Marshall McLuhan, el visionario de la «aldea global» de la comunicación

Considerado como uno de los profetas de la información de masas, el canadiense es el autor del aforismo «el medio es el mensaje»

Marshall McLuhan es una celebridad que se estudia en las facultades de Periodismo y Comunicación. En apenas veinte años, de 1960 a 1980, este filósofo, científico, erudito y docente revolucionó con sus teorías lo que se conocía hasta el momento sobre el potencial de los medios de comunicación en la sociedad. Predijo la influencia y los efectos de la televisión nada más nacer, pero lo increíble es que vaticinó el impacto y el alcance de Internet cuando apenas unos «locos» de la tecnología creían en el invento que ha conseguido revolucionar la forma de entender la información y las comunicaciones.

Herbert Marshall McLuhan nació el 21 de julio de 1911 en Edmonton (Canadá). Hijo de una familia protestante de origen escocés-irlandés, cuando aún era un niño su familia se trasladó a Manitoba, donde comenzó estudiando ingeniería, pero culminó sus estudios en la Universidad de Manitoba con una licenciatura en Letras y un máster en Lengua Inglesa.

Su interés por el aprendizaje y la docencia llevó a McLuhan a matricularse después en la Universidad de Cambridge, en la que se doctoró a los 31 años con una tesis que analizaba la obra del dramaturgo inglés Thomas Nashe. En esos años destacó por su destreza física para la ballesta, con la que ganó varios torneos internacionales entre 1935 y 1936, aunque ya se vislumbraba su capacidad para la docencia.

El 30 de marzo de 1937 Marshall McLuhan culminó su conversión a la fe católica y desde ese momento enseñó en institutos superiores católicos. De 1937 a 1944 imparte inglés en la Universidad de Saint Louis; de 1944 a 1946 en el Colegio Assumption en Windsor, Ontario, y en 1952 obtiene una cátedra en la Universidad de Toronto, donde permanece hasta 1979. Además, durante el curso 1967-68 fue director del Programa de Cultura y Tecnología de la Universidad de Fordham.

De forma paralela a su tarea docente, Marshall McLuhan ocupó otros cargos a lo largo de su vida, entre los que destacan la presidencia del Seminario en Cultura y Comunicación de la Fundación Ford (1953-1955), y la dirección del Proyecto Understanding Media para la National of Educational Broadcasters de los Estados Unidos (1959-1960). Además, fue miembro de la Royal Society de Canadá y consultor de la Comisión Pontificia de Comunicación Social del Vaticano (1973). Asimismo, fue coeditor, con Edmund Carpenter, de la revista Explorations in Communication (1954-1959).

Los estudios de Marshall McLuhan fueron pioneros en el ámbito de la información y de la comunicación y en la influencia de los nuevos medios y la tecnología en la sociedad moderna. La obra del denominado «teórico de los medios», fue una pasión por la escritura y a la vez por la comunicación, abrió un debate que aún persiste sobre la influencia de los medios de comunicación modernos en el hombre de la sociedad postindustrial y está escrita mayoritariamente en forma de aforismos o fragmentos breves y casi siempre presidida por el humor.

Marshall McLuhan dedicó su vida a ser coherente con una frase suya: «La mayoría de las personas viven en una época anterior, pero uno debe vivir en su propio tiempo». Su aforismo «el medio es el mensaje» se ha convertido en un lema de la estética y las ciencias de la comunicación contemporáneas, ya que, para él, la manera de percibir la realidad está en relación directa con la estructura y la forma de informar, y cada medio está relacionado a su vez con una parte de la psiquis humana.

Sin embargo, su famosa frase no fue siempre bien entendida. El teórico canadiense quería decir que la forma en que adquirimos la información nos afecta más que la información en sí misma. Por ejemplo, decía McLuhan, «que el impacto de la televisión en los niños no se debe tanto a su contenido como a la forma en que lo transmite a los puntos de luz proyectada hacia el televidente, carencia de detalle, a su movimiento y sonido, que crean una atmósfera envolvente y una experiencia táctil además de visual».

McLuhan pasó a ser universalmente conocido a partir de la publicación de sus obra La galaxia Gutenberg (1962) y Comprensión de los medios (1964). En la veintena de obras que escribió McLuhan, el comunicólogo lanzaba la hipótesis desconcertante del retomo del hombre a una sociedad de tipo tribal a escala planetaria y a la existencia audio-táctil. Estas teorías se sintetizan en algunas de sus más famosas expresiones, como la ya repetida «el medio es el mensaje», «la aldea global» o la «galaxia Gutenberg».

Para McLuhan, la civilización (aldea global) es equiparable a la cultura de la escritura y, por tanto, divide la historia en cuatro fases: Agrícola, Mecánica, Eléctrica (medios de comunicación) y Tecnológica (la etapa de mayor relevancia en su investigación).

Marshall McLuhan viajó a España en la primavera de 1975 para participar en las Primeras Jornadas de Radio, celebradas en Barcelona y su intervención costó a los organizadores medio millón de pesetas de entonces.

Un total de nueve universidades le concedieron doctorados honoris causa a lo largo de su vida: University of Windsor (1965), Assumption University (1966), University of Manitoba (1967), Simon Fraser University (1967), Grinnell University (1967), St. John Fisher College (1969), University of Alberta (1971), University of Western Ontario (1972) y University of Toronto (1977).

A pesar de que consideraba que la electrónica tiende a descartar a los medios de comunicación de la palabra escrita, Marshall McLuhan siempre prefirió el libro, los periódicos y las revistas para transmitir su mensaje, y consiguió así convertirse en un profeta y referente de la era de la comunicación, afirmando que «la única forma de controlar a los medios de comunicación es mediante la comprensión pública de sus efectos».

McLuhan consideraba que el cambio tecnológico «no es inevitable si entendemos sus componentes y sabemos cómo contenerlo y hasta apagarlo para protegemos de él cuando sea necesario». Sus admiradores le discutieron la afirmación de que «los anuncios son lo mejor que contienen los periódicos y revistas, y lo único malo es que son siempre buenas noticias».

Marshall McLuhan falleció en Toronto (Canadá), el 31 de diciembre de 1980, a los 69 años, «mientras dormía, sin dolor». Estefanía, uno de sus seis hijos, nacidos de su único matrimonio, manifestó que la causa de la muerte pudo haber sido un ataque cerebral. Su lápida reza, con tipografía digital «La verdad nos hará libres», de la cita bíblica Veritas liberabit nos.

El pensamiento de McLuhan y sus teorías representan, en la actualidad, una referencia obligatoria en el estudio de las comunicaciones digitales, de Internet y en las perspectivas abiertas por la sociedad de la información.

McLuhan junto con Woody Allen, en un cameo de Annie Hall (1977)

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