El modelo Wikipedia, su aplicación y el dilema del prisionero
En esta nota su autor especula con la posibilidad de que algunas herramientas de uso ya profundamente aceptado en la sociedad, como las redes sociales, pudieran seguir el exitoso modelo de Wikipedia y convertirse en servicios sin ánimo de lucro gestionados en código abierto, con total transparencia, sin ningún tipo de publicidad y, simplemente, tratando de responder adecuadamente a las necesidades de sus usuarios.
Que el modelo de publicidad en internet está agotado es más que evidente. Desde sus primeras implementaciones en internet, que simplemente paralelizaban la venta de espacio en el papel; hasta los desarrollos de Yahoo!, que segmentaba en función de la sección del catálogo en la que se encontraba el anuncio; la de Google, que lo hacía en función del término buscado; o la de Facebook, que utilizaba hasta el más pequeño detalle de nuestro comportamiento en la red, la realidad es que el hartazgo que genera el modelo es claro: los usuarios estamos hartos de ser un simple producto con el que las redes comercian.
La publicidad hipersegmentada debería, simplemente, estar prohibida, porque utiliza variables de nuestro comportamiento que nunca debieron estar en venta ni al alcance de nadie. La supuesta misión de Meta, expresada como «fomentamos las comunidades y hacemos del mundo un lugar más unido» se traduce, en la práctica, como «intentamos por todos los medios que pases cuanto más tiempo sea posible aquí, para que nos reveles más información sobre ti que podamos vender a los anunciantes». Una auténtica basura hipócrita. La relación entre redes sociales y usuarios es un ejemplo claro de dilema del prisionero: agentes racionales que podrían colaborar para un mutuo beneficio, pero se traicionan para obtener una recompensa individual.
Sin embargo, el éxito del modelo de Wikipedia demuestra que es perfectamente posible alinear los intereses los participantes de manera adecuada: la enciclopedia es, sin duda, el mayor y más actualizado compendio del conocimiento humano, solo nos molesta en algunas ocasiones solicitándonos donaciones de una manera razonablemente respetuosa, es enormemente exitosa cuando lo hace y tiene abundantes reservas que garantizan su funcionamiento, y se gestiona con una estructura transparente, en código abierto, y con unas pocas reglas que emergen de su comunidad. Cuando apareció Wikipedia, me dedicaba a denostar a los profesores que decían a sus alumnos aquello de «no la uséis, que la puede editar cualquiera y no es una fuente solvente»… el tiempo y la experiencia ha demostrado lo retrógrados que eran y, sobre todo, lo equivocados que estaban.
Hace mucho tiempo, en un evento en el que compartíamos escenario, tuve la oportunidad de conversar un rato con Jimmy Wales y de preguntarle las razones que le llevaban a no incorporar publicidad a su proyecto. Eran otros tiempos: la publicidad de Google entonces se limitaba a pequeñas inserciones de texto nada intrusivas ni molestas, e incorporarlas habría supuesto un negocio descomunal para la fundación, cuyos ingresos podrían haberse dedicado a acelerar la difusión de la cultura. Su respuesta fue sencilla: no tiene sentido, porque mercantilizar el modelo solo traería problemas. Primero, porque una enciclopedia no es lugar para la publicidad de nadie, y segundo, porque los que colaboran con Wikipedia escribiendo y editando pasarían entonces a reclamar —con razón— su parte, y a hacerlo por razones diferentes a las que les llevan a hacerlo ahora. Desde la perspectiva de casi veinte años que hacen ya de esa conversación, un razonamiento absolutamente brillante.
¿Sería posible un modelo similar sin ánimo de lucro para otras funciones, como las redes sociales? El interés de la pregunta es evidente: el modelo de Mastodon, aún muy lejos de ser exitoso, es un intento de crear un soporte para una funcionalidad que hemos demostrado desear o considerar útil, y de hacerlo mediante código abierto y un modelo sin ánimo de lucro. Pero ¿podría generalizarse y llevarse a cabo con más éxito? Después de todo, depender de las big tech para funciones tan importantes como la búsqueda, las relaciones sociales, el comercio electrónico y otras nos ha demostrado la fragilidad de un modelo que no considera a sus usuarios, a la sociedad en su conjunto, como accionistas, sino como simple materia prima que se vende al mejor postor y que solo responde a la maximización del beneficio económico de los accionistas de la compañía.
¿Cuál sería el coste real de los recursos necesarios para el desarrollo, almacenamiento y funcionamiento de una red social? Mantener y mejorar el repositorio de código, financiar el ancho de banda, la infraestructura y el almacenamiento necesarios, y dedicar recursos al mantenimiento de una red social mediante unas pocas reglas transparentes, en una época en la que el propio Jimmy Wales está planteándose incorporar algoritmos a Wikipedia, es algo factible que podría financiarse hipotéticamente mediante donaciones, y que podría por tanto responder a los intereses de sus usuarios, no a los de los capitalistas de riesgo o a los codiciosos accionistas de la gran corporación de turno.
Podríamos tener, simplemente, un repositorio en la red que pagamos en función de la información que subimos a él, que nos permite etiquetar esa información simplemente como privada, para amigos o pública, y una serie de mecanismos que nos posibilitan definir quién está en cada grupo, unido a una serie de reglas de funcionamiento e interacción que se gestionan de forma abierta y transparente. ¿Funcionaría?
¿Se podría desarrollar una misión como la de «conectar al mundo y a las personas», pero de manera genuina, auténtica y real, sin necesidad de cosificar a los usuarios y de ponerlo todo al servicio de un modelo publicitario que la gran mayoría abominamos? ¿Es factible aplicar el modelo Wikipedia a una funcionalidad como las redes sociales? ¿La mejor manera de evitar el dilema del prisionero no sería, precisamente, evitando que hubiera prisioneros? ¿Supone esto, en un modelo capitalista, algún tipo de paradoja?