Santiago Caputo y el fandom salvaje: así desinforman y atacan los tuiteros de Milei
Con financiamiento privado y estatal y lazos nítidos con el aparato de inteligencia, el activismo oficialista, educado en las usinas de Cerimedo, despliega su batalla comunicacional a fuerza de Fakes. Lo sigue una red de usuarios orgánicos que viralizan las mentiras y llegan a guionar los argumentos de la narrativa gubernamental, tal como prueba esta investigación tras analizar centenares de cuentas. Roles y jerarquías de un dispositivo piramidal. La identidad de otros tuiteros a sueldo.
Miércoles 11 de septiembre de 2024, 16:36. Faltan exactamente dos minutos para que la Cámara de Diputados deje firme el veto del presidente Javier Milei a la ley de reforma jubilatoria. Desde algún lugar de Buenos Aires, Gabriel Palandri y Luciano Aguiló, dos estudiantes de universidades públicas que en el año 2019 abrieron la cuenta de X Los Herederos de Alberdi (@LHDA16) para apoyar la aventura presidencial de José Luis Espert, escriben: «Cárcel a los padres que van con criaturas». La cuenta ya tiene 241.400 seguidores. El tuit, que alcanzará las 37.700 reproducciones y las 622 réplicas, remite a un episodio que acaba de ocurrir en la protesta que se montó alrededor del Congreso argentino para impedir que la aprueben.
16:31. Ahora son siete minutos los que faltan exactamente para que el oficialismo consiga los votos necesarios para confirmar el veto presidencial. Las fuerzas de seguridad bajo el mando de Patricia Bullrich empiezan a reagruparse; el aire se tensa. Una columna de la guardia de infantería de la Policía Federal recibe la orden de avanzar barriendo los manifestantes de la avenida Rivadavia. A la altura de Rodríguez Peña y Callao, el oficial Cristian Rivaldi rocía gas pimienta en la cara de una nena de 10 años que está sentada en el pavimento junto a su madre. Se llama Fabricia. En los videos que empiezan a circular por las redes sociales, se escuchan claramente las advertencias de la gente pidiéndoles que se detengan, que hay una nena.
16:38. El oficialismo y sus aliados alcanzan 87 votos, suficientes para confirmar el veto y sepultar la ley que disponía un aumento de trece dólares mensuales para las jubilaciones mínimas de 246. Cuando el resultado dentro del recinto llega a las calles, la bronca estalla. Los manifestantes —incluyendo un grupo de jubilados que están ahí todas las semanas— se agolpan contra las vallas de la esquina de Callao. La Federal y la Gendarmería, que se habían retirado de esa esquina, responden con balas de goma y un gas pimienta de 14 gramos, muy potente.
16:39. El usuario anónimo termo (@usdtermo), a quien siguen 142.300 personas, escribe: «Cómo vas a llevar a un nene pedazo de enferma». El tuit tendrá 104.500 reproducciones y 785 réplicas, y repite los argumentos que inauguró @LHDA16. Cuatro minutos después, la cuenta Agarra la Pala (@agarra_pala), con 196.600 seguidores e identidad no confirmada, insiste: «¿y los padres dónde estaba? Llevaron criaturas a la marcha». Ese tuit será leído 13.400 veces y replicado 228: el mecanismo está en marcha.
El cuarto movimiento del artefacto será más eficaz. Con 250.000 seguidores, Daniel Parisini, @GordoDan_, es uno de los trolls más pesados. «Los kukas usan a sus nenes de escudo humano contra la policía. No hay nada más bajo en el escalafón humano que ser kuka», escribe a las 16:47 de la tarde. El mensaje de Dan tendrá 112.100 vistas y 1185 reposteos. Le siguen, en intervalos similares, uno de @therealbuni con casi 47.000 reproducciones, y el de mayor interacción, del streamer Mariano Pérez —@marianoperez912—, con 416.700. El fin de la misión es obvia: desviar el foco de la brutalidad policial y la complicidad política.
Hasta ahí, un dispositivo de comunicación digital —paraoficial— tratando de instalar una realidad que le conviene al gobierno. Pero no es todo. A las 18:23, después de que Amnistía Internacional repudió el episodio, la ministra Bullrich publica un tuit mal redactado: «La responsabilidad de llevar a una nena de 10 años a una marcha rodeada de personas violentas es responsabilidad de esta madre irresponsable». De esta forma, la máxima autoridad del país en la esfera de seguridad convierte en oficiales los argumentos de los trolls. Su mensaje genera 2,4 millones de reproducciones y se comparte seis mil veces. Una de ellas, a las 18:46 de la tarde, es la de Javier Milei. En ciento treinta minutos, el mensaje engañoso escrito por dos pibes se había replicado en siete cuentas grandes de X, en las que se había visto al menos 3.131.400 veces, hasta el reposteo del presidente de la nación.
Y todavía faltaba la irrupción de otros actores en el círculo de la desinformación. Unos minutos después, el jefe de la Policía Federal, Alejandro Rollé, manda un video trucho a la producción de las señales periodísticas TN y La Nación+, en el que supuestamente se ve una mujer de chaleco naranja rociando algo en medio de un gentío. Los canales lo emiten sin chequear. La imagen es tan confusa -Fabricia no aparece por ninguna parte-, que un columnista del noticiero que conduce Eduardo Feinmann se ve en la obligación de relatar que ése es «el momento exacto» en el que otra manifestante agrede a la nena. A las 19:28, @agarra_pala vuelve a tuitear: «Se cayó a pedazos otra opereta de los kirchneristas. Quisieron instalar que la policía reprimió a una nena de 10 años pero fue una manifestante que lanzó pimienta roja en polvo”. Su mensaje será visto 342.700 veces y compartido más de tres mil.
Con el video apócrifo como insumo, los engranajes empiezan a moverse otra vez. A las 19:41, la cuenta anónima Hombre Gris (@hombregrisxd) culpa a «los piqueteros del [líder del Polo Obrero Eduardo] Belliboni» por la agresión. Pide «difundir a full». Once minutos después, el presidente Milei repostea un tuit del usuario @JMileiElecto que repite lo mismo, y a las 19:56 el Gordo Dan aporta el suyo: «¿Vieron la nena de 10 años que los kukas llevaron a la marcha para usar de escudo humano con la policía y a la que le tiraron gas pimienta? Bueno, se confirmó que los que le tiraron gas pimienta fueron los mismos kukas». Su posteo tendrá 881.000 vistas y cinco mil compartidas, convirtiéndose en la bala digital de mayor impacto de la jornada. Esa noche, en el prime time televisivo, los periodistas afines al gobierno repiten la noticia y la secretaria de Seguridad, Alejandra Monteoliva, segunda de Bullrich, transforma la mentira en versión oficial: «las imágenes se analizaron y no estaba la presencia de la policía en este momento. Evidentemente fue un gas que arrojaron estas personas que estaban en proximidad a ella».
La fake news circula hasta la madrugada. Pasada la una, el abogado Matías Darabós sube a X un video que filmó donde se ve nítidamente que el atacante es el policía. Feinmann y el resto de los periodistas que se plegaron al relato policial quedan en ridículo. Tal vez por eso, la noche siguiente se muestra indignado, pide en vivo la renuncia de la ministra Bullrich y revela que fue el jefe Rollé quién filtró la filmación.
Un mes más tarde, citada por los diputados en el Congreso, la ministra Bullrich insistirá, sin sonrojarse, que tienen pruebas que demuestran «cuadro por cuadro» la inocencia del agente. No las muestra, dirá, porque fueron presentadas en el juzgado federal de María Servini, donde se investiga el ataque contra Fabricia. Sin embargo, ni la Comisión Provincial por la Memoria, el organismo denunciante, tiene acceso a un expediente que se instruye en el mayor de los sigilos. Lejos de la contienda judicial, en la trinchera de las redes sociales, las fuerzas digitales del cielo han cumplido su cometido.
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