La oposición mediática festeja a medias

Los medios opositores celebran el resultado electoral, sobre todo por la pérdida del quorum propio del peronismo en el Senado, que presentan como daño directo para Cristina Kirchner. Sin embargo, le advierten a la derecha que el triunfo en 2023 no está asegurado, como habían afirmado reiteradamente, y menos el asalto a las instituciones que anunciaban para estos días.
El oficialismo festejó en el escenario del Centro Cultural C en Chacarita. Foto: Télam

Las ambiciones sanguinarias del dispositivo de poder nacional e internacional fueron muy bien confesadas en el título de Van der Kooy en Clarín: «Una bala al corazón del kirchnerismo». Para Morales Solá, de La Nación, la bala fue disparada y llegó a destino porque, ¡otra vez!, decreta el fin de ese sector político.

La celebración editorial se puede considerar cautelosa. Hay advertencias coincidentes en ambos diarios y en Infobae a Rodríguez Larreta, respecto de que su liderazgo en la derecha tiene competidores en pie, empezando por Mauricio Macri.

Aunque sin mayores efectos prácticos hacia el futuro, no deja de ser llamativa la formidable cantidad de pronósticos mediáticos que se derrumbaron con el resultado en las urnas, sobre todo por la recuperación parcial del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires: la ruptura de la coalición que iba a proclamar el Presidente en la madrugada del 15, anunciada por Letjman en Infobae. La asamblea legislativa que anticipó Jacquelin en La Nación, para reemplazar al mandatario. El pase inmediato a la oposición y la radicalización de la Vicepresidenta sobre la que escribió Van der Kooy en Clarín, fórmula copiada y pegada por otros «periodistas independientes». Tampoco llegó a su fin la carrera política de Axel Kicillof, anuncio que se puede encontrar en decenas de notas desde las PASO de septiembre.

Tampoco se puso en marcha en lo inmediato el golpe de mercado que alentaron varias notas para las primeras horas del 15, para imponer de facto un reordenamiento ultraliberal al que algunos analistas le dieron volumen similar al Rodrigazo de 1975.

La coordinación política de títulos, crónicas y análisis del 15 se nota en dos aspectos vinculados al Frente de Todos: burlas y descalificaciones del Presidente, incluso en la cuerda de la salud mental, por llamar a festejar el «triunfo» en la movilización del miércoles 17, seguramente el flanco más débil de la intervención de Fernández, y la rotulación como mera excusa oportunista de la Vicepresidenta al no asistir al acto en la noche del domingo.

Pero se nota sobre todo en algo mucho más grosero: Kirschbaum, Van der Kooy y González, de Clarín; Morales Solá, Pagni y Moreno en La Nación; Letjman, Tenembaum y Marcos Shaw en Infobae, todos se dedican a la situación de Juntos por el Cambio pero sin mencionar una sola vez el exabrupto de Macri el domingo, cuando anunció el comienzo de una «transición» del poder político, naturalmente a favor del sector que él pretende conducir. Todos estos patitos mansos se pusieron en la fila para cometer el acto de encubrimiento.

Hay prescripciones para poner orden en la derecha: Kirschbaum le avisa que no cometa el exceso de dar por seguro un triunfo en 2023 y que elabore una «posición sólida» ante el anuncio presidencial del envío al Congreso de un proyecto vinculado a un acuerdo con el FMI. Y que resuelva el liderazgo con prolijidad. También en Clarín, González escribe en los mismos términos, y le advierte a Rodríguez Larreta que Macri mantiene aspiraciones, así como elogia la potencia de una fórmula Bullrich-Morales.

«Nueva configuración» en Juntos por el Cambio, sentencia Pagni, porque no hay un «liderazgo único». A Larreta le dice que no quedó «tan” fortalecido» y lo empuja a la derecha, al reclamarle que busque acuerdos con López Murphy y otras facciones radicalizadas. Por lo mismo, Niebieskikwait describe en Clarín al extremista Milei con cariñosa simpatía: «carismático economista liberal». Y en La Nación, Moreno lo da a Macri por «exultante» y a Bullrich como la heroína que logró el retroceso peronista en el Senado.

En fin, el sueño de la hecatombe del 15 de noviembre quedó al menos postergado, aunque algunas ensoñaciones persisten: Pagni dice que tal vez Cristina Kirchner rompa mañana o pasado y pase a ser como Chacho Álvarez. Y Morales Solá, no satisfecho con su repetida sentencia sobre el fin del kirchnerismo, da un pasito más, cuando dice que el Gobierno debe afrontar «la tarea de renovar el peronismo», porque «supuestamente el peronismo no morirá».

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Hugo Muleiro

Periodista y escritor.

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