En la mira

Naturalizar la mentira como fuente de información, aceptar imágenes que incitan a la violencia o tomar la venganza como respuesta a las propuestas que no son aceptadas, pone en serio riesgo a la democracia, nos pone en peligro.

El presidente posteó en Instagram una imagen amenazante con los críticos de su gobierno.

Resulta habitual que con cada gobierno aparezcan seguidores más o menos intensos, y también periodistas que defienden a capa y espada las acciones del gobierno que les asegura un ingreso mayor, en función de la vehemencia de sus actitudes y esto último es válido sin diferenciar el signo político de quién gobierna en ese momento.

Si se escudriña en las herramientas usadas para la crítica o el apoyo al gobierno de turno, hay una categoría muy interesante que es la caricatura. En la revista Comunicación, José Luis Da Silva, publica una nota el 18 de diciembre de 2019 titulada La caricatura como forma de expresión gráfica a través de la historia, aportando interesantes datos históricos, como el que hace referencia a las críticas impresas en las paredes de Tebas. Escribe Da Silva: «El cambio de culto y veneración por una nueva deidad impulsado por el emperador egipcio Amenofis IV, alrededor del siglo XIII a. C., generó malestar en la casta de los sacerdotes como también en el pueblo de Tebas. Dicha inconformidad quedó registrada en las murallas de Tebas a través de caricaturas satíricas, las cuales hacían alusión al poder ilimitado del emperador al imponer sus criterios religiosos por encima de las históricas tradiciones de su pueblo».

Describe también una caricatura en el monte Palatino, en Roma, en el año 1 d.C en donde se muestra a Cristo crucificado, pero con una cabeza de asno en lugar de la suya. Es un ejemplo de cómo eran criticados los cristianos en sus orígenes. Esa imagen rápidamente perdió fuerza al tomar importancia y preponderancia el cristianismo para luego ser considerada una herejía.

Más acá en el tiempo, saliendo del oscurantismo del Medioevo y durante buena parte del Renacimiento, los artistas usaron a la caricatura como elemento de apoyo o crítica social, política, religiosa, etc. Personajes de la talla de el Bosco con su tríptico El jardín de las delicias exhibido en el Museo Del Prado, es un claro ejemplo.

Todos los procesos políticos tienen acompañantes desde la caricatura, un medio de comunicarse con otros que no necesita de personas que sepan leer. Con solo interpretar lo que esa imagen reproduce, se logra el objetivo de comunicar la idea, explícita o implícita en ella.

En una nota titulada Los Borbones al desnudo, Alfredo Alzugarat hace una descripción impecable de un libro que conmueve por lo crudo de sus imágenes, en donde se muestra la decadencia y la corrupción reinante en la realeza española, la sociedad más refinada y el clero. El libro en cuestión —publicado bajo el seudónimo de SEM y con el título de Los Borbones en pelota— muestra una recopilación ilustraciones de distintos autores entre los que se destacan los hermanos Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer, que a su condición de poeta se le suma la de un fino dibujante.[1]Estas ilustraciones originalmente pertenecía a la revista Gil Blas, adquirida posteriormente por la Biblioteca Nacional de España.

Otro referente de la caricatura en España es Goya, con sus Caprichos y disparates, imágenes de trazos simples llenos de tragedia. Acá aparece nuevamente la caricatura, mostrada como elemento de crítica dura a la situación reinante.

Una muestra de lo contrario y con el uso de las técnicas digitales es una caricatura contemporánea, creada por Cristian Gustavo Dzwonik, conocido por el seudónimo de NIK, que cumple con la función de ser usada como denuncia contra distintos actores sociales que se oponen a una decisión política tomada por el actual presidente argentino. También se incita a la violencia real, porque muestra a un ser, mitad humano, mitad robot copiando la figura muy conocida de la zaga Terminator y que se dedica a terminar con la vida de quienes se ponen en su mira.

Al mostrar o enviar la caricatura en cuestión, muchos preguntaron ¿Es un chiste? En una nota publicada en Esfera Comunicacional, sus autores Ignacio Ramírez y Antoni Gutiérrez Rubí titulan y desarrollan ¡Decime que es fake!; señalando que la desconfianza se expande corrosivamente sobre todos los ámbitos, atrofiando nuestra capacidad para discernir qué es real y qué no lo es. Postulan que «Lo real se vuelve inverosímil, dando pie a una relación cínica con lo que vemos o leemos, detrás de lo cual asumimos una voluntad manipuladora omnipresente».

Ya se dijo que la caricatura tiene la virtud de ser fácilmente asimilable por cualquier persona, incluso por aquellos que no saben leer (las redes hoy generan analfabetos funcionales). La racionalidad que prescinde del discurso se puede llamar racionalidad digital. Una persona que razona puede mejorar sus opiniones porque están razonadas desde un proceso cognitivo. La inteligencia alimentada desde las redes, leyendo títulos o copetes de notas usando una inteligencia que le es artificial no razona, sino que computa, hasta se le puede inducir, al receptor a realizar acciones que no había considerado realizar, o llevarlo a decidir algo que no deseaba.

Alguien que observa la caricatura generada por NIK, puede tomarla directamente y sin razonar ponerla en práctica, eliminando a quienes no están alineados o alienados con los pensamientos del actual presidente.

Notas
Notas
1 Estas ilustraciones originalmente pertenecía a la revista Gil Blas, adquirida posteriormente por la Biblioteca Nacional de España.
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Sergio Peralta

Integrante de Esfera Comunicacional. Periodista y docente, fundador del Canal 3 de Televisión Comunitaria de San Martín, Mendoza; exdirector del LV8 Radio Libertador; militante de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en la Coalición por una Comunicación Democrática. Publica en distintos medios de comunicación del país y del exterior.

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