El bolsonarismo mediático argento propala amenazas

El embargo de cuentas del Gobierno nacional en febrero, la parálisis del Congreso en especial para proyectos que impulsa Sergio Massa, la activación de acciones contra Alberto Fernández y Cristina Kirchner, nuevas decisiones judiciales contra la vicepresidenta y hasta la posibilidad de desorden en la policía porteña por la salida del ministro D’Alessandro son las amenazas propaladas por los medios opositores como represalia por el juicio político a los miembros de la Corte.

Marcelo D’Alessandro y Horacio Rodríguez Larreta

La energía desplegada contra el anuncio presidencial hizo un alto parcial por el alzamiento de las fuerzas de Bolsonaro en Brasil, tan parcial que Macri y Bullrich eludieron la condena directa, que en cambio sí expresó el precandidato Larreta. El ataque violento en Brasilia puso en estado de desquicio editorial a Clarín, al punto que su título de tapa del lunes habla del «asalto al Congreso», mientras la foto ilustra el vandalismo contra el palacio presidencial. En páginas interiores, tituló «Cruces entre el Gobierno y opositores por la invasión a Brasilia», pero el texto censura expresamente los pronunciamientos de Macri y de la jefa del PRO, Patricia Bullrich, quien acumula múltiples expresiones de simpatía por Bolsonaro.

Viernes, sábado, domingo y lunes Clarín y La Nación, y en medida menor Infobae, dieron espacios privilegiados a los posibles castigos al oficialismo, con una diferencia nítida: la tropa a órdenes de Magnetto defiende a brazo partido a D’Alessandro, para lo cual cuenta con los servicios de Elisa Carrió, dos veces en la tapa en solo cinco días por su protección al ministro.

Las complicaciones en el Congreso para los proyectos de Massa, como el blanqueo, fueron agitadas el viernes en Clarín, en tanto La Nación advirtió que «ningún acuerdo será posible». El sábado, Infobae tituló que el proyecto de juicio político a los emires supremos «amenaza con paralizar los demás proyectos».

Contra la estrategia concertada de atribuir la captación de las conversaciones al kirchnerismo, Pagni pregunta si la difusión de los datos que exponen a D’Alessandro se debe a una venganza de Bullrich, una represalia por las informaciones que a su vez expusieron crudamente las andanzas del diputado Gerardo Milman.

A la búsqueda de una defección del ministro de Economía y de los tres diputados renovadores en la Comisión de Juicio Político, Clarín tituló el domingo: «El kirchnerismo presiona a Massa». La Nación, con firma de Liotti, preanuncia que en febrero los cortesanos embargarán las cuentas del Gobierno si no se concreta el pago por la coparticipación federal. El diario insistió el lunes en la portada: El juicio «traba las leyes económicas que pide Massa».

Una nota de neto contenido mafioso publicó Clarín el sábado: habla de «inquietud» por la licencia de D’Alessandro, forzada por la publicación de sus intercambios con Clarín, con la oficina del emir Rosatti y con un empresario que detalla el pago de sobornos. La nota habla de preocupación «por lo que pueda pasar con la seguridad y el control de las calles luego de los cambios en el área». Es que la policía, agrega, es una fuerza «verticalista» que responde a «un solo jefe». Con la salida de ese jefe «puede haber una sensación de falta de comando en los oficiales». Así, fuentes que la nota no identifica «temen que haya desorden».

Desde ya que los representantes oficialistas más comprometidos en las denuncias por las componendas entre la Corte, directivos de Clarín y Juntos por el Cambio reciben cada día una metralla de títulos y notas, con los diputados Moreau y Tailhade en primera fila.

Todos estos despliegues eluden expresamente la neta constitucionalidad del pedido de juicio político para enfocarse en la ilegalidad de la captación de los intercambios entre los acusados, con denuncias periodísticas ad hoc que, una vez más, Juntos por el Cambio adopta como libreto propio.

No faltan señalaciones de corte bolsonarista. El domingo, Roa en Clarín se detiene en el diputado y sindicalista Hugo Yasky para definirlo como «nostálgico del Partido Comunista», y en la diputada Gaillard, presidenta de la Comisión, tildada de «antiisraelí», un estigma que se le destina a todo quien denuncia o apenas se solidariza con el pueblo palestino cada vez que es víctima de los actos de guerra de Tel Aviv.

El editor también amenaza a Massa, a quien advierte que tendrá que «elegir» entre ser «el responsable de la economía» o «participar de la maniobra chavista contra la justicia». Y, lanzado a cumplir con la patronal, también embiste a Rodríguez Larreta, porque «en lugar de defender a D’Alessandro, lo corrió».

Morales Solá no quiso ser menos: lo ataca a Moreau y le dice a Massa que pone en peligro sus buenas relaciones con Estados Unidos y el FMI si sus tres diputados apoyan el juicio político, porque contribuirá a la «inseguridad jurídica».

Aunque cumplió con la obligación de denostar al presidente, Carlos Pagni se permitió en su nota principal de la semana incluir unos matices sinuosos: dice que hace seis meses Macri le avisó a Larreta que D’Alessandro andaba en andanzas con el juez Villena, que investigó a medias el espionaje ilegal en su presidencia, y con Robles, el amigote de Rosatti. ¿Y cómo lo supo Macri? Le avisó Jaime Stiuso, detalla.

Contra la estrategia concertada de atribuir la captación de las conversaciones al kirchnerismo, Pagni pregunta si la difusión de los datos que exponen a D’Alessandro se debe a una venganza de Bullrich, una represalia por las informaciones que a su vez expusieron crudamente las andanzas del diputado Gerardo Milman.

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Hugo Muleiro

Periodista y escritor.

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