El presidente memero: Javier Milei desafía la lógica de la comunicación política y alimenta al fandom desde la Rosada
Milei sorprende al sostener como presidente la misma conducta de su militancia libertaria en redes. Como máxima autoridad nacional, se desentiende de toda cortesía o autocensura que preserve la convivencia democrática y capitaliza la indignación. La estrategia es hacer «pisar el palito».
Primero, a lo obvio: el presidente memea. Fuerte. Esta semana circuló desde su cuenta de Instagram hacia el resto de las redes una nueva entrega de “Las Aventuras del León Libertario”, que a través de distintas imágenes de inteligencia artificial salva a los argentinos (y al mundo) de diversos males. En esta ocasión los libera de una gran jaula, con el Congreso de fondo, que fija esta representación como metáfora de las virtudes de la llamada «Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos» (o «ley omnibus») que el oficialismo busca aprobar en la Cámara de Diputados esta semana.
El león libertario espantando a las ratas de la casta política, en una publicación de Instagram de Milei del 30 de diciembre. La pieza recuerda a un meme conocido que los libertarios usaron para captar adeptos macristas, en el que «las ratas (Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Axel Kicillof) eran muchas, entonces el Gato (Mauricio Macri) llamó al León (Milei)».
Graciosamente, personas poco o nada propensas a la celebración automática de lo que postea Javier Milei comentaron que no queda muy claro en la imagen si la multitud está saliendo de la jaula o entrando en ella. Mucha teoría comunicacional y semiológica nos habilita a decir que, en la ambigüedad de una imagen estática, una secuencia de ese estilo (gente yendo hacia adentro / gente yendo hacia afuera) puede leerse de un modo u otro, siendo el encuadre ideológico un factor determinante.
2 de diciembre. Milei publica en Instagram una ilustración de la cuenta de humor gráfico @elgoldebedoya en referencia a los cacerolazos suscitados por el anuncio del DNU del día 20 de ese mes. Al igual que en la imagen del león, no se entiende si está encerrando al cacerolero (en referencia a su posición antiprotesta) o liberándolo (en referencia a su reivindicación del «que se vayan todos» del 2001) .
En efecto, la comunicación a través de memes y contenido digital, que se rige no tanto por ceñirse a verdades comprobables como a opiniones verosímiles para ciertos públicos, es propensa a caer en ese lugar donde dos personas distintas, ante lo mismo, ven cosas totalmente diferentes (podríamos llamar a esto el «efecto del vestido blaco y dorado o negro y azul»). Pero bueno, lo cierto es que en la imagen del león las personas están —de manera inequívoca— mirando hacia adentro, y no hacia afuera de la jaula. Muy posiblemente haya sido un error de la inteligencia artificial (quienes hayan prompteado imágenes en DALL-E o ChatGPT sabe que comete muchos) inadvertido por el equipo de comunicación y el propio Javier Milei, aunque es un detalle y posiblemente no tenga más efecto que el de dar material de burla a usuarios críticos (que colaboran también con el engagement de la publicación).
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POR JULIÁN PILATTI | El presidente no se adecúa a su envestidura y sigue siendo el mismo que antes en las redes sociales. Publica memes, anuncia cosas en momentos inoportunos y megustea comentarios que solo profundizan la grieta y la violencia política en la Argentina.
En el marco de un país acechado por la crisis económica, la inflación más alta de sus últimos treinta años y una creciente violencia política, el presidente Javier Milei no para de sorprender por sus declaraciones, en especial por las redes sociales.
Muchos y muchas hubiesen apostado que el día en que el excéntrico economista se convirtió en jefe del Estado, su actitud y temperamento se iban a corresponder con la investidura de un presidente. Sin embargo, Milei continúa siendo el mismo que hace años atrás y utiliza las redes para publicar desde memes que ofenden a gran parte del arco político, declaraciones que rozan lo bizarro y «me gusta» a publicaciones profundamente violentas.
Tan solo ayer, cuando había comenzado el debate por la Ley ómnibus en el Congreso —y en medio de un ambiente político caldeado— el presidente publicó que había tenido un encuentro con el fundador de la famosa aplicación de citas Tinder. Algo que desencajaba completamente con el pulso de la realidad.
No obstante, megusteó a un usuario que le pedía que favoreciera el algoritmo para que «aparezcan todas tetonas».
Aunque totalmente polémico, esa actitud mostraba el perfil más desencajado y bizarro del presidente, pero no una expresión violenta. Algo que sí demostró cuando volvió a megustear la publicación de uno de sus trolls «Osvaldo Beto Mendeleiev», quien festejaba que con la eliminación de la ley de alquileres había «subido exponencialmente la oferta de departamentos» en CABA. Un dato por demás dudoso y a chequear.
