EE. UU.: Acusan a Google de pagar más de diez mil millones al año para asegurar su monopolio

El martes pasado comenzó en Estados Unidos el juicio contra Google. El Departamento de Justicia acusa al gigante de internet de pagar diez mil millones de dólares por año para continuar siendo el motor de búsqueda predeterminado en navegadores de escritorio y celulares. Uno de los abogados que representa a Estados Unidos planteó que el caso es «sobre el futuro de internet y sobre si el buscador de Google se enfrentará a la posibilidad de competencia real algún día».

Es el juicio por monopolio más importante de la era internet, pero también el último de una serie de enfrentamientos entre corporaciones tecnológicas multinacionales y el gobierno de Estados Unidos. El que se sienta esta vez en el banquillo es el gigante Google, y lo hace desde este martes 12 en el juzgado número 10 de los tribunales federales de Washington.

Se espera que el proceso se alargue diez semanas y que desfilen por el estrado algunos de los personajes más poderosos del sector. El juez Amit P. Mehta, nombrado en 2014 por Barack Obama, será el encargado de dictar sentencia, aunque se podrá recurrir ante un tribunal de apelaciones y, potencialmente, en la Corte Suprema.

El Departamento de Justicia de EE. UU. acusa a Google de abusar de su posición dominante en los servicios de búsqueda. El gigante tecnológico acapara el 90% de las búsquedas en EE .UU. Y según el Departamento de Justicia, lo ha logrado y mantenido deliberadamente mediante acuerdos de distribución anticompetitivos y excluyentes que bloquean las posiciones predeterminadas de búsqueda en navegadores, celulares, computadoras y otros dispositivos.

El fiscal del Departamento de Justicia Kenneth Dintzer, encargado de abrir los alegatos iniciales, le dijo al juez que para conseguir «esa posición privilegiada» la empresa paga más de diez mil millones al año a fabricantes de dispositivos como Apple, compañías de telecomunicaciones como AT&T y fabricantes de navegadores como Mozilla.

Además, Dintzer afirmó que Google manipula las subastas de anuncios en internet para subir los precios a los anunciantes. «Hace dos décadas, Google se convirtió en la niña bonita de Silicon Valley como empresa emergente con una forma innovadora de buscar en la incipiente internet. Ese Google hace tiempo que desapareció. El Google de hoy es un guardián monopolístico de internet y una de las empresas más ricas del planeta», se lee en la acusación original.

La demanda reclama que se decrete que Google actuó ilegalmente, que se obligue a la compañía a cesar en sus supuestas prácticas de abuso de posición dominante y que se adopten las «medidas estructurales necesarias» para reparar cualquier daño anticompetitivo. Aunque no especifica cuáles deberían ser esas decisiones.

También pide que se adopte «cualquier otra medida preliminar o permanente necesaria y adecuada para restablecer las condiciones de competencia en los mercados afectados por la conducta ilícita de Google”.

Básicamente, la empresa considera que se está castigando su éxito. «Google ciertamente no es el guardián de internet», señaló el abogado principal de la compañía, John E. Schmidtlein, en la audiencia de este martes. Y subrayó que los creadores de los buscadores pelean por conseguir ser la herramienta predeterminada, que Google compite duro por ese puesto, y que si gana es «por méritos propios». Además, «esa intensa competencia no ha hecho más que mejorar el rendimiento y la calidad de los navegadores, lo que ha resultado en un mayor uso de los motores de búsqueda», añadió.

Los argumentos en los que se apoyarán Schmidtlein y los otros abogados del grupo los adelantó Kent Walker, presidente de Asuntos Globales de Alphabet, la empresa matriz de Google, en un post titulado «La gente usa Google porque es útil. Nuestra respuesta a EE. UU. vs. Google».

«Como hemos dicho desde el principio, esta demanda está profundamente viciada”, se lee en esa entrada del blog de Google. «Tenemos previsto demostrar en el juicio que nuestros acuerdos de distribución de búsquedas reflejan las elecciones de navegadores y fabricantes de dispositivos basadas en la calidad de nuestros servicios y las preferencias de los consumidores», explica.

«Facilitar que la gente obtenga los productos que desea beneficia a los consumidores y está respaldado por la legislación antimonopolio estadounidense. En resumen, la gente no utiliza Google porque tenga que hacerlo, sino porque quiere».

Walker apunta que es sencillo cambiar de buscador si así se desea y lo muestra con un video incluido en el texto: solo se necesita hacer dos clics si estás usando Safari en tu computadora y cuatro en un iPhone, por ejemplo.

Además, Walker señala que los directivos de Apple han dicho que eligen Google porque es «el mejor» y que el acuerdo de su empresa con los navegadores no es exclusivo.

«Pagar a los fabricantes de dispositivos y a las operadoras por la promoción adicional de servicios como Chrome y Search es similar a que un supermercado cobre a una marca de cereales por poner sus productos a la vista en una estantería o al final de un pasillo».

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