Objetivo noviembre: la oposición mediática acelera a fondo

El proyecto de cambio de gobierno tras las legislativas de noviembre ya es propalado con descaro por la prensa opositora, que pasó de sugerencias relativamente cautelosas a un planteo indisimulado. Con proyecciones y rumores sin fuente, el poder mediático está a un paso de reponer aquel título «Todo está dicho», que en 1976 abrió paso al terrorismo de Estado.

El plan que adelanta dos años el cronograma electoral parte de un relato una vez más unánime en títulos, notas y comentarios de Clarín, Infobae y La Nación: el resultado de noviembre será para el oficialismo igual o peor que el de las PASO, todas las medidas del Gobierno llevan a una catástrofe y el presidente Alberto Fernández es apenas un «fantasma».

Este intento por la recuperación anticipada del poder político se nutre de comparaciones arbitrarias con los acontecimientos de 2001 y la salida de Fernando de la Rúa, aunque con el cuidado de no recordar jamás las decenas de víctimas causadas por la represión.

Al Frente de Todos le irá peor en noviembre, publicó el martes La Nación, en un artículo en el que dice que «todas las encuestas» lo presagian, aunque luego cuenta solo con una. Y si no sucediera así, será por mero clientelismo y las «prácticas populistas».

Como viene ocurriendo, la oposición política es furgón de cola de este ataque institucional, al oponerse a la sesión de la Cámara de Diputados. Acontecimiento muy festejado en portada de La Nación, con el título Máximo Kirchner no logró sesionar en Diputados.

También en Clarín, con tono igualmente encendido, en nota de González: La oposición quebró al kirchnerismo y, al no sesionar la Cámara baja, «comenzó a escribirse una nueva historia en la política argentina».

Para que la mesa esté bien servida, Bonellí agregó el viernes a Tío Sam: en la Casa Blanca están preocupados «por la gobernabilidad» en la Argentina. El mismo día, Laborda en La Nación fue más brutal, aunque también se puede decir menos cobarde: habla de unos «círculos empresariales, políticos e intelectuales» que no descartan «la renuncia anticipada de Alberto Fernández». Complementa con referencias a las crisis institucionales de 1989 y 2001 aunque sin alcanzar los estándares módicos de Wikipedia.

También para reproducir el discurso dispuesto para todo el dispositivo editorial opositor, Olivera apela el sábado a La Nación a «un sindicalista» que dice que la situación actual del Gobierno «parece la transición entre una administración y la siguiente».

En esta carrera alocada por golpear queda como otro hito el titular del miércoles en Clarín, que presentó la renuncia de Highton de Nolasco como la pérdida del «único voto» del Gobierno en el tribunal de la suprema desvergüenza. La obsesión por empujar al oficialismo puso al desnudo la inmoralidad de la dinámica del poder en la Corte, ya que el título fue casi una confesión. Se dio cuenta de ello el domingo Morales Solá, que llama indirectamente a sus cómplices a la calma: Highton está enferma, dice, dejémosla tranquila, pero sobre todo proclama que la Corte funcionará bien. Parece en suma más consciente de que el dispositivo opositor tiene en la Corte una pieza útil y que, por lo tanto, hay que cuidarla un poco más.

Por supuesto, no hay «periodista independiente» que se prive de embestir a los jueces que declararon la inexistencia de delito en el memorándum de entendimiento con Irán.
Roa y Cappiello, Letjman y Gambini, Morales Sola y Wiñazki y Jacquelin y la gavilla de judiciales de Clarín, todos sueltan su verbo contra los jueces. Infobae y Clarín explicaron con más claridad cuál es el factor determinante de esta rabia: el poder al que sirven se ve privado de la escena que tanto buscó, Cristina Kirchner en audiencias televisadas a todo el mundo, acusada de encubrir un atentado atribuido al régimen iraní.

También sigue recibiendo metralla el juez de Dolores Martín Bava, por su osadía de citar a indagatoria a Macri en la causa del espionaje a los familiares de las víctimas del submarino ARA San Juan. En esto, títulos y opiniones insumen las mismas palabras e interpretaciones que las que expresa el expresidente.

La posibilidad de que el peronismo pueda revertir al menos en parte el panorama de las PASO es algo que estos medios no pueden tolerar. Por eso el domingo 10 Van der Kooy se lanza en Clarín a descalificar anticipadamente la movilización anunciada para el 17 de Octubre. Será un «previsible acto peronista», escupe. Y para que no queden dudas de su condición de «periodista independiente», completa que ese acto no podrá compararse con la «épica» con la que Macri logró el cuarenta por ciento de votos en 2019.

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