Apoyo mediático al nuevo Nazareno de la Corte

La nauseabunda pelea por el poder entre los jueces de la Corte Suprema, que es también una pelea por dinero, obligó a los medios opositores a olvidarse bruscamente de su impostura republicanista y de defensa de las instituciones democráticas, para encubrir la indignidad del nuevo presidente supremo Horacio Rosatti, que pasa a la historia emulando a Julio Nazareno.
Horacio Rosatti

El bochorno creó el riesgo de desenmascarar al conjunto del aparato judicial, que por lo común es descripto por los periodistas que combaten al Gobierno como el vallado capaz de bloquear al peronismo, siempre denostado, y que recibe aplausos por las resoluciones que salen en auxilio de los intereses de las castas y corporaciones más poderosas.

Consumado el estropicio por Rosatti y Rosenkrantz, exabogado del grupo Clarín, votándose a sí mismos, títulos y notas se volcaron en contra de Ricardo Lorenzetti, quien recordó súbitamente principios éticos y objetó el oscuro proceder de los supremos. Otra parte del relato la encabezó Clarín, desplazando el centro de la atención a una de sus muletillas: «ofensiva K» contra la «justicia», como tituló el sábado.

Es que Rosatti «debió» votarse a sí mismo, dijo este diario. La gavilla de la sección judiciales que tiene a Santoro como cabecilla se esmeró en destacar la «dilatada trayectoria» de Rosatti, con las previsible felicitaciones porque cuando renunció como ministro de Justicia de Néstor Kirchner —Alberto Fernández era jefe de Gabinete—, lo hizo con acusaciones de corrupción que recitó, también previsiblemente, en estudios de TN.

Otros de los actos indignos del nuevo capo supremo, el haber aceptado junto con Rosenkrantz la designación por decreto de Macri, es disculpado por Clarín con el argumento de que el entonces Presidente procedió así porque «el Congreso no funcionaba», a pesar de que luego sí «funcionó», y avaló las designaciones mediante el procedimiento establecido por la ley.

Rosatti es bueno, quiere dialogar, tipeó el domingo Cappiello en La Nación, en otra disculpa que sin querer explica Morales Solá, el mismo día en el mismo diario: con este cambio la «justicia» toma distancia de Cristina Kirchner. Lo expresa pensando en noviembre, para cuando desplazó su ilusión de que el resultado de las legislativas le den nuevos bríos a las causas contra la Vicepresidenta, para quien este pensador escribió meses atrás que le espera «la guillotina». Casi cayendo en la sección de los chistes, Morales Solá habla de «la mayoría que eligió a Rosatti».

Por lo demás, el despliegue incesante de los medios opositores fue dirigido contra todas y cada una de las decisiones gubernamentales. Clarín, La Nación e Infobae coordinaron el relato sobre el «electoralismo» que, repiten, marca las decisiones económicas, con reiteradas proyecciones pesimistas sobre las consecuencias del «gasto» social.

Pero también ametrallan la política sanitaria: los otrora libertarios, denunciantes de las restricciones a la circulación para evitar contagios, propagandistas de las concentraciones opositoras, se volvieron bruscamente críticos de las aperturas anunciadas por Manzur y la ministra Vizzotti. En clave de campaña, Sigal en Clarín viaja en el tiempo para asegurar que, antes de noviembre, el Gobierno ocultará los índices de contagio de covid. Como es habitual, dirigentes de Juntos por el Cambio tomaron estas fórmulas de campaña electoral y las hicieron propias.

Después de que Santiago Cafiero fue tildado contínuamente de ineficaz e inepto, el nuevo ritmo impuesto a la Jefatura de Gabinete es encasillado como «sobreactuación». Las palabras «prebendas», «clientelismo» y «electoralismo» son publicadas al unísono por estos medios, y repetidas por sus aliados y satélites. El vigor de gestión que procura alcanzar el Gobierno es liquidado por Van der Kooy como una mera «simulación» y como una «chapucería de anuncios». Por las dudas el avance de la vacunación pueda inclinar al menos algunos votos en noviembre, estos tanques volvieron a invertir esfuerzos contra la Sputnik.

El miércoles hubo grandes títulos y espacios a una objeción de la OMS. Hay que leer con lupa para saber que en verdad el desacuerdo se refiere a procedimientos en una de las nueve plantas que elaboran la Sputnik en Rusia, y no a la vacuna en sí misma. Una vez más, Morales Solá se sincera y deja ver en qué escritorio le pagan: publicó el miércoles que el Gobierno eligió vacunas «de segunda categoría», porque la mejor es la de Pfizer, seguida por las otras dos de Estados Unidos, Moderna y Johnson & Johnson.

El jueves, Clarín y La Nación dieron volumen de drama nacional al hecho de que Estados Unidos, vaya sorpresa, amenaza con no dejar entrar a los vacunados con Sputnik. Y otra vez el «especialista» Sigal desplegó el viernes: «La opción de los argentinos con Sputnik para no ser rehenes en el país». En fin, aquellas definiciones de vacuna soviética o comunista, de TN e Infobae, quedan como manipulaciones tímidas.

Sin que se le pueda atribuir malicia política ni explicarse por codicia económica, como tantos títulos y notas, el «gran diario argentino» volvió a subirse al podio histórico de las burradas periodísticas con la tapa que informó sobre los «diez meses» de embarazo de Fabiola Yáñez, la compañera del Presidente. También lo hizo, entre otros medios, TN.

Probablemente sea lo más notable en el bochornoso presente del sistema mediático dominante, pero no es lo único que sus prestigiosas estrellas tienen para avergonzarse, si tuvieran decoro: el martes Pagni buscó acusar a Cristina Kirchner de haber recurrido al «caudillismo» del PJ, y para apuntalar su opinión se remonta a 2006, cuando se supone que «Ella» le reprochó a Néstor Kirchner, en un ámbito estrictamente privado, por un acto de respaldo al entonces Presidente, el 25 de mayo de ese año, en la Plaza de Mayo. La proeza del sagaz periodista es dar, quince años después, con las palabras textuales de una conversación a solas.

Si de bochornos se trata, el mismo diario no se mostró tímido el jueves: ante versiones sobre faltas de ortografía en unos garabatos de Macri, La Nación publicó una nota de trece párrafos, con once fotografías, para desmentirlo. De esas once imágenes, cuatro son capturas del odiado canal C5N, con el rótulo “Falso” sobreimpreso.

Se dice que el amor ciega, pero parece peor si es por el patrón.

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