Las mentiras tienen patas cortas

Estamos ante el fin de la idea de que se puede emitir cualquier cosa y decir lo que a una cadena o a una persona le venga en gana con el fin de exaltar a su audiencia, aunque ello pueda incluso terminar dando lugar a graves amenazas a las sociedades democráticas o a problemas de orden público. La base conceptual que dio lugar al nacimiento de Fox News ha sido puesta en tela de juicio, y con ella, el de muchos otros medios en todo el mundo que adoptaron una estrategia similar: la de ignorar conscientemente la verdad y lanzarse a difundir todo tipo de teorías conspiranoicas, como si ello nunca fuese a tener ningún tipo de consecuencia.

Este acuerdo evita a Fox News someterse al juicio por difamación. Y a Murdoch ser interrogado a sus 92 años.

El caso Dominion Voting Systems contra Fox News tras la desinformación y falsas acusaciones de fraude que esta cadena de televisión vertió contra la compañía tras las elecciones presidenciales de 2020 se ha saldado con un acuerdo extrajudicial que llevará a la cadena de noticias norteamericana a pagar u$s 787.500.000 dólares, y que evitará que la cadena tenga que hacer frente a la humillación pública de un juicio que con seguridad iba a perder, y a la publicación de una rectificación.

El acuerdo es, muy posiblemente, el más elevado jamás pagado por una compañía en un juicio por difamación, aunque en muchos casos de perfil de alta visibilidad las cifras no han llegado nunca a hacerse públicas. Dominion Voting Systems ha hecho un gran esfuerzo por recopilar todas las evidencias sobre las aseveraciones que tanto la cadena como otra serie de actores habían afirmado, y por publicar las pruebas que demostraban no solo que todas ellas eran falsas, sino que además respondían a un intento de manipulación y de ganar popularidad con la audiencia del canal.

¿Cómo fueron los hechos? Dominion Voting System y Smartmatic, ambas compañías proveedoras hardware y software para el voto electrónico, se encontraron, tras las elecciones presidenciales de 2020, en el centro de una fortísima polémica en la que el candidato saliente, Donald Trump, sus abogados de campaña Sidney Powell y Rudy Giuliani, a los que se sumaron también el ex-CEO de Overstock.com, Patrick Byrne, y Mike Lindell, CEO de MyPillow, se dedicaron de manera especialmente incesante a inventarse una teorías conspiranoicas en la que afirmaban que las máquinas de votación de ambas compañías habían formado parte de una trama internacional que había transferido millones de votos que supuestamente habían sido emitidos para Trump al otro candidato y actual presidente, Joe Biden. Esas declaraciones fueron emitidas y dotadas de gran visibilidad y relevancia fundamentalmente a través de Fox NewsFox BusinessNewsmaxAmerican ThinkerOne America News Network. Ante un resultado que no les gustaba, ¿qué hacían todos estos actores? Simplemente, lanzar a sus hordas contra las empresas tecnológicas que daban soporte al procedimiento electoral.

Dado que no fue posible producir ningún tipo de evidencia que respaldase semejantes acusaciones, y las teorías de la conspiración a las que dieron origen fueron desacreditadas completamente por los recuentos manuales de votos posteriores, las compañías tecnológicas procedieron a demandar por difamación a todos los actores implicados. De todos ellos, tras varias retiradas de contenido, los jueces dictaminaron que los casos contra Fox News, Lindell y MyPillow eran procedentes y podían proseguir. Este acuerdo extrajudicial, por tanto, es el primero de los casos que Fox logra saldar mediante un pago que, básicamente, considera como «el coste de hacer negocios», aunque tendrá que hacer frente todavía al segundo de los casos que le afecta, el de Smartmatic, que demanda u$s 2.700.000.000 y que muy previsiblemente intentará saldar de igual manera.

¿Qué demuestra un caso así? En primer lugar, que Fox tiene mucho dinero, pero muy pocos principios éticos. Los acuerdos extrajudiciales, sin ninguna duda, lastrarán fuertemente sus resultados y su caja, pero además es muy posible que sea posteriormente objeto de demandas por parte de algunos de sus propios accionistas, que probablemente considerarán que hubo un caso claro y potencialmente punible de mala gestión que ha perjudicado sus intereses.

En realidad, nada nuevo: Fox News fue lanzada por Rupert Murdoch en 1996 para intentar hacerse sitio en un mercado informativo norteamericano hasta entonces dominado por ABC, CBS y NBC como cadenas generalistas, y por CNN y MSNBC en el cable. Se lanzó con una premisa muy diferencial con respecto de las demás: la de editorializar de manera muy marcada su cobertura. Si bien todas las cadenas informativas en general tienen un cierto nivel de editorialización, el caso de Fox, tras la experiencia de Murdoch en Australia y el Reino Unido, parte de una premisa diferente: la de llevar esa editorialización como una seña de identidad fuertemente marcada, como un orgullo o un compromiso perfectamente establecido, a modo de contrato con su audiencia.

Una historia de crecimiento basado en la polarización de su audiencia llevó a Fox News a terminar el año 2020 como la red más vista en la historia de las noticias por cable. Las cosas empezaron a cambiar, sin embargo, tras el ataque al Capitolio en enero de 2021, cuando por primera vez Fox tuvo menos audiencia que CNN y MSNBC durante tres días seguidos, algo que no ocurría desde septiembre de 2000.

En la práctica, el caso Dominion contra Fox es solo el principio. Estamos ante el fin de la idea de que se puede emitir cualquier cosa y decir lo que a una cadena o a una persona le venga en gana con el fin de exaltar a su audiencia, aunque ello suponga la difamación de personas o compañías, y pueda incluso terminar dando lugar a graves amenazas a las sociedades democráticas o a problemas de orden público. La base conceptual que dio lugar al nacimiento de Fox News ha sido puesta en tela de juicio, y con ella, el de muchos otros medios en todo el mundo que adoptaron una estrategia similar: la de ignorar conscientemente la verdad y lanzarse a difundir todo tipo de teorías conspiranoicas, como si ello nunca fuese a tener ningún tipo de consecuencia.

Estamos ante un caso que va a poner contexto a los medios, y a demostrar que la Primera Enmienda y otras protecciones similares a la libertad de expresión en todo el mundo no pueden ampararlo todo. Que tiene que haber reglas. A partir de aquí, veremos hasta qué punto se abre la caja de los truenos y cuántas de esas «cien mil hijas conceptuales de Fox» son objeto de millonarias demandas por difamación en medio mundo. Que es lo que, de hecho, debería pasar.

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Enrique Dans

Profesor de Innovación en IE Business School desde el año 1990 y bloguero (enriquedans.com). Comparte los contenidos de su blog por medio de una Licencia de Creative Commons https://creativecommons.org/licenses/by/3.0/es/).

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