¿Slim desembarca para competir con Clarín?

La semana pasada, entrevistado en el programa Minuto Uno de C5N, el presidente Alberto Fernández dijo que la multiplicación de voces en el sistema mediático se puede lograr aplicando los mecanismos de defensa de la competencia y del consumidor, sin necesidad de una nueva ley de medios. También confirmó que Carlos Slim (Claro, Televisa) desembarca para competir con Clarín. Más corporaciones al servicio del lucro parece ser la fórmula el Gobierno para ponerle freno al grupo que lidera Héctor Magnetto.

Carlos Slim y Alberto Fernández

Ciertamente, no es la primera vez que Fernández opina que basta con aplicar los mecanismos de defensa de la competencia y del consumidor para democratizar la comunicación. Durante la campaña electoral —en la que escasearon las definiciones relacionadas con las políticas de comunicación— el entonces candidato del Frente de Todos (FDT) hizo polémicas declaraciones. En una entrevista realizada por Martín Piqué para Tiempo Argentino. Fernández dijo: «Si el Grupo Clarín tiene alguna posición dominante o alguna posición paramonopólica o cuasimonopólica, se resuelve con las leyes de Defensa de la Competencia y de Defensa del Consumidor. Y esas son las leyes que tenemos que utilizar para ver si el Grupo Clarín incumple algunas de esas cosas. Pero no se resuelve eso con la ley de medios. La ley de medios puede ser una gran herramienta si es que queremos multiplicar voces, y si queremos promover algo que, recuerdo, en esencia es un negocio. Porque ese fue uno de los errores de la Ley. Cuando la Ley dice que un tercio del espectro debe estar en manos de ONG y de entidades sin fines de lucro. Porque no podés dejar en manos de una entidad sin fines de lucro un proyecto comercial. No es posible eso». Y agregaba que con él la guerra mediática terminaría.

El mensaje para Clarín estaba claro, buscaba abrir una vía de negociación. Su afirmación de que la comunicación es en esencia un negocio y la justificación que ofrece, además de su ninguneo a ley de medios, levantó una dura polémica con Graciana Peñafort.[i]

Pero ahora que el «periodismo de guerra» no baja las banderas y que Clarín desafía al gobierno diariamente «imponiendo su poder a garrotazo limpio», como él mismo Fernández dijo, se busca ponerle un freno al Grupo Clarín con más corporaciones al servicio del lucro privado. Cabe recordar que la empresa de Slim mantiene una disputa con Cablevisión/Telecom y quiere aumentar sus negocios en el país.

El lunes 8 de marzo, entrevistado en el programa Minuto Uno de C5N, Fernández reiteró sus declaraciones de mayo de 2019: la multiplicación de voces en el sistema mediático se puede lograr aplicando los mecanismos de defensa de la competencia y del consumidor, sin necesidad de una nueva ley de medios. «Lo que nosotros tenemos que hacer es multiplicar las voces y para eso hay un montón de remedios que no necesitan una ley de medios. La defensa de la competencia, la defensa del consumidor son mecanismos que permiten multiplicar voces», dijo ante la consulta sobre la posibilidad de debatir una nueva regulación de medios de comunicación audiovisual. Después vino el anuncio que el grupo Claro, propiedad del magnate mexicano Carlos Slim, ampliará sus operaciones en la Argentina para ofrecer servicio de triple play y competir con Clarín.

Está claro que las negociaciones del gobierno con Clarín nunca llegaron a buen puerto, que no consiguió torcer la línea de Gran Diario Argentino y que —como antes lo hizo el kirchnerismo— ahora necesita construir discursivamente a un enemigo para confrontar, descargar errores propios y justificar la aplicación de la ley de Defensa de la Competencia para reducir el poder de fuego del grupo que conduce Héctor Magnetto acrecentando las capacidades de sus competidores.

Algunas conclusiones finales:

  1. El anuncio del desembarco de Slim en la Argentina con el apoyo del gobierno muestra que, después de negociar y perder con Clarín, Fernández no está dispuesto a confrontar con el sector corporativo de los medios de comunicación construyendo poder con los sujetos de la comunicación popular y la sociedad.
  2. Fernández aplica al problema de la concentración mediática una regulación económica general, como si la comunicación o la información fuesen lo mismo que la compra de alimentos, las tarjetas de crédito o la soja. En otras palabras, no está dispuesto a aplicar una regulación sectorial que pudiera ser beneficiosa para la democratización de la comunicación.
  3. Seguramente, tanto Clarín como Claro harán muy buenos negocios en el estratégico sector de las telecomunicaciones a costa de sus usuarios y trabajadores. Y algo más, Slim es el Magnetto mexicano.
  4. El argumento que la democratización de las comunicaciones se puede lograr con los mecanismos de defensa del consumidor y de la competencia provoca más dudas que certezas teniendo en cuenta el desempoderamiento en que dejó el Estado el gobierno anterior y lo poco que se hizo luego para revertir esa circunstancia.
  5. Esta jugada de Fernández, que reproduce una mirada mercantil de la comunicación, apuesta por la alianza con empresarios «amigos» que, más tarde o más temprano, terminará en una traición y en un despilfarro de fondos públicos, como sucedió con Spolsky. Como Cristina Kirchner antes, el problema no son los instrumentos sino el modelo de comunicación.
  6. Y hablando de modelo, estos movimientos ponen en evidencia la ausencia de una mirada estratégica en materia comunicacional.  

Por otro lado, llama la atención y genera interrogantes que un gobierno que tiene a los sectores populares como su principal interlocutor político no tenga en cuenta la sostenibilidad de la comunicación popular y comunitaria, que debería ser determinante para que la acción comunicacional oficial alcance a esos ciudadanos entendidos como públicos prioritarios para la gestión y la política. Es decir, efectivizar desde el territorio el derecho humano a la comunicación y limitar el escenario de alta concentración mediática e imposición de agenda única, que invisibiliza las problemáticas de amplios sectores de la sociedad. Sin embargo,

Para terminar, la información oficial acerca de los gastos en publicidad estatal durante los primeros once meses de 2020 (falta conocer los números de diciembre) muestra que el conglomerado dirigido por Héctor Magnetto ha sido, otra vez, el más beneficiado con $ 624.500.000 y que los medios cooperativos o alternativos no recibieron fondos significativos, a excepción de Tiempo Argentino, como señalan Santiago Marino y Agustín Spada.

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Marcelo Valente

Comunicador y periodista. Editor de Esfera Comunicacional.

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