Cien mil, el número esperado por la oposición mediática

Los medios opositores tuvieron su día tan esperado, el de la llegada del número de cien mil muertos por el covid, para extremar las líneas editoriales contra el gobierno del Frente de Todos. Explotado el hecho trágico incluso con estéticas gráficas similares que copiaron dirigentes de Juntos por el Cambio, ahora la esperanza se orienta a que la cifra repercuta en las encuestas pre electorales.

Otros hechos vinculados a la pandemia y vacunación también son enfocadas en clave contraria al Gobierno, como siempre, y con algunos hitos excepcionales. Los envíos estadounidenses hicieron el milagro de que, ¡por fin!, Clarín, Infobae y La Nación dieran gran visibilidad a la llegada de vacunas, con grandes fotos, hecho alentador que niegan sistemáticamente al público sin son dosis de AstraZeneca, Sputnik o Shinopharm, e incluso las que ya están saliendo de laboratorios nacionales.

Varios columnistas llevaban semanas recordando la frase de 2020 del presidente de Alberto Fernández, en la muy lejana primera etapa de la pandemia, cuando ante la protesta opositora por las restricciones a la circulación dijo que era preferible diez  por ciento más de pobres que cien mil muertos.

La afirmación ascendió a la ennegrecida tapa del jueves de Clarín, estética que también aplicó La Nación aunque en menor dimensión, y que copiaron en plataformas digitales representantes de la oposición política, en la secuencia ya repetida de imitar palabras y enunciados que dictan los medios enfrentados al Gobierno.

Junto a esas tapas de Clarín y La Nación, Infobae encabezó su despliegue del jueves con frases de Macri inspiradas en las fórmulas mediáticas del día y las escoltó con una metralla de títulos que regresaron a consignas ya usadas y que parecen de períodos anteriores, como «falta de vacunas».

No faltó el ocultamiento alevoso de una novedad muy significativa para el presente y el futuro: la aprobación por el laboratorio Gamaleya de la producción de Sputnik en el laboratorio argentino Richmond.

Las y los columnistas de la oposición pasaron, tras la exhibición de las placas negras, a confesar la esperanza por el impacto del número trágico: al asumir que las encuestas preanuncian hasta ahora el triunfo electoral del Frente de Todos en las legislativas, Jacquelin escribió el viernes en La Nación que «algunas mediciones de opinión podrían haber quedado viejas luego de que sobre la espalda y el alma de los argentinos golpeara la noticia de los cien mil fallecidos».

La unanimidad opositora se mantuvo compacta en los títulos y comentarios dedicados a la presentación de la Vicepresidenta en la audiencia por la causa sobre el memorándum de entendimiento con Irán

Con la misma fórmula avanzó Clarín el domingo, en la nota de Van der Kooy, quien expresa expectativas por el «voto bronca» y discute abiertamente con el jefe de Gabinete, por decir que la pandemia habría sido peor para los argentinos si gobernara Mauricio Macri.

El impacto es visto con esperanza también por Kirschbaum, el jefe de redacción de Clarín, cuando dice que es difícil que la vacunación «tape la cifra atroz de muertos». Y, adelantando el trabajo sucio para 2023, le atribuye al Presidente haber llegado a la conclusión de que será candidato a la reelección, «aunque parezca un desatino».

La unanimidad opositora es igualmente compacta en los títulos y comentarios dedicados a la presentación de la Vicepresidenta en la audiencia por la causa sobre el memorándum de entendimiento con Irán. Desde ya que es sabido que sobre Cristina Kirchner no se puede esperar otra cosa, pues es lo que sucede desde hace una década y media.

Son más preocupantes, y no dejan de causar un escalofrío, los ataques del grupo de tareas judicial de Clarín, que tiene a Santoro como cabecilla, contra los jueces del Tribunal Federal que le permitieron hablar a «Ella». Frases lapidarias, de temer, si se recuerda cómo se trata en estas páginas a quienes son tomados como blanco por Santoro, dentro y fuera de los tribunales.

Haciendo los deberes, el precandidato opositor Rodríguez Larreta se sumó a estos enfoques y fue premiado con espacios privilegiados. Para dar prueba de lealtad, dio un paso más y adhirió al relato según el cual la denuncia contra Macri de traficar armas para los golpistas bolivianos es un acto de campaña del oficialismo, como ya lo habían escrito columnistas de estos medios y reiteran prácticamente día a día.

Mil malabares desplegó Tenembaum en Infobae, en su curiosa pretensión de combatir al kirchnerismo, en todas sus variantes, sin que se note. Magnánimo, le concede a la Vicepresidenta que «algunos» de los argumentos que expresó en la audiencia son sólidos. Pero en el remate final de su suelto dominical adhiere a lo ya escrito en los demás medios, cuando dice que «Ella» quedó debiendo explicar si impulsó el memorándum con Irán por «torpeza, ingenuidad o encubrimiento». Y solo antepuso «el relato lacrimógeno de la persecución». Mejor opositor es difícil de conseguir.

Por demás previsibles, también, son todos los despliegues seudoinformativos y de opinión contra Cuba. La condena por las relaciones con ese país y otros igualmente despreciados llega al extremo de negar que Cuba sea víctima de bloqueo, como escribió Berenzstein en La Nación, quien ya lanzado dice que hasta Naciones Unidas se equivoca con esa descripción. Y ya que estamos, la crítica alcanza a las buenas relaciones con Luis Lula da Silva y con México, en lugar de dedicar todo a los «socios naturales».

Hasta estos días, una de las tantas críticas que se publicaban contra el ministro Martín Guzmán era que nunca había logrado dialogar con la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen. Ahora que se reunió con ella, la noticia en clave opositora es algo que no sucedió en el encuentro. Sí, aunque parezca difícil de creer, Bonelli de Clarín convirtió en preponderante el hecho de que Yellen no le preguntó a Guzmán por diferencias entre el Presidente y la Vicepresidenta. No preguntó, escribe, «por delicadeza».

El compromiso mediático con la campaña electoral es tan exigente que incluyó el triunfo de la selección argentina ante Brasil, en el Maracaná. Hubo llamado de atención por el riesgo sanitario en los festejos populares, prevención no aplicada, por cierto, a la protesta de la patronal agraria del 9 de Julio, definida como «multitudinaria»; es decir, que también allí se reunieron multitudes.

Hubo un par de intentos más, compartidos por González de Clarín y Pagni en La Nación, que se ve tienen exactamente la misma fuente: la asistencia del Presidente para saludar a los campeones (que seguro habría obtenido una andanada de críticas bajo rótulos como demagogo y oportunista), se frustró por supuesta negativa de Messi. A González, esta versión sin fuente, como es habitual, le dejó gusto a poco, y dio un paso más: en Casa Rosada vieron que el embajador Scioli sí tuvo fotos con el ídolo, cuando asistió al partido, y entonces los integrantes del elenco presidencial estallaron en «maldiciones».

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