Los robots también son periodistas

De manera silenciosa y sin que los lectores advirtamos su presencia, el algoritmo redactor se infiltró sigilosamente en nuestra vida. Así es, los robots periodistas ya están entre nosotros, marcando un punto más en la evolución histórica de la digitalización y en la transformación de nuestro mundo.

Los avances en robótica y en inteligencia artificial (IA) están cambiando poco a poco la forma de trabajar, de manera que surgirán nuevos puestos de trabajo relacionados con estas tecnologías, pero también desaparecerán otros empleos. Ahora bien, la automatización no amenaza solo al trabajo manual industrial. El temor que los robots sustituyan a los humanos en sus profesiones es una realidad en numerosas industrias a la que no escapa la industria cultural. De hecho, las técnicas del big data ya comenzaron a «colonizar» baluartes como el periodismo con la robotización del trabajo periodístico vía algoritmos que rastrillan la web en busca de información (resultados deportivos, opiniones de usuarios sobre películas, restaurantes y libros) y confeccionan reseñas.

En su libro La revolución silenciosa. Como los algoritmos transforman el conocimiento, el trabajo, la opinión pública y la política sin hacer mucho ruido Mercedes Bunz dice que «la digitalización avanza efectivamente sobre las capas medias, amenaza a los empleados con buena formación, o por lo menos pone en tela de juicio su competencia más importante: la experticia (…). Una vez vencidos el hambre, el frío y la falta de higiene en las sociedades occidentales, hay que decir que ahora la nueva desgracia es el miedo. Y se relaciona casi siempre con el puesto de trabajo». En otras palabras, se equivocan los que piensan que los robots solo pueden eliminar puestos de trabajo que exigen una baja cualificación, como las tareas de los operarios en las cadenas de montaje.

Un ejemplo del profundo cambio que se avecina son los programas capaces de redactar crónicas deportivas o análisis financieros de empresas. Desde hace dos años la agencia EFE genera noticias redactadas por un robot llamado Gabriele que son difundidas entre todos los medios abonados al servicio. Gabriele puede escribir una noticia con muchísima más exactitud y rapidez que un humano.

Ciertamente, se puede discutir sobre la calidad de los textos de los robots periodistas, pero no sobre el hecho de que aquí se está automatizando una técnica cultural de la que los humanos disponíamos hasta ahora en forma exclusiva: redactar un texto y, por lo tanto, también redactar una historia. «Las máquinas de la revolución industrial automatizaron el trabajo humano, mientras que los algoritmos de la revolución digital nos asisten en el conocimiento», apunta Bunz.

A propósito del trabajo de los robots periodistas, investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha han preguntado a 145 periodistas por la calidad de una noticia sobre Apple redactada por Gabriele. Sus respuestas fueron sorprendentes: ocho de cada diez están «totalmente de acuerdo» con la sintaxis empleada en el texto, y seis de cada diez consideran que la coherencia en la exposición de las ideas es la correcta. Detrás de Gabriele está la empresa española Narrativa, que cuenta también con profesionales de comunicación que ayudan al robot a aprender a hablar con un lenguaje natural.

Las críticas, casi unánimes, estuvieron referidas a la ausencia de diversidad de puntos de vista y la falta de contexto e interpretación. Es qie los robots periodistas redactan con una rapidez y una capacidad analítica sin competencia, y resuelven de manera eficiente noticias que se limitan a difundir datos: los resultados de un partido de fútbol y una bajada brusca del índice bursátil, por ejemplo.

De manera silenciosa y sin que los lectores advirtamos su presencia, el algoritmo redactar se infiltró sigilosamente en nuestra vida. Los robots periodistas ya están entre nosotros, marcando un punto más en la evolución histórica de la digitalización y en la transformación de nuestro mundo. La profesión periodística debería reflexionar sobre la necesidad de advertir si una noticia ha sido redactada o no por un robot. El lector tiene derecho a saber quién ha tratado los datos y a poder decidir si confía más en un humano o en una máquina para estar informado.

Algoritmo y bots aplicados al periodismo. El caso de Narrativa inteligencia artificial

Desde hace ya un tiempo leemos en medios de comunicación piezas periodísticas que no proceden de la computadora de un periodista, sino de robots. Son más rápidos, precisos y tienen mayor capacidad analítica. Sin embargo, todavía requieren del aprendizaje por parte de los humanos.

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Marcelo Valente

Comunicador y periodista. Editor de Esfera Comunicacional.

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