La prensa opositora apura la próxima corrida
Una tregua cambiaria de dos semanas como máximo le conceden los medios opositores a Sergio Massa, y siempre que avance hacia la obtención de concesiones del Fondo Monetario Internacional para fortalecer reservas, en un despliegue que apenas disimula el disgusto porque el ministro pudo atemperar transitoriamente la corrida.
Un redactor de Clarín, de apellido Vaca, casi que anuncia el día de la próxima ofensiva, al ligarla a la difusión del índice inflacionario de abril, luego de que este diario, siempre en tándem con La Nación, hizo notar el costo de las maniobras oficiales para frenar la escalada del dólar de la semana pasada.
Las operaciones en este tema conviven con una suerte de proscripción mediática de Cristina Kirchner, relativamente sutil: sí se publicaron coberturas de su intervención del jueves 27 en La Plata, qué remedio, pero todas ocultaron los contenidos más profundos, referidos a la concentración económica, la caída de los ingresos populares y la desigualdad del sistema impositivo.
Es llamativa la virulencia con la que el jefe de redacción de Clarín, Kirschbaum, quien suele posar de atildado y reflexivo, trató el domingo a la vicepresidenta, rozando el lenguaje cloacal que le suele permitir a otros comentaristas, como Bonelli y Roa.
«Tosco remedo de disertación académica, «vulgar charla política», «pretendidas dotes de actriz», son algunas de las líneas más furiosas, en la que el ultraderechista Milei es definido como «personaje hecho a medida para la diatriba de Cristina». Como si debiéramos olvidar que el siniestro dirigente fue incrustado en el sistema político nacional por los reiterados e interminables espacios que le cedieron los medios del grupo Clarín y de La Nación.
Además de censurar los contenidos medulares, la andanada habitual contra la vicepresidenta fue organizada para decir que, visto que pareció confirmar que no será candidata, busca que sea su «dedo» lo que resuelva las postulaciones del Frente de Todos en las PASO. «¿A quién apuntará el dedo de Cristina?», acompaña Infobae en un título del lunes. Van der Kooy, de Clarín, apuntala esta línea diciendo que Massa, como aliado de «ella», aspira a una interna en la que compita con unos precandidatos fáciles, «vulnerables».
Descripciones del FDT como «cáscara vacía» y en medio de un «bajón total», como publicó Lanata el sábado, conviven con advertencias al macrismo. Kirschbaum y Van der Kooy se congratularon por la foto tras la reunión entre Macri, Bullrich, Larreta y Vidal, aunque dijeron que llegó con demora, porque la alianza derechista está «desdibujada» por sus peleas internas.
También Fernández Díaz, de La Nación, lanzó reproches enérgicos porque venía «en Babia». En una expresa toma de posición en la interna propia, el columnista critica al «alcalde» Rodríguez Larreta por su relativa cercanía al Gobierno nacional en el peor momento de la pandemia. En cambio, elogia el «coraje» de Bullrich aunque, le avisa, tiene que esforzarse más.
A la vez, otra operación con ramificaciones internacionales recae sobre el territorio argentino. Clarín, La Nación e Infobae intensificaron títulos y despliegues en torno de la llegada a El Calafate de un avión ruso, con un banquero, su familia y allegados.
Los artículos reconocen que Andrey Kostin y sus acompañantes hicieron una visita turística. Sin embargo, dedicaron varios artículos, desde el miércoles, a describir el alto costo del viaje, que ciertamente demandó mucho más dinero que el necesario para llevar a figuras del PRO, jueces y fiscales a pasar unos lindos días en Lago Escondido con capos de Clarín (salvo pagos extras que no se hayan conocido hasta hoy).
La «cobertura» viene con todos los condimentos de manual: «avión sospechoso», viaje «misterioso», «singular», «llamativo», «largo», todo asentado en la línea geopolítica de la OTAN, que impide el paso por su espacio aéreo de «jerarcas cercanos a Putin» como sería el caso de Kostin. Y, lo más obvio y previsible: Clarín dice que visitó «el lugar en el mundo», de Cristina Kirchner.
Pero esta gente que padece tanto odio y vive de intrigas y operaciones espurias tiene también algunos alegrones: Clarín le dio espacio y foto en tapa durante tres días al recaudador Santiago Maratea, un carilindo de ojos claros, aparentemente de clase media, que le sienta muy bien como modelo de figura pública, mucho más después de que se dejó retratar con la Pata Bullrich.
Este «famoso», que algunos maliciosos ya rebautizaron Santiago Manotea, corre en auxilio de un club, el suyo, donde el PRO debió resolver de urgencia un relevo. Para ser un «apolítico», está dejando huellas por todos lados.