Sentencia editorial opositora: que la alegría dure poco

Los medios opositores debieron deponer, ya desde la formidable semifinal ante Croacia, su ánimo contrario a la selección, y tuvieron que ocultarlo por completo tras la obtención del Campeonato del Mundo, pero de inmediato se enfocaron en distanciar al Gobierno del equipo de Messi y en sentenciar que la alegría popular dure unos pocos días, a lo sumo semanas.

El mayor esfuerzo del lunes está puesto en desalentar la presencia del plantel en la Casa Rosada. La Nación habló de un presunto «mensaje de la selección», con los jugadores «recelosos en quedar envueltos en una celebración política». Pero el disgusto y la incomodidad se expresó ya en el tono burlón del editor de Clarín del miércoles, cuando publicó: «por fin se le da una al Gobierno», por la clasificación a la final. El escriba agregó expresiones de desprecio por el anuncio oficial de abrir embajada en Bangladesh.

La amargura ante la ya palpable algarabía popular se expresó en un cálculo que La Nación publicó el miércoles, cuando pronosticó un «impacto corto», que en el mejor de los casos «ayudará a pasar diciembre». Ese mismo día Clarín publicó una especie de chiste: que Macri tuvo una «jornada intensa» en Qatar, porque jugó dos partidos de pádel con Batistuta y otros amigotes, para deslizar la posibilidad de que saliera el domingo en la foto, en la entrega de medallas, un sueño político que la realidad derrumbó.

Carlos Pagni se anotó en el esfuerzo por separar al equipo de Messi del Gobierno cuando escribió, como si fuera un hallazgo científico, que el fútbol le da a la ciudadanía «una experiencia que la política no está en condiciones de suministrarle».

Aunque el avance del equipo acalló las rabietas opositoras, el jueves La Nación se permitió aún, con firma de Luciano Román, defender la crítica a Messi por su «bobo, andá pa’llá», un gesto de incorrección que dificulta el esfuerzo por presentarlo como contrafigura del despreciado Diego Maradona.

Bonelli en Clarín imaginó el viernes una pelea a muerte entre el presidente y «Cristina y sus gurkas», según dijo decididos a «impedir» una foto de Alberto Fernández con los jugadores.

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Melancólico, Guyot recordó el sábado en La Nación a un supuesto profesor de Filosofía que en el 78 no veía los partidos. La «lección» es que «cuando todo el mundo va para el norte, es posible no imitar por defecto lo que hace la mayoría y encaminar nuestros pasos hacia el sur».

El disgusto es el pueblo en la calle, en suma, y Clarín lo confirmó el domingo cuando desplegó títulos para instalar «preocupación por la calle» y «temor a posibles desbordes». En La Nación, Morales Solá preguntó si el Gobierno «tratará de aprovechar» ya que está «en su peor momento». La nota se basa en las infaltables encuestas que apuntalan las opiniones del redactor: el humor social será bueno por un tiempo, «durará poco, si es que dura», porque «el lunes la sociedad volverá al supermercado».

«¿Después de Messi qué?», escribió también Rodríguez Yebra, quien copiando a Bonelli habló de «las internas» oficialistas por el festejo.

Si el presidente hubiese viajado a Qatar, desde ya que iba a recibir metralla mediática intensa por la frivolidad en medio de la inflación y la pobreza. Pero como no viajó, la crítica fue al «miedo a una recepción fría». «El triunfo en Qatar no le dará alivio al peronismo», sentenció. Infobae, con firma de Struminger, publicó idéntico diagnóstico: Fernández no viajó por «miedo» a la polémica.

Los cálidos recuerdos de Guyot en La Nación por el profesor del 78 tuvieron una versión empeorada a cargo del editor Vaca, de Clarín, ya el lunes: «en fútbol somos la Argentina de hace cien años de la que hablaban nuestros abuelos. La Argentina potencia». Los setenta años de Macri quedaron cortos.

«Ahora todos somos un poco más felices. ¿Hasta fin de año?», publicó La Nación. Claudio Jacquelin anhela el regreso a «la Argentina normal», con su gente disgustada por la adversidad y, claro, decidida a votar en consecuencia.

Este columnista también encuentra a politólogos que coinciden con su opinión. El «analgésico» mundialista «es de corto alcance». Como siempre en estos medios, jugando con la asfixia y la muerte, agrega: «el tubo de oxígeno tiene como fecha de vencimiento fines de febrero, a más tardar».

Y si el presidente no fue a Qatar, dice, fue para «actuar modestia». Clarín encontró la forma de distribuir amargura en la tapa del lunes: «El Gobierno ausente», «no hubo nadie en el palco».

A estas horas de la mañana del lunes, casi se puede adivinar que ya estarán listas opiniones «independientes» para dos situaciones: si el presidente tiene una foto con la selección, será un acto demagógico y de aprovechamiento político. Si no la consigue, será otro elemento para sentenciarlo. Y, el viernes 23, no descartemos que Bonelli le eche la culpa a Cristina.

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Hugo Muleiro

Periodista y escritor.

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