Los nuevos bestsellers de la derecha «sin complejos»

En un mundo dominado por las redes sociales, los libros siguen siendo importantes. La derecha lo sabe y también libra sus batallas desde la industria editorial. Ezequiel Saferstein, sociólogo especialista en edición y cultura impresa, analiza cómo las derechas radicales se hicieron fuertes con los libros en la mano.

Durante los últimos años, los libros de las derechas radicales han vivido un proceso explosivo. Los autores de estos libros, que en América Latina suelen reconocerse en el pensamiento (paleo)libertario, aspiran a dar una batalla cultural que incluya articulaciones con derechas nacionalistas, conservadoras y religiosas. Con libros rutilantes que pretenden enseñar a «combatir al progresismo» y al «marxismo cultural», los argentinos Agustín Laje y Álvaro Zicarelli, los brasileños Ana Carolina Campagnolo y Bruno Garschagen, y el chileno Axel Kaiser, están evidenciando el desarrollo un nuevo campo cultural de derecha, a la vez que una serie de mutaciones en la industria de los libros políticos.

 El sociólogo Ezequiel Saferstein se ha dedicado a estudiar este fenómeno editorial en un trabajo de campo que incluye entrevistas a los autores, a los editores y a los lectores de los nuevos libros de derecha. Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador en la Escuela IDAES de la Universidad de San Martín, donde también es docente de posgrado, este especialista en la historia y la cultura del libro y la edición, ha analizado el fenómeno minuciosamente en diversos trabajos académicos y periodísticos. Autor del libro Cómo se fabrica un best seller político (Siglo XXI, 2021), explica qué pasa con los nuevos libros de la derecha, cuál es la relación entre autores y editores, y qué articulaciones políticas pretenden producir quienes escriben para construir una nueva hegemonía cultural.

En los últimos años se ha producido un auge de libros escritos por autores y autoras jóvenes que se autodenominan de derecha y que buscan establecer un contrapunto y una crítica a aquello que identifican como «el progresismo». ¿Cómo ha impactado este proceso en la industria del libro y cómo se ha producido la emergencia de estos autores en el campo editorial? ¿Este proceso responde a una lógica de oposición a los gobiernos progresistas regionales o existen fenómenos más novedosos en este apogeo de lo que podríamos llamar «los libros de la derecha»?

—Por un lado, es estrictamente cierto que, en buena parte de los países de América Latina, y sobre todo en casos que he estudiado como los de Argentina y Brasil, funciona la lógica de la oposición en la industria del libro mainstream. Durante la década de 1990, que se caracterizó por gobiernos de corte neoliberal, los libros que podían ser catalogados como «progresistas» funcionaban muy bien, mientras que, durante el período de gobiernos de la marea rosa, los libros con posicionamientos de centroderecha primero y luego más decididamente de derecha, tuvieron un proceso de expansión. En ambos casos se verificaba, además, un buen funcionamiento de los libros de investigación periodística que denunciaban prácticas corruptas e irregulares por parte de los gobiernos de turno. La mirada crítica matizada, la oposición, o como me dijo un editor, el franco «oposicionismo» funciona bien en términos comerciales y editoriales. Es percibido, de un modo u otro, como un discurso crítico al oficial.

Ahora, sin embargo, nos encontramos con un escenario diferente. Los libros de las autodenominadas «nuevas derechas» ya no tienden, como los que los precedieron, a atacar algunos aspectos de los gobiernos progresistas, como podían ser, por ejemplo, los libros críticos de las políticas de derechos humanos o con posiciones «anticorrupción». Estos nuevos libros, que tienen entre sus principales autores a los argentinos Agustín Laje y Nicolás Márquez, a los brasileños Olavo de Carvalho o Bruno Garschagen o al chileno Axel Kaiser, introducen una novedad que refiere a una forma global de discutir con la cultura progresista en lo que puede considerarse una verdadera batalla cultural. Por lo general, se trata de autores ligados al pensamiento libertario —o «libertariano»—, cuyo eje central es reponer una articulación entre múltiples derechas —libertarias, liberales, nacionalistas, conservadoras, religiosas— para derrotar a su enemigo: lo que llaman «marxismo cultural». Ese «marxismo cultural» se caracterizaría ya no solo por posiciones igualitaristas —que son tachadas de «socialistas»— en el ámbito de la economía y las políticas sociales, sino por una serie de discursos y prácticas ligadas a los movimientos feministas y LGTB+, que vendrían a disgregar los «valores tradicionales» que muchos de estos autores buscan «conservar».

El hecho de que muchos de estos libros sean publicados por grandes grupos editoriales introduce una novedad, ya que los discursos de derecha duros o radicales no solían ser tenidos en cuenta por las grandes empresas de la industria del libro. Los editores tendían a ver en esos trabajos y en esas ideas una radicalidad excesiva y consideraban, al mismo tiempo, que el mercado para esos libros era muy minoritario. Hoy eso parece haber cambiado.

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