larreta.

Estos movimientos convivieron con los títulos principales que, de lunes a jueves, fueron para los «varados», con una serie interminable de notas sobre dificultades personales y familiares de quienes ven demorado el regreso al país. Las notas condolidas, todas iguales, parecen un recurso de poca monta al lado de lo que Clarín hizo el miércoles en portada: Arriba, el tema «varados» con la escolta de una definición de Argentina como el peor país del mundo en pandemia. Al pie, la caída de un argentino desde el piso 14 de un edificio de Miami con este antetítulo: «Había quedado varado».

También fue unánime la opinión de redactores de los tres medios sobre que la medida sanitaria gubernamental es en verdad una represalia a la clase media, bajo el supuesto de que este segmento de viajeros es, o debe ser, o muy probablemente sea, votante de la derecha, jamás del peronismo.

Pero hay también hechos auspiciosos: El lunes Infobae tuvo como noticia principal, al menos unos minutos, el anuncio de la fabricación local de la Sputnik, una verdadera rareza. Y el sábado Clarín reconoció por fin que la variante Delta es una amenaza sanitaria que existe y que, efectivamente, es peligrosa. Un toque de sinceridad infrecuente en el diario y en el autor de la nota, Lanata, quien de inmediato se encaja en el discurso previsto y copia y pega las afirmaciones sobre el “excesivo” stock de dosis.

«Autoritarismo», «guerra a la libertad», «castigo» y «venganza» son palabras distribuidas entre columnistas de los tres medios.

La interna de la oposición política es tema incómodo para estos medios, que son los organizadores de estrategias y discursos para el intento de vencer al Frente de Todos en los comicios de este año. Por eso el tema ascendió a primer plano con demora, recién este domingo 4 de julio, gracias al acuerdo en Ciudad de Buenos Aires.

Esta consolidación del proyecto del alcalde porteño lleva a La Nación a hacerle una serie de advertencias, en un artículo que actúa también como defensa del accionista/turista Mauricio Macri, quien con firma de Fernández Díaz manda a preguntar si de verdad «puede conducir» una pelea para la cual, con analogías boxísticas, parece tener «mandíbula de cristal». Como si hubieran sido dictadas desde una reposera, las líneas siguientes dicen que Larreta debió hablar mucho antes con «Patricia», para «contentarla», y que Vidal debió ir a la provincia de Buenos Aires.

En un matiz diferenciado poco frecuente, Clarín parece estar ya en la etapa de «despachar” a su aliado expresidente: Kirschbaum escribe en tono burlón que a Macri el sol del Mediterráneo siempre le atrajo mucho más que la política. Solo faltó: gracias por tantos servicios prestados.

La economía es otra gran carta de campaña, tanto que Clarín tituló el domingo en tapa que será el «factor decisivo» en las elecciones, una forma indirecta de reconocer, como ya habían publicado ese diario y La Nación hace varias semanas, que la hostilidad contra las vacunas y la vacunación no va a rendir en las urnas, y menos con el avance evidente en las aplicaciones, donde quiera que se mire.

Para los días que vienen un recurso fuerte en este tema será la protesta de la patronal agraria, el 9 de julio, aunque sea previsible la gran magnitud que estos medios le darán, las fotos con banderas patrias en la portada, etc. etc. Tanto es así que Bonelli ya anticipó todo: la manifestación en San Nicolás será «amplia» y en la asamblea del lugar se aprobará por «aclamación» un «masivo lockout agroganadero».

¿Futurismo periodístico o expresión de deseos? Habrá que ver los hechos, aunque seguro no los conoceremos a través de estos medios, que vienen apostando por una sequía de dólares que complique cada vez más al Gobierno a medida que se acercan las fechas electorales.

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