TikTok, otro caso de hipocresía y extorsión en EE. UU.

Foto de Josh Rose en Unsplash

El presidente Joe Biden promovió y firmó una ley para que el gigante chino de redes sociales ByteDance venda la aplicación TikTok en un plazo de un año o será prohibida en las tiendas de aplicaciones y los servidores localizados en Estados Unidos, lo que haría imposible descargarla o acceder a sus contenidos desde ese país. Ayer, la compañía presentó una denuncia en la que plantea que el ultimátum es inconstitucional, y tanto la propia empresa como organizaciones de derechos civiles, personalidades y usuarios de a pie se han manifestado en rechazo a este golpe contra la libertad de expresión.

La embestida de Washington contra TikTok se remonta a 2020, cuando esta plataforma se convirtió en fenómeno global y comenzó a desplazar a las redes sociales dominantes, sobre todo entre el público joven. Desde entonces, legisladores y funcionarios estadunidenses han insistido en que su uso representa un peligro de sustracción de datos y espionaje del gobierno chino. Al contrario de la documentada colaboración de Google, Meta (propietaria de Instagram, Facebook y WhatsApp, entre otras) y demás gigantes tecnológicos con autoridades y agencias de espionaje de la superpotencia, no se ha presentado ninguna prueba de que ByteDance abra sus datos a Pekín. Además, esta preocupación quedó resuelta con el almacenamiento de todos los datos generados en Estados Unidos en servidores alojados en esa misma nación, medida que TikTok tomó bajo presión de la Casa Blanca y que le costó más de U$S 1.500.000.000

Está claro que los argumentos sobre la seguridad nacional y la salvaguarda de la información de los ciudadanos es mera retórica propagandística. En los hechos, la hostilidad contra ByteDance puede rastrearse a tres vertientes principales: la económica, la tecnológica y la de control del discurso. En el primer aspecto, se inscribe en la guerra comercial desatada por el expresidente Donald Trump con el expreso propósito de contener el crecimiento de la economía china y revertir el déficit en la balanza de pagos de bienes —no así de servicios— contraria al país norteamericano. En lo tecnológico, es parte de los manotazos de Washington para detener los avances chinos en cada vez más rubros. En su desesperación al verse rebasado por el gigante asiático, Estados Unidos recurre a todas las formas de coerción a su alcance, con las sanciones y las restricciones comerciales como mecanismos centrales. Debe recordarse que el ataque contra TikTok no es una excepción, sino parte de un patrón que se hizo visible con el veto contra Huawei, líder mundial en sistemas de telefonía móvil, y ha continuado con la guerra de los chips, la batería de acciones dirigidas a impedir que China fabrique o adquiera semiconductores de punta.

En cuanto al control del discurso, debe notarse que TikTok es la única red social de alcance mundial que no se originó en Estados Unidos ni tiene dueños de esa nacionalidad, por lo que no forma parte del aparato de difusión hegemónica que las clases dominantes estadunidenses tienen en sus plataformas digitales y medios de comunicación. En este sentido, es necesario reconocer que Pekín tiene una actitud simétrica: el público chino no puede acceder a Google, Facebook ni otros sitios de Internet que, a juicio de las autoridades, pueden convertirse en vehículos de subversión y penetración de agentes extranjeros. La diferencia radica en que Pekín no va por el mundo calificando el desempeño de otros Estados en materia de derechos humanos, democracia y libertad de expresión ni mucho menos derrocando gobiernos para imponer regímenes amigables con el libre comercio, mientras Washington se declara campeón de todos estos ideales que, según se confirma ahora, sólo defiende a su conveniencia.

Más allá de exhibir de nueva cuenta la hipocresía estadunidense, ni la venta ni la prohibición de TikTok en ese país pueden traer saldos positivos. Por el contrario, implican daños al comercio, la economía, el desarrollo y la libertad de expresión. Si China responde a esta provocación, se caerá en una escalada de sanciones de consecuencias económicas cuya magnitud es incalculable, pero sin duda resultarán sumamente costosas, sobre todo para Estados Unidos.

Fuente: La Jornada de México


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TikTok por la libertad

POR SEBASTIÁN ONOCKO | Diario Judicial «No violar la primera enmienda» eso fue lo que solicitó la empresa china ByteDance, propietaria de la popular aplicación TikTok en la demanda presentada esta semana contra el Gobierno de los Estados Unidos, que con un reciente proyecto de ley busca obligar al gigante de los videos cortos a vender su aplicación o enfrentar una prohibición total.

El caso que hace tiempo viene en discusión en el país del norte, enfrenta justamente dos valores primordiales para los ciudadanos estadounidenses , «la libertad de expresión o la seguridad nacional», lo que divide a la opinión pública, en tanto muchos no consideran que realmente exista un riesgo por permitir que la aplicación funcione en territorio estadounidense.

Para TikTok, «por primera vez en la historia, el Congreso ha promulgado una ley que somete a una única plataforma de expresión a una prohibición permanente a escala nacional, e impide a todos los estadounidenses participar en una comunidad en línea única con más de mil millones de personas en todo el mundo”.

La iniciativa “H.R. 8038” Incluye en su «División D» el título Protecting Americans from foreign adversary controlled applications act (Ley de protección de los estadounidenses frente A las aplicaciones controladas por adversarios extranjeros) donde dispone que será ilegal que una entidad «distribuya, mantenga o actualice” una de esas apps, cuyo texto incluye específicamente a ByteDance Ltd y TikTok.

Los abogados de la plataforma señalan que la ley es inconstitucional al punto tal de que sus propios autores lo reconocen al tratar de ocultar la prohibición total con una falsa alternativa, que se traduce en «desprenderse del negocio de TikTok en EE.UU. o cerrar”.

 La «desinversión cualificada» exigida por la Ley para permitir que TikTok siga operando en los Estados Unidos simplemente no es posible: ni comercialmente, ni tecnológicamente, ni legalmente. Y, desde luego, no en el plazo de 270 días que exige la Ley, indicaron.

Esta situación fue explicada al gobierno estadounidense en repetidas ocasiones, indican en el texto de su reclamo, lo cual los deja con un final adelantado «No hay duda: la Ley obligará a cerrar TikTok el 19 de enero de 2025, silenciando a los 170 millones de estadounidenses que utilizan la plataforma para comunicarse de un modo que no puede reproducirse en ningún otro lugar».

Incluso si la desinversión fuera posible «la ley seguiría siendo una extraordinaria e inconstitucional afirmación de poder» afirman en su escrito, puesto que daría poder al Congreso de decidir invocando la seguridad nacional que cualquier editor de un diario o un sitio web pueda sea forzado a vender para evitar ser cerrado.


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