La prensa opositora, como siempre, feliz con los golpes

El muy preanunciado rechazo opositor al proyecto de Presupuesto de 2022, descalificado incluso con palabras groseras en gran cantidad de notas mucho antes de la votación, fue tan celebrado por la prensa opositora como los fallos de la Corte Suprema contra el oficialismo, al que se sentencia como debilitado y con dificultades graves para gobernar.

Como aquel animador matutino de radio Mitre que horas después de las PASO dijo que Alberto Fernández tenía que romper el Frente de Todos y entregar la gestión a la derecha, los acontecimientos de los últimos días en el Congreso y en la «justicia» son usados, otra vez, para forzar un cambio político que institucionalmente solo es posible en 2023.

Pocos minutos después de la votación en Diputados, las publicaciones en línea de Clarín, Infobae y La Nación funcionaron nuevamente como orquesta: fue culpa de Máximo Kirchner y su discurso, sentenciaron al unísono.

Para este dictamen debieron olvidar gran parte de los preanuncios de la oposición sobre el voto en contra del Presupuesto, con definiciones y hasta palabras tomadas de las notas ya publicadas. Una de las más virulentas estuvo a cargo de Pagni, en La Nación: proyecto «escandaloso» que «puso en llamas» a la oposición, «disparates llamativos», «inconsistencias», «bochornoso», «improvisado».

Inspirándose en el conocido rencor de Macri hacia «Ventajita» Sergio Massa, el redactor lo culpó de meter la mano en el proyecto para fortalecer partidas en sectores de la administración en los que tiene, dice, intereses propios: transporte, fibra óptica, energía.

La celebración mediática del resultado en Diputados, que hay que reconocer es harto coherente con el ADN golpista de estos medios y columnistas, conlleva el pronóstico de un verdadero infierno: cuasi imposibilidad de acuerdo con el FMI en estas condiciones, por la improbable aprobación parlamentaria; es decir una nueva «orientación» sobre lo que deberán hacer y decir en su momento los legisladores opositores.

La participación del Presidente en el acto del sábado en el PJ bonaerense puso a estos «analistas» en dificultades. Si Máximo Kirchner, como teclearon con obediencia en todas las columnas, pronunció su discurso en Diputados como «boicot» al Presidente, ¿cómo explicar su participación en San Vicente? No tuvo más remedio, es su brillante conclusión.

Así como con este resultado, hace semanas que estos medios, en especial Morales Solá en La Nación, vienen preanunciando el fallo de la Corte contra la Ley que rige el Consejo de la Magistratura, impulsada en 2006 por la entonces senadora Cristina Kirchner. Una vez más, como ocurre en todos los fallos contra «los K», las sentencias salen primero de los escritorios de Clarín y La Nación y llegan después a los «jueces independientes».

En lo que Morales Solá, Van der Kooy, Kirschbaum y otros redactores de segunda y tercera línea, y también los de cuarta, no tuvieron empacho en explicar, es que ese fallo sobre el Consejo de la Magistratura, que le da más poder a las corporaciones de la famiglia y se lo quita a las instituciones políticas, así como uno sobre fondos coparticipables de Santa Fe, fueron una represalia directa al Gobierno, después de las críticas del ministro Soria a los supremos y de la afirmación presidencial sobre la necesidad de debatir el funcionamiento y la composición del máximo tribunal.

Este lunes 20, La Nación sube las apuestas: los supremos tienen en carpeta más fallos contra el Gobierno y Cristina Kirchner. Fallos «de alto impacto», escribió Cappiello. Y al ladito nomás, Jacquelin da muestras de su genialidad: dice que Alberto Fernández está feliz por lo ocurrido en Diputados, porque demostró que Máximo Kirchner y Sergio Massa están «frágiles». Y escribe que ante esto el Presidente se siente favorecido, además porque es hincha de Argentinos Juniors y esto quiere decir que está acostumbrado a asimilar derrotas. Como se ve, romperse el marote estudiando Historia, Economía y Ciencias Políticas es por demás inútil.

Con el 55,8 % de los votos, Gabriel Boric es el nuevo presidente de Chile.

Títulos y notas crujen bastante, en cambio, con el resultado electoral en Chile. Primero estos medios presentaron la segunda vuelta como un choque entre «extremos»; es decir, una manipulación alevosa, la de equiparar el talante progresista del presidente electo Boric con la ultraderecha y el neopinochetismo encarnado por Katz, amigo de Mauricio.

Pero, ya con el resultado, comenzó el trabajo de horadar a Boric: hay que ver, dicen, si es el exponente de posturas «radicales» o el «moderado» que «giró al centro» para la segunda vuelta.

Con indisimulable disgusto, la redactora Brunstein de Clarín empieza su descripción de Boric diciendo que hace un año declaró que no quería ser presidente. La derecha internacional hizo otro aporte: Infobae presentó en la mañana del lunes como segundo título del día que antes de comenzar operaciones bursátiles las acciones de empresas chilenas caían ocho por ciento. La metralla de los «mercados» contra la esperanza democrática en Chile ya empezó.

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Hugo Muleiro

Periodista y escritor.

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