La prensa opositora difiere su pronóstico de ruptura del FDT

El cierre de listas del Frente de Todos, menos traumático de lo que deseaba la prensa opositora, traslada la repetición del pronóstico de hecatombe oficialista al período posterior a las elecciones de noviembre. A la espera de que se cumpla ese sueño tan acariciado, la estrategia editorial del momento es saturar con títulos sobre la «imposición» de candidatos de Cristina Kirchner.

Abundan descripciones amañadas, según las cuales las nóminas están «loteadas» y expresan pactos para «salvar» al Frente, en tanto Juntos por el Cambio es presentada como fuerza armónica, en la que abunda la alegría, el entendimiento y la conformidad. Hasta se descubren habilidades políticas del alcalde Rodríguez Larreta, aunque con la complicación de la figura del radical Manes, sobredimensionado fuertemente en Clarín, incluida la ocurrencia desopilante de ubicarlo a la altura del Raúl Alfonsín del 1983.

La artillería mediática opositora se centró simultáneamente en la asesora presidencial Nicolini, por el correo electrónico, revelado con inteligencia por Carlos Pagni en La Nación, que escribió para reclamar al laboratorio ruso que cumpla con el contrato de provisión de la vacuna Sputnik. Para estos fines, las y los columnistas no se privaron de recurrir a fórmulas machistas del siglo XIX.

La línea editorial ante el calendario para los comicios tuvo durante toda la semana rasgos comunes en Clarín, La Nación en Infobae: multiplicación de títulos como «Cristina decide», o «Cristina define», o «Cristina impone», siempre en un contexto de «tensión», palabra reiterada en infinidad de artículos.

Algunos operadores opositores avanzaron más al extremismo, como Van der Kooy, quien insistió en informar que Santiago Cafiero sería candidato bonaerense, la «trampa» ideada por la Vicepresidenta para «apropiarse» de la jefatura de gabinete. Infobae militó el mismo vaticinio.

Desmentido por los hechos, el redactor viajó hacia una hipótesis de hecatombe en la interna oficialista después de noviembre. Lo mismo escribió Morales Solá en La Nación, quien promete a sus incautos lectores un «conflicto institucional» post electoral. Otra vez en Clarín, Kirschbaum dice que tras noviembre comienza el «último tramo» de la experiencia política del Frente de Todos. El jefe de redacción, quién sabe bajo qué tipo de estímulos, viene imaginando la puja por la candidatura de 2023.

Esta gente no tiene miramientos cuando cumple la orden de bombardear al oficialismo y retrocede a fórmulas ultramontanas, en especial para atacar a las mujeres del oficialismo. Morales Solá atribuye la ubicación como cabeza de lista de Victoria Tolosa Paz a la necesidad del presidente Fernández de retribuir al esposo de la candidata el préstamo del departamento en el que vivió hasta ser elegido en 2019.

En cambio, la oposición es puro amor y pura paz, según estos relatos: Santilli bien acompañado en la Provincia, y hasta con un supuesto respaldo remoto de Macri, junto a intendentes que hasta ayer nomás se le oponían y que, mágicamente, resignaron convicciones. Así, el radical Manes aparece como obstáculo, en algunas notas, y como gran esperanza blanca, en otras. En estas diferencias es difícil determinar, por ahora, cuáles son los motivos de unos y otros, aunque González de Clarín parece ser el más complicado, al imaginar al neurólogo en el camino de repetir la epopeya de Alfonsín en 1983, porque “no se anda con chiquitas” y puede encarnar “un fenómeno parecido”.

El dispositivo para ayudar a la oposición en las elecciones se asienta en otras repeticiones, como que el plan de vacunación es un fracaso, el peor de los peores, relato para el cual fue muy explotado el correo electrónico a Rusia de Nicolini.

Además del ataque personal a la asesora, a su trayectoria y su función en el Gobierno, Morales Solá, Roa, Wiñazki, Olivera y otros comentaristas repitieron la acusación de una preferencia “geopolítica” por Rusia y China en detrimento, claro, de los laboratorios estadounidenses. El viernes, Infobae interpretó la respuesta rusa al reclamo de Nicolini como noticia negativa, pero por las dudas acompañó el título catastrófico sobre la Sputnik con dos “novedades” de los buenos resultados con la vacuna de Pfizer.

Las mentiras sobre lo mal que va la vacunación en el país y lo bien que marcha entre los vecinos llevó a estos medios a censurar una declaración pública del gobierno chileno, al que no pueden acusar de pro soviético, cuando anunció públicamente que comprará dosis de Sputnik ante el incumplimiento de Pfizer de los contratos firmados.

Otra carta electoral opositora es, obviamente, la economía, y en especial la inflación, tema en el que el Gobierno no puede alegar ningún acierto ni mérito. Tío Sam hizo su aporte, con un documento del Departamento de Estado llevado al unísono a la categoría de noticia principal. Este texto trae el pliego de reclamos de siempre, no tanto del Gobierno de Washington sino de las corporaciones: pagar menos y salarios y condiciones para que las empresas tengan más “libertad”, con erradicación del «intervencionismo» estatal. No parece algo escrito por «Juan Domingo Biden», sino más bien por Braden.

La propalación del texto contra el gobierno del presidente Fernández convivió con títulos, también repetidos, sobre la evolución del dólar paralelo, otra gran apuesta de los medios opositores. Mientras Morales Solá alienta una devaluación drástica tras las elecciones, Van der Kooy paladea, una vez más, la caída del ministro Guzmán, ahora en noviembre.

Y si para atacar al Gobierno sirve reivindicar a los antivacunas franceses, pues allá vamos: lo escribió el martes Luciana Vázquez en La Nación, para atacar la idea de un pasaporte sanitario, mencionada por el gobierno bonaerense. Detrás de un argumento razonable, cual es que se puede discutir esa exigencia a la ciudadanía si faltan dosis de vacunas, la redactora encuentra «cuestionamientos aceptables» de las y los antivacunas. Echa mano aquí al libreto de los autodenominados libertarios: el impacto de decisiones estatales sobre derechos «individuales». Es decir, a un paso de salir a quemar barbijos en el obelisco, eso sí, con la bandera argentina en una mano.

Otra vez bajo un diseño coordinado, el ministro porteño Quirós se quitó la chaqueta de sanitarista y volvió a asumir su ropaje de agitador larretista, cuando desfiló por medios opositores con la única finalidad de atacar la posibilidad del pasaporte sanitario.

Este retraso político y cultural tuvo facetas aún más revulsivas: la columnista Niebieskikwait la emprendió contra la asesora Nicolini en clave netamente machirula: la carta a Rusia «desnuda» a la asesora de «ascenso meteórico» y que «conquistó» al Presidente. Guyot, en La Nación, también se babeó con la «metáfora» de la desnudez de Nicolini, tanto como Wiñazki de Clarín: «El Presidente y la asesora rusófila y cubanófila se llevan bien y muy bien».

Tal vez no sea posible malicia peor, pero para compensar hay con qué reirse un poco: Morales Solá, en su nota en La Nación, ve a su querido Mauricio Macri imposibilitado de participar de las decisiones sobre las listas de Juntos por el Cambio por su «forzado exilio en Suiza».

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