Inteligencia artificial, el trabajo y los trabajadores
Con esta nota se completa la serie iniciada con Inteligencia artificial y trabajo: un desafió para los sindicatos y continuada por Una propuesta para avanzar en la gobernanza de los algoritmos y la inteligencia artificial en el mundo del trabajo. En conjunto, estas tres entregas aportan una mirada que ayuda a vislumbrar la complejidad y la importancia de un asunto que constituye uno de los grandes desafíos que tenemos como sociedad y que requiere del protagonismo de los sindicatos, tanto para que los trabajadores permanezcan en el mercado laboral como para proteger sus derechos.
Los riesgos del solucionismo tecnológico, que ignora las consecuencias sociales de la automatización, sumado a la ausencia de regulaciones adecuadas y la entrega de recursos naturales podrían configurar un marco político propicio para, inteligencia artificial (IA) mediante, consolidar un modelo económico en el que una minoría concentre el desarrollo y se beneficios de la tecnología, mientras la mayoría sufre el deterioro de sus condiciones laborales.
En el contexto argentino, donde el desempleo y la informalidad siguen siendo desafíos estructurales, la implementación de IA sin una estrategia inclusiva y soberana podría generar una mayor desigualdad y profundizar el colonialismo digital. Sin embargo, si se diseñan políticas de acceso a la educación digital y se fomenta la innovación y producción local, la IA también puede convertirse en una herramienta para mejorar la calidad del empleo y aumentar la competitividad del país y producir soberanía tecnológica.
Con base en la proporción de tareas susceptibles de ser automatizadas, el informe Impacto de la inteligencia artificial generativa en el empleo asalariado registrado del sector privado: diagnóstico y respuestas de política producido en diciembre de 2023 por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social realiza una evaluación preliminar sobre el impacto de los Modelos de Lenguaje a Gran Escala (LLM) en el mercado laboral y —considerando la proporción de tareas susceptibles de ser automatizadas— calcula la vulnerabilidad de diversas ocupaciones al riesgo de automatización gestionado con IA.
Los resultados indican que el 54 % del empleo formal en el sector privado, equivalente a aproximadamente tres millones de empleos, se encuentra en ocupaciones donde al menos la mitad de sus tareas podrían ser ejecutadas por IA generativa. Además, se observa que la mayoría de las actividades en el mercado laboral asalariado se ven complementadas por los LLM, lo que sugiere un potencial aumento en la productividad laboral. Aunque estas proyecciones asumen una adopción total de los LLM, la realidad se verá influenciada por la inversión en innovación, la reestructuración de la producción y el trabajo, así como por las políticas públicas instrumentadas para facilitar la transición del mercado laboral hacia una nueva era basada en el uso intensivo de la IA.
Este escenario tendrá repercusiones directas en las múltiples dimensiones que definen al trabajo humano, entre las cuales se encuentran las competencias y habilidades requeridas por el sector productivo, las condiciones laborales y la relación de fuerza entre el trabajo y el capital. En este contexto, los modelos de lenguaje a gran escala son aplicaciones avanzadas de la IA capaces de entender y generar lenguaje humano. Son especialmente útiles para tareas relacionadas con texto (minería de textos), como traducción, redacción, resúmenes y respuestas a preguntas. Además, pueden automatizar o complementar tareas realizadas por humanos, mejorando la eficiencia y productividad en ciertos procesos. Al trabajar en colaboración con las personas, permiten que los profesionales se enfoquen en aspectos más creativos y complejos de su trabajo.
En el siguiente gráfico, el informe, presenta los primeros resultados referidos a la incidencia de la IA en los puestos de trabajo registrados del sector privado, considerando la proporción de las tareas que se encuentran expuestas por la IA dentro de cada ocupación. Allí se observa que el 54 % del total del empleo formal privado cuenta con ocupaciones que presentan la mitad o más de sus tareas como potencialmente expuestas a la IA generativa. Por otro lado, se advierte que el 38 % del empleo formal privado son ocupaciones que presentan, como máximo, solo un 10 % de tareas expuestas a la IA. Este grupo representa a 2.100.000 puestos de trabajo formales.
En este contexto, se puede afirmar que la IA generativa (en particular los modelos LLM) tendrían la capacidad de sustituir y de asistir a un elevado número de tareas que configuran las ocupaciones de una proporción significativa del empleo registrado privado.

En el siguiente cuadro del informe se presentan los porcentajes del empleo registrado que se encuentran en cada categoría y su respectiva desagregación según grupo ocupacional. Se observa que la proporción de los puestos de trabajo que serían completamente sustituidos de manera directa por la introducción de la IA generativa asciende al 22 %. Se trata de unos 676.000 puestos de trabajo en empleos de oficina. El porcentaje de puestos de trabajo en la categoría de sustitución parcial es del cuatro por ciento del total del empleo formal privado (129.000 puestos de trabajo). Esta categoría se explica por el segmento de trabajadores de comercio, los servicios y vendedores de comercio y mercados (nueve por ciento) y, en menor medida, por las ocupaciones profesionales, científicas e intelectuales y las técnicas y profesionales de nivel medio (dos y ocho por ciento, respectivamente).

La categoría que encuadra a la mayor proporción de puestos de trabajo formales es la de «complementariedad», donde el 71 % del total del empleo formal cuenta con un gran número de tareas que la IA facilitará o potenciará, lo que redundará en un incremento de la productividad. Esta categoría se compone, en su mayoría, de empleados de oficina (41 %), profesionales de ciencias e intelectuales (21 %), empleados de servicios y vendedores de comercios y mercados (21 %), así como técnicos y profesionales de nivel medio (11 %). Finalmente, las ocupaciones con complementariedad parcial componen el dos por ciento del total de empleo más expuesto a la IA generativa, lo que representa aproximadamente 72.000 puestos de trabajo. Entre estas familias de ocupaciones, se destacan las ocupaciones profesionales, científicas e intelectuales (79 %) y las de dirección (11 %).
El incipiente impacto en el mercado laboral argentino no está fuera de sintonía con el desarrollo global sobre la modificación de los procesos laborales y los trabajadores digitalizados. La automatización de las líneas de producción tradicionales y la vigilancia laboral configuran condiciones que necesariamente deberán estar contempladas en los convenios colectivos, así como el acuerdo y la participación sindical en la incorporación de estas tecnologías en el sector económico y social del trabajo.
ILIA 2024
El Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA), desarrollado de manera conjunta por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Centro Nacional de Inteligencia Artificial (Cenia) de Chile, evalúa la preparación de diecinueve país de la región en tres dimensiones clave: Factores Habilitantes, Investigación, Desarrollo y Adopción, y Gobernanza. Estas dimensiones abarcan la infraestructura tecnológica, el desarrollo de talento humano y los marcos de gobernanza necesarios para integrar la IA en las economías nacionales. A pesar del progreso notable de los países mejor posicionados, el informe destaca los desafíos que la región aún enfrenta, especialmente en la retención de talento en IA y la construcción de marcos de gobernanza sólidos que apoyen la innovación.
Chile lidera el ranking con 73,07 puntos de cien posibles, seguido por Brasil (69,30) y Uruguay (64,98). Estos países, junto con otros destacados en el desarrollo de IA, han implementado estrategias nacionales sólidas enfocadas en la integración de tecnologías de IA en diversos sectores. Sin embargo, muchos otros países de la región se encuentran significativamente rezagados. El índice proporciona datos cruciales para que los responsables de políticas puedan abordar estas brechas y formular estrategias efectivas que impulsen la innovación y el crecimiento económico.
El estudio —que establece tres dimensiones: factores habilitantes; investigación, desarrollo y adopción; y gobernanza— revela datos cuantitativos y cualitativos que permiten identificar logros, brechas y oportunidades de mejora, sobre cómo avanzar y qué hojas de ruta podrían tomar los países para progresar en torno a la IA. A partir de la conjugación de las dimensiones mencionadas, un punto clave es el indicador del grado de madurez de los países en su proceso de adaptación a la IA, Así, el llamado Porcentaje total ILIA los clasifica en tres categorías: Pioneros, Adoptantes y Exploradores, calificativos que se otorgan por la cantidad de puntos conseguidos entre cero y cien.
Los únicos países que aparecen como Pioneros son Chile, con 73,07 puntos; Brasil y Uruguay. Según el informe, estas naciones «destacan por sus esfuerzos en varias áreas clave: infraestructura tecnológica, desarrollo de talento especializado, productividad científica y capacidad de innovación».
Estos países han avanzado en la implementación de tecnologías basadas en la IA y orientan sus estrategias hacia «la consolidación y expansión» de esa herramienta en todos los sectores de su economía y sociedad. «El esfuerzo de los pioneros está dirigido a llevar sus capacidades al siguiente nivel, estableciendo nuevos estándares y modelos para la adopción de IA».
En la lista de países Adoptantes, calificados como aquellos «que han comenzado a integrar la IA en diversos sectores de su economía y sociedad, pero que aún no alcanzan una posición de liderazgo», están ocho: Argentina (55,77), Colombia (52,64), México (51,40), República Dominicana (46,85), Perú (45,52), Costa Rica (43,63), Panamá (37,48) y Ecuador (34,59).
El estudio indica que estos países utilizan la IA «en los sectores productivos, servicios y administraciones públicas, pero de manera incipiente». Sin embargo, en el ámbito de la investigación, «han logrado avances significativos», aunque todavía no al nivel de los pioneros.
En lo que respecta a políticas de fomento, los ocho adoptantes desarrollan estrategias y muestran «disposición para invertir y colaborar con otros Estados para fortalecer sus capacidades».
Por su parte, en la categoría de Exploradores se encuentran los ocho países restantes: Jamaica (32,38), Venezuela (31,52), Paraguay (31,05), Cuba (27,96), Bolivia (26,00), Guatemala (25,90), El Salvador (25,74) y Honduras (23,73).
El análisis señala que estas naciones desarrollan «capacidades básicas» y usan la IA de forma limitada. Además, «carecen de una comunidad de investigación consolidada». Sin embargo, son países que comienzan «a impulsar políticas públicas preliminares» para fomentar su uso y dan «sus primeros pasos hacia la integración de la IA».
Desempeño
El informe revela que, aunque el desempeño de los tres países calificados en el informe como pioneros se puede calificar como robusto, en su generalidad la región muestra altibajos y rezago en la adaptación y uso de la IA.
En infraestructura, por ejemplo, la región tiene un desarrollo ILIA de 43,12 puntos; mientras que en la preparación de talento humano apenas llega a 39,71.
En conectividad, la región muestra un promedio de 57,12; mientras que la cobertura de redes móviles alcanza 92,96 con una velocidad promedio de descarga de 36,42. Las suscripciones activas de banda ancha móvil están en 65,21 y las de banda ancha fija en 71,72.
Con respecto a la población que usa internet, la región tiene un promedio de 75,79, con una proporción de hogares con acceso a la red de 61,01. En el caso de hogares con computadoras tiene 29,25 puntos, mientras que el acceso a teléfono inteligente es de 32,68.
Y en la implementación de redes 5G, que mejoran la velocidad de descarga de datos, soporta mayor densidad de dispositivos conectados y permite el funcionamiento de aplicaciones avanzadas como realidad aumentada, virtual, entre otras, la región apenas llega a 9,34 puntos. En ese aspecto, Chile es el único país que despunta con una valoración de cien, mientras que el que más se le acerca es México con un promedio de 32,94.
Otro aspecto es el de servidores seguros para el ciberespacio, un renglón en el que la región apenas llega a 10,24 puntos y en el que Chile también resalta como el único con cien.
En cuanto al desarrollo de empresas privadas dedicadas a la IA, el estudio indica que la región se mantiene «incipiente» y presenta «una notable concentración en unos pocos países».
«Con un puntaje regional de 18,21, la mayoría de los países están rezagados en la creación y desarrollo de este tipo de empresas, lo cual es congruente con el volumen de inversión privada en IA». Además, hay solo dos naciones en este renglón: Chile con cien puntos y Uruguay con 52,84.
Así, la región presenta «un retraso estructural en la capacidad de fomentar la innovación y el emprendimiento tecnológico en el sector comercial y el industrial». Por ello, necesita «fortalecer los entornos que favorezcan la creación de empresas de IA», para impulsar «el crecimiento económico y la competitividad en el ámbito tecnológico».
El estudio también aborda la escasa presencia de «empresas unicornios» en la región, que aún «es extremadamente limitada». La poca presencia de estas compañías, que son las que alcanzan una valoración de mil millones de dólares sin tener presencia en la bolsa, «demuestra una falta de ecosistemas empresariales maduros en la mayoría de los países».
Solo Brasil y México, con cien y 82,52 puntos respectivamente, pueden ser calificados como participantes de este ecosistema empresarial, que para la región apenas llega a 10,45. En cuanto a la generación de empresas emergentes, conocidas como startups, Chile lidera con cien puntos y luego Uruguay con 52,84.
En cuanto al sector público, Brasil lidera con 100 puntos, sigue Chile con 92,37 puntos y México con 91,98, aunque este último presenta «desafíos en materia de gobernanza»; es decir, la implementación de legislaciones adaptadas a la IA.
Argentina
El apartado sobre la Argentina muestra un desempeño del país similar respecto del ILIA 2023, con 55,77 puntos y una posición relativa dentro de la región que la sitúa en el cuarto lugar.
En la subdimensión de Infraestructura se observa que el puntaje es inferior respecto del año 2023. En el caso de Talento Humano, una subdimensión en la que se incorporaron subindicadores asociados con Educación y Formación profesional, evidencia una mejora moderada.
Por otro lado, la dimensión de I+D+A presenta mejores resultados en esta edición 2024, específicamente, en la subdimensión de Innovación y Desarrollo (sube 31 puntos) y la de Adopción (sube 20 puntos), situándose por encima del promedio de la región.

En materia de Gobernanza, destaca por ser uno de los países que ha sido capaz de sostener de manera consistente las políticas propuestas en la estrategia propuesta en un gobierno de distinto signo político.
En materia de Infraestructura, Argentina se encuentra por sobre el promedio regional, pero con un panorama mixto si se observa los puntajes a nivel granular. En lo que se refiere a Conectividad, contrastan la cobertura casi universal de las redes móviles y un muy alto nivel de hogares con acceso a Internet, con un promedio de descarga móvil levemente por debajo del promedio regional y una expansión cercana a cero en la implementación de 5G, similar al resto de la región pero en la cota inferior de aquellos países adoptantes.
En cuanto a Cómputo, cuenta con un subindicador de Nube de similar nivel a la región, mientras que los Centros de datos certificados no representan ni un cuarto del promedio regional, lo que refleja una debilidad en este aspecto. Por su parte, triplica la media en subindicadores, tales como IXP con cien puntos (con veintinueve puntos de intercambio de Internet) y en uno de los nuevos subindicadores incorporados, el de Servidores de Internet seguros, está sobre el promedio regional (28,43).
En materia de Dispositivos, cuenta con un nivel de Asequibilidad a telefonía inteligente notoriamente por debajo de la región, principalmente debido al precio relativo que se explica por la debilidad de la moneda local, pudiendo ser eventualmente un fenómeno transitorio. En este escenario, de todas formas, destaca el subindicador Hogares con computadora (62,54 puntos).
En términos de Datos, el país supera el promedio en todas las subdimensiones, siendo la subdimensión de Capacidades y Gobernanza las que registran quince puntos sobre el promedio respectivamente.
En el ámbito Talento Humano, sus fortalezas están en materia de Alfabetización en IA y en Formación profesional en IA, éste último con una variable como la Penetración de habilidades en IA en la fuerza laboral de sesenta puntos, lo que ubica al país en este aspecto inmediatamente después de los Pioneros.
En cuanto a la subdimensión Investigación, Argentina ocupa un lugar predominante en la región debido al número de investigadores activos en IA y publicaciones en IA.
La posición de liderazgo regional en materia de Visión e Institucionalidad para Argentina se debe a los puntajes obtenidos en el indicador de Estrategia en IA, que muestra una desarrollada —su Plan Nacional de IA— y variables que reflejan robustez en su implementación (cien puntos en casi todas). El país también participa de organizaciones internacionales tales como ISO y comités internacionales.
En la subdimensión de Regulación, particularmente en el indicador de Ética y Sustentabilidad, su rendimiento supera levemente el puntaje regional, con 42,45 puntos en Protección de datos y 34,29 puntos en el subindicador Seguridad, Precisión y Confiabilidad. En materia de Sustentabilidad, su rendimiento supera levemente el puntaje regional.
Hallazgos destacados
Según el ILIA, en la región aún persiste la escasez de talento profesional, lo que provoca una concentración de la fuerza de trabajo, que ha aumentado en 100 % en los últimos ocho años. Sin embargo, existe una alfabetización alta que pudiera traducirse en la generación de nuevos empleos.
La región también enfrenta la fuga de talento, que se ha incrementado desde 2019. «Con la excepción de Costa Rica y Uruguay, en años específicos, todos los países han perdido más especialistas de los que han atraído». Por ello, los países tienen «el reto creciente de retener a sus especialistas» que emigran por la escasa oferta laboral.
Otro dato es la poca participación de mujeres. «La región refleja que los esfuerzos por cerrar la brecha de género son insuficientes e, incluso, insignificantes». En ingeniería, por ejemplo, la participación de mujeres es de 27 %, y en alfabetización de 22 %.
En cuanto a la creación de nuevas legislaciones, el informe revela la existencia de «38 iniciativas legales en discusión o ya aprobadas». «Los contenidos son diversos y abordan desde elementos concretos y aplicaciones específicas de la tecnología hasta marcos regulatorios más amplios».
Algunos de ellos buscan modificar códigos penales para «sancionar explícitamente el uso indebido de la IA generativa», como las estafas telefónicas en Chile o la violación de la privacidad sexual de una persona, en México.
El estudio también dice que aunque la región muestra «muchas ganas» en el desarrollo de la IA, no hay un «sentido de urgencia». «Aunque varios países han declarado políticas nacionales de IA, estas no han sido respaldadas por un compromiso decidido de recursos».
¿Qué falta?
El análisis señala que la región muestra un atraso en la adopción de competencias técnicas y específicas de la IA. Igualmente ocurre en el «proceso de madurez» de la ingeniería. «Solo Brasil se encuentra sobre el promedio mundial, ocupando el puesto trece. El resto de los países latinoamericanos se ubican por debajo del puesto veintisiete, destaca el informe.
A esto se suma un retraso en la sofisticación del mercado laboral. Mientras en EE. UU. hay unas cien especializaciones laborales en IA, la región apenas llega a diez. Esto se debe a que las ocupaciones son «más generalistas», lo que se traduce en mayor carga laboral para cada persona.
En infraestructura de computación de alto rendimiento, la región está limitada y promedia 12,32 puntos. Solo seis de los diecinueve países tienen buenos números: Chile (67,19), Uruguay (65,27), Brasil (59,65), Costa Rica (53,09), México (50,96) y Argentina (50,57).
«El desafío más urgente sigue estando en la formación de habilidades básicas, tales como el pensamiento crítico, pensamiento computacional», entre otras. Para ello se debe «mejorar la calidad de los sistemas educativos públicos», como «una condición sine qua non para alcanzar un acceso justo y equitativo».
Trabajadores y representación gremial
Ante el nuevo escenario que abren las tecnologías digitales, es fundamental que los sindicatos asuman un papel protagónico para asegurar que los trabajadores no solo permanezcan en el mercado laboral, sino que también vean protegidos sus derechos. Las transformaciones del trabajo en la era de la inteligencia artificial (IA), demandan trabajadores con capacidades no conocidas hasta el presente.
La digitalización y automatización de las líneas de trabajo tradicionales y las producidas por el capitalismo digital, crean las condiciones para que el trabajador este cada vez más monitoreado en sus actividades laborales locales en la empresa en remotas como nuevas formas de trabajo. Estas transformaciones producidas por la «datificación» en la gestión de los trabajadores conlleva a una vigilancia laboral cada vez mayor. Al extenderse más allá del lugar de trabajo y llegar a todos los aspectos de la vida del trabajador, este nuevo tipo de vigilancia es en gran medida obra del sector de cuantificación social.[1]El costo de la desconexión. Nick Couldy & Ulises Mejías. Ediciones Godot 2022.
Lo que está en juego en toda esta transformación es la calidad de vida que tendremos los seres humanos en el nuevo orden social capitalista. La captación de los datos personales a través del caché social y su almacenamiento para uso rentable posterior tiene importantes consecuencias para el mundo del trabajo y trabajadores y los consumidores.
Así los datos del mundo digital, son presentados como un recurso sin dueño que si lo puede ser explotado por determinadas partes en las refinerías de datos que poseen.
Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico los datos son activos intangibles; al igual que otros bienes relacionados con la información, pueden reproducirse y transferirse con un costo marginal casi nulo. Por lo tanto, a diferencia del concepto de propiedad de bienes físicos en el que los propietarios suelen tener derechos exclusivos y control sobre los bienes, no aplica al caso de los intangibles como los datos.Pero la propiedad de los datos puede ser un mal punto de partida para la gobernanza de estos, incluso puede confundirnos sobre su tratamiento y regulación.
La cuestión no es quien es el dueño de los datos ya que en última instancia todos los somos. La cuestión es preguntarnos quienes son los dueños de los medios para el análisis de los datos. Como se obtiene información correcta en el lugar adecuado. La brecha digital no se refiere a quien posee los datos, sino a quien puede ponerlos a trabajar es decir mercantilizarlos.
Alfredo Moreno
Computador Científico. Director de Sistemas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) y Profesor TIC en la Universidad Nacional de Moreno (UNM). Integrante de la Red de Pensamiento Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Sociedad (Placts).
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Notas
↑1 | El costo de la desconexión. Nick Couldy & Ulises Mejías. Ediciones Godot 2022. |
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