Desenfreno electoralista de la prensa opositora

El último tramo de la campaña hacia las PASO muestra despliegues extremos de los medios opositores en contra del oficialismo: notas que repiten la esperanza en el voto castigo, proyecciones idénticas sobre un desastre gubernamental tras las elecciones, aplausos porque en Juntos por el Cambio todos copian la línea radicalizada de Macri. Y, al dar cuenta de los actos políticos, mostrar solo los opositores.

Esta estrategia editorial incluye no publicar los índices que dan cuenta de reactivación económica y seguir combatiendo a las vacunas y la vacunación, aunque más no sea porque el carnet de la provincia de Buenos Aires tiene colores parecidos a los de Rusia, tema que Clarín puso como prioridad.

Tapas y títulos gemelos abundaron en estos días, como darle impacto nacional al triunfo radical en Corrientes y llamarle «desplante» a la ausencia del Presidente en el acto de la Unión Industrial. También la afirmación, en Clarín, Infobae y La Nación, sobre que el aumento de las acciones argentinas en el exterior se debe únicamente a que el «mercado» espera la derrota electoral del Frente de Todos. Y si no es derrota, será empate, dicen los tres medios. Y si no es empate, será un triunfo «mezquino», «estrecho», «amargo», dicen también estos tres medios.

Como lo había escrito Kirschbaum, jefe de redacción de Clarín, el domingo 29 de agosto, Morales Solá en La Nación repitió que Cristina Kirchner tomará el control del Gobierno, olvidándose ambos de que ya habían escrito varias veces, desde diciembre de 2019, que «Ella» controla todo. Infobae propaló este mismo relato y Bonelli lo repitió en Clarín el viernes 3. Todos trabajan, a la vez, en el desgaste del ministro Guzmán, como vienen haciéndolo desde la renegociación de la deuda.

La hipótesis más pesimista en la que también coinciden es la de un triunfo oficialista por entre cuatro y cinco puntos, pero la admiten junto a especulaciones sobre «apatía», “bronca”, «indiferencia», «hartazgo» del electorado. Así, los títulos del lunes 13 de septiembre están ya diseñados.

Hay varios extremos hilarantes, por no decir lastimosos, en estos genios del análisis político, como el caso de Roa en Clarín, quien se regodea con la idea de la apatía aunque tras cartón habla del «obligado interés» de la población.
Otro lo ofreció el domingo 5, también Clarín: destinó una página, la nueve, a la cobertura del «último sábado de campaña» mediante fotografías. El lugar estelar y el espacio más grande es ¡obvio! para Larreta y Vidal. Siguen Manes, Randazzo, y hasta Bodart, entre otros, pero al gran diario argentino se le olvidaron todos los candidatos del Frente de Todos.

La manipulación de las noticias incluyó además invisibilizar la amenaza más o menos indirecta de Macri, en su abandono de la máscara de republicanista para ponerse la de patotero: «o cambian o se van». Este hecho solo fue presentado una vez que el expresidente replicó a las críticas que recibió por el exabrupto.

Es que hay columnistas que están de acuerdo con él: Morales Solá festejó en La Nación que al final los supuestos «moderados» del macrismo, que en teoría son Larreta y Vidal, adoptaron los tonos extremistas de quien, dice este pensador, «fue llamado» a la campaña después de que algunos habían querido «jubilarlo». Fioriti convalidó en Clarín con las frases «Macri ganó aire» y «desaparecieron las palomas».

No obstante, estos medios la cuidaron con esmero a la exbonaerense Vidal: la confirmación de su aberrante clasismo, expresado esta vez en torno del consumo de marihuana en un barrio acomodado y uno pobre, pasó muy fugazmente por títulos y noticias.

El festejo de 2020 en la quinta de Olivos no tuvo en estos días la presencia excluyente de semanas pasadas en los medios opositores, aunque hay varias expresiones de esperanza porque la causa llegó a tribunales federales de San Isidro.

La ilusión, expresada por la banda de judiciales que dirige Santoro en Clarín, por uno de los Wiñazki y Van der Kooy en ese diario, y por Rodríguez Niell en La Nación, es que reclame el expediente Sandra Arroyo Salgado. Es la jueza estrella de la escudería Stiuso, quien dio evidencia de su catadura moral al arrastrar a sus hijas a actos políticos opositores en los días del suicidio de su exesposo, el fiscal Nisman, cuando la derecha nacional e internacional montó la maniobra para derrumbar a Cristina Kirchner.

En medio de esa espera ansiosa, Infobae encontró «méritos« en el juez de San Isidro Lino Morabelli, que de momento tiene la causa: publicó que es lejano al «garantismo»; es decir el respeto a los derechos procesales que tanta repulsión le causa al conservadurismo.

La campaña electoral exige imaginación, y por eso Van der Kooy creó en Clarín una nueva categoría política: las «miradas de reojo» del kirchnerismo al Presidente. Lo escribió el miércoles 31 y, convencido de la genialidad, lo repitió el domingo.

En la senda del racismo de Vidal, el columnista político principal del Clarín habla también de un desventurado Presidente que quiso visitar Entre Ríos pero «debió conformarse con Chaco».

El único exponente del oficialismo receptor de amabilidad es Sergio Berni. Lo aplaudió González de Clarín por haber hablado de «Olivosgate», la figura inventada por la oposición mediática para explotar mejor los hechos en la quinta de Olivos. En el mismo diario lo elogió Van der Kooy, mientras Morales Solá se congratula con él por el «sentido común» de mantener activo su combate a la ministra Frederic.

Como ocurre desde 2020, siguen las estocadas con títulos, novedades o simples inventos para desacreditar a las vacunas que se aplican en el país.

Por una vez en la vida, Clarín parecía reconocer el lunes un objetivo alcanzado por el Gobierno: siete millones de segundas dosis aplicadas durante agosto. Pero votos son amores, y así el redactor Sigal agregó el «pero» capaz de revertir la buena noticia: las segundas dosis que faltan.

En tren de creatividad electoral, la redactora Hartmann buscó el primer lugar del podio: muestra que la provincia de Buenos Aires usa en los carnets y puestos de vacunación colores parecidos a los empleados en Rusia. Toda una «investigación» en busca de la «conexión rusa», por no decir comunista, del gobernador bonaerense, puesto bajo la peor sospecha con este título: «¿Por qué la gráfica de las campañas de vacunación de Putin y Kicillof son parecidas?».

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