Las TIC definen el rumbo político
Silicon Valley ha conseguido entrar en la Casa Blanca. Los CEO conforman el ala más ultraderechista de los multimillonarios tecnológicos. Son los llamados neorreaccionarios convencidos de que los líderes de las grandes tecnológicas del deben dirigir los Estados y jugar en las políticas locales y globales.
La reciente victoria de Donald Trump desencadenó una serie de efectos en el mercado financiero y uno de los principales beneficiarios fue Elon Musk —CEO de Tesla, SpaceX y Neuralink— quien ha festejado la suba del valor de las acciones de una de sus empresas.
X, ex-Twitter, dedicada a la comunicación política suma críticas por su transformación en la máquina de expansión de la ultraderecha internacional. Con más de 250.000.000 de usuarios —entre ellos presidentes, líderes políticos y periodistas— no es fácil encontrar un reemplazo.
Musk compró Twitter redefiniéndola como X para sumarla a sus emprendimientos en los sectores del transporte (Tesla), la infraestructura (The Boring Company), las monedas digitales (activos en dogecoin y bitcoin), el aeroespacial (Space X), la comunicación informática cerebral (Neuralink, fabricante de chips cerebrales).
Apoyó a Donald Trump durante la campaña, realizando donaciones para su regreso a la Casa Blanca. Ahora, tras la victoria, la fortuna de Musk se ha disparado a u$s 314.000.000.000, ascenso generado en gran parte por las acciones de Tesla.
Algunas de las promesas de la campaña de Trump provienen de Elon Musk, que dice saber cómo recortar dos mil millones de dólares del presupuesto federal, Es mucho decir para alguien cuyas empresas dependen tanto de los contratos y los rescates gubernamentales: sin el préstamo de u$s 465.000.000 que recibió de la administración, Tesla bien podría haberse ido a la quiebra, recuerda Joseph Stiglitz, ex economista jefe del Banco Mundial.
Elon Musk y Vivek Ramaswamy encabezarán un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que tendrá como misión recortar el gasto público y racionalizar la burocracia.
Otro aliado del republicano, Brendan Carr, un crítico de las políticas de telecomunicaciones y de las grandes tecnológicas de la administración Biden, fue nombrado en el nuevo gabinete como presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). Carr, de 45 años, es el republicano de mayor rango en la FCC, la agencia independiente que regula las telecomunicaciones.
Ha sido un crítico de la decisión de la FCC de no finalizar casi novecientos millones de dólares en subsidios de banda ancha para la unidad de internet satelital SpaceX de Elon Musk, Starlink, así como del programa de infraestructura de banda ancha de u$s 42.000.000.000 del Departamento de Comercio y la política de espectro del presidente Joe Biden.
Carr afirmó que Google, Facebook, Apple y Microsoft «censuran» a los estadounidenses y criticó a la National Broadcasting Company (NBC) por permitir que Kamala Harris apareciera en Saturday Night Live. Además, acusa a Facebook (Meta), Google (Alphabet), Apple y Microsoft de haber tomado medidas para censurar a los estadounidenses. Carr sostiene que la FCC debe restaurar los derechos de libertad de expresión para los estadounidenses comunes.
El presidente electo ha criticado las acciones de ABC (Disney), NBC (Comcast) y CBS (Paramount Global) y ha sugerido que podrían perder sus licencias de la FCC por diversas acciones. Trump también demandó a CBS por su entrevista en 60 Minutes con la vicepresidenta Harris.
En 2022, Carr, un fuerte crítico de China, se convirtió en el primer comisionado de la FCC en visitar Taiwán. Ha sido un defensor de la línea dura de la FCC con las empresas de telecomunicaciones chinas.
Carr fue un firme oponente a la decisión que tomó la FCC en abril de restablecer las normas históricas de neutralidad de la red que fueron derogadas durante la primera administración Trump con Carr presidiendo la FCC en 2017. Las normas de la FCC de Biden fueron suspendidas por un tribunal federal de apelaciones.
Carr «es un guerrero de la libertad de expresión y ha luchado contra la guerra legal regulatoria que ha sofocado las libertades de los estadounidenses y frenado nuestra economía», dijo Trump. Con esta designación tendrá el control total de la agencia regulatoria.
América para los americanos
Elon Musk será responsable de la eficiencia del Gobierno de Donald Trump se traduce en que la gestión económica de Estados Unidos va a estar en manos del hombre más rico del mundo, encarna la reafirmación de la nueva doctrina Monroe.
Es posible que en la política de recortes Musk termine con los fondos de la NASA para continuar potenciando SpaceX. Es decir, desmembrar una parte pública muy importante del Estado norteamericano y derivarlo justamente a una de sus empresas. Algo similar ocurre en la Argentina con la empresa pública de telecomunicaciones Arsat, que está siendo vaciada por la gestión Milei a favor de Space X y nuevos compradores como el grupo Clarín.
Lo que parece tan solo una nueva maniobra de privatización es, en realidad, algo mucho más profundo, en la que también está involucrado Peter Thiel, otro multimillonario de Silicon Valley. Cofundador de PayPal junto con Elon Musk y gurú de cabecera de Donald Trump en su anterior mandato, Thiel ha estado a la vanguardia de la fusión de la destreza tecnológica de Silicon Valley con los servicios secretos, alimentando las redes de inteligencia estadounidenses e israelíes con nuevas técnicas de vigilancia de masas.
Thiel, cuyo mantra es «la libertad individual por encima de todo», también es propietario de la mayor empresa de vigilancia masiva militar y policial llamada Palantir. Thiel, que se sigue considerando un libertario, confesó que ha cambiado su enfoque acerca de cómo alcanzar sus objetivos, porque «ya no creo que libertad y democracia sean compatibles».
En 1999 la CIA creó In-Q-Tel un fondo de capital riesgo para invertir en empresas recién creadas de carácter tecnológico, para fomentar el espionaje en las redes sociales. A pesar de que el dinero que In-Q-Tel invierte es público —es decir, de los contribuyentes— su funcionamiento es totalmente opaco. Desde su creación, el fondo de la CIA invirtió en 324 empresas, cien de las cuales permanecen en secreto.
Su poder reside en Palantir, creada con el fondo In-Q-Tel, su nombre inspirado en «El señor de los anillos, el ojo que todo lo ve», describe una empresa de minería de datos e inteligencia artificial que proporciona inteligencia antiterrorista a las agencias del Gobierno.
Define a sus ingenieros como marines que trabajan en un ambiente intelectual. «Estamos en una carrera mortal entre la política (que oprime) y la tecnología (que libera). El destino de nuestro mundo puede depender de los esfuerzos de una sola persona que construya la maquinaria que haga el mundo más seguro para el capitalismo», sostiene el multimillonario del Silicon Valley, ahora nuevamente en el gabinete de Trump.
Como todos los llamados neorreaccionarios, Thiel es un convencido que los CEO de las grandes tecnológicas del Silicon Valley son los que deben dirigir los Estados. Cree que son los únicos capaces de salvar a la humanidad del apocalipsis porque creen en éste. En la clasificación que hacen de los de las amenazas que tiene la humanidad el cambio climático está en la última parte de la tabla y en la primera figura la inteligencia artificial
Una de las razones de la incorporación de lo slíderes del sector tecnológico en el gabinete de gabinete de Trump está determinada por el enfoque agresivo hacia la regulación de la tecnología y la inteligencia artificial dentro de la administración Biden. El fortalecimiento del sector tecnológico mediante la reducción de las regulaciones probablemente esté vinculado con los planes económicos de Trump para impulsar la innovación y competir a escala global, mejorando su posición en la tabla de patentamiento por innovaciones tecnológicas.
La mayoría de las principales empresas de Estados Unidos por capitalización de mercado son empresas tecnológicas. Si Trump está tratando de elevar la economía estadounidense, tiene que ser a través de la tecnología.
Trump reconoce que Estados Unidos compite con adversarios extranjeros como China, en particular en tecnologías como la inteligencia artificial, según Darrell West, miembro de la Brookings Institution, una organización de políticas públicas de Washington. West dijo que Trump probablemente apoyará a la industria tecnológica para reforzar la ventaja competitiva de Estados Unidos.
El Silicon Valley necesita del gobierno, ya que está perdiendo el liderazgo de los últimos cincuenta años en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ante la República Popular China.
En este sentido pregona Eric Schmidt: «No podemos ganar las guerras tecnológicas sin la ayuda del gobierno federal». Este ex-Ceo de Google es el actual presidente de la Comisión de Seguridad Nacional sobre Inteligencia Artificial (AI) y la Junta de Innovación de Defensa e impulsa un movimiento para potenciar el polo tecnológico que supo crear y desarrollar Internet.
Los méritos y la fama construida por las empresas y universidades de los Estados Unidos sobre su creciente innovación tecno-científica inalcanzable por ningún otro lugar en la tierra, hoy está en duda.
Aquellas convicciones del conglomerado TIC del San Francisco de los años sesenta y setenta sobre las empresas de nueva base tecnológica, no hubiese sido posible sin la participación del gobierno de Eisenhower y el fuerte financiamiento del Estado norteamericano.
ALFREDO MORENO
Computador Científico. Director de Sistemas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) y Profesor TIC en la Universidad Nacional de Moreno (UNM). Integrante de la Red de Pensamiento Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Sociedad (Placts).
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