Clasificación mundial de la libertad de prensa 2024: Argentina desciende veintiséis puestos

A escala mundial la libertad de prensa está amenazada por los mismos que deberían ser sus garantes: las autoridades políticas. De los cinco indicadores que conforman la puntuación de los países, el indicador político es el que más desciende en 2024, con una caída de 7,6 puntos, según revela la nueva edición de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada por Reporteros Sin Fronteras (RSF). Argentina se ubicó en el puesto 66 de un total de 180 países y retrocedió 26 lugares, ya que en el ranking del año pasado ocupó la posición cuarenta. «El gobierno de Javier Milei marca un nuevo y preocupante punto de inflexión para la garantía del derecho a la información en el país», advirtió el informe de RSF.

Cada vez más gobiernos y autoridades incumplen con su deber de proporcionar un ambiente adecuado para el periodismo y para asegurar que los ciudadanos reciban información fiable y variada. Al respecto, RSF señala que está disminuyendo el apoyo a la independencia de los medios y que hay un incremento en la presión ejercida por los Estados u otros grupos políticos sobre estos.

«Cuando más de la mitad de la población mundial está convocada a las urnas en 2024, RSF advierte de un importante fenómeno revelado por la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024: el declive del indicador político, uno de los cinco que componen este índice. Los Estados y las fuerzas políticas, independientemente de su orientación, desempeñan un papel cada vez menor en la protección de la libertad de prensa. Este desentendimiento se acompaña, en ocasiones, de un cuestionamiento del papel de los periodistas, o incluso de la instrumentalización de los medios en campañas de acoso o desinformación. Un periodismo digno de ese nombre es, por el contrario, un requisito previo para un sistema democrático y para el ejercicio de las libertades políticas», advierte Anne Bocandé, directora editorial de RSF.

Según el informe de RSF, este año se caracteriza por la ausencia manifiesta de voluntad política de la comunidad internacional para aplicar los principios de protección de los periodistas, especialmente la resolución 2222 del Consejo de Seguridad de la ONU. La guerra en Gaza ha supuesto un número sin precedentes de ataques contra periodistas y medios desde octubre de 2023: más de cien reporteros palestinos han sido asesinados por el ejército israelí, de los cuales al menos veintidós se encontraban en el ejercicio de sus funciones. En esta Clasificación 2024 de RSF, Palestina (157º), ocupada y bajo las bombas israelíes, se transforma en uno de los diez peores países del mundo en términos de seguridad para los periodistas. 

El periodismo contra la desinformación en un año electoral

El informe destaca que, si bien 2024 es el mayor año electoral de la historia mundial, 2023 también fue el escenario de elecciones cruciales, especialmente en América Latina, donde accedieron al poder «depredadores autoproclamados de la libertad de prensa y de la pluralidad de los medios», como Javier Milei en Argentina (66º, -26 puestos), quien, en un acto simbólico y preocupante, cerró la mayor agencia de noticias del país.

También recuerda que los periodos electorales van habitualmente acompañados de violencia contra los periodistas, como ha sido el caso en Nigeria (112º) y la República Democrática del Congo (123º). Mientras, las juntas militares que han tomado el poder en el Sahel, sobre todo en Níger (80º, -19), Burkina Faso (86º, -28) y Malí (114º, -1), no cesan de estrechar el cerco sobre los medios y de entorpecer el trabajo de los periodistas. La reelección del partido de Recep Tayyip Erdogan en Turquía suscita también preocupación: el país, en el puesto 158º, continúa perdiendo puntos en la Clasificación.

En cuanto al arsenal de la desinformación con fines políticos, el informe señala que el uso de la IA generativa en un contexto de no regulación es fuente de inquietud. «Los deepfakes ya son una herramienta de primer orden para influir en el curso de las elecciones. La prueba es el deepfake de audio del que fue víctima la periodista Monika Todova durante los comicios legislativos en Eslovaquia (29º, -12), uno de los primeros casos documentados de este tipo de ataques contra un periodista con el objetivo de influir en unas elecciones democráticas».

Acerca de las redes sociales e Internet, RSF expresa que «muchos gobiernos ejercen un control cada vez más estrecho sobre las redes sociales e Internet: restringen el acceso, bloquean cuentas y borran mensajes con contenido informativo. En Vietnam (174º), los periodistas que se expresan en las redes sociales son encarcelados casi sistemáticamente. En China (172º), la mayor cárcel de periodistas del mundo, el gobierno sigue ejerciendo un control estricto sobre los canales de información, aplicando políticas de censura y vigilancia para regular los contenidos en Internet y limitar la difusión de informaciones consideradas sensibles o contrarias a la línea del partido».

Y añade que «Algunas formaciones políticas alimentan el odio y la desconfianza hacia los periodistas, insultándolos, desacreditándolos o amenazándolos. Otras, orquestan maniobras de control del ecosistema mediático, bien sea tomando posesión de los medios públicos o cooptando los privados mediante su adquisición por parte de empresarios afines. La Italia (46º) de Giorgia Meloni, donde un diputado de la mayoría está intentando hacerse con la segunda agencia de noticias del país (AGI), pierde cinco puestos este año».

«Los partidos políticos —prosigue— desempeñan a menudo el papel de correas de transmisión, cuando no son instigadores de campañas de desinformación. En más del 75 % de los países analizados en la Clasificación (138 de 180), la mayoría de los expertos que respondieron al cuestionario para su elaboración destacan la implicación habitual de actores políticos en campañas de propaganda o desinformación en sus países. Esta implicación es calificada de «sistemática» en 31 países.»

Los peores y los mejores

Un dato revelador del informe es que el descenso generalizado del indicador político afecta también al trío que encabeza la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. Noruega, que mantiene su primer puesto en el podio, registra una caída de su puntuación en este ámbito, mientras que Irlanda (8º), donde algunos partidos políticos han intimidado judicialmente a medios de comunicación, cede su puesto de líder de la Unión Europea a Dinamarca (2º), seguido de Suecia (3º).

En la cola de la clasificación, los países asiáticos, como China, Vietnam y Corea del Norte, pasan el testigo a tres países que han sufrido un fuerte desplome de su indicador político: Afganistán (-44 puestos en este apartado), que no cesa de reprimir el periodismo desde el regreso de los talibanes al poder; Siria (-8 puestos en el indicador político) y Eritrea (último país de la clasificación y último, también, en indicador político, -9 puestos). Tanto Siria como Eritrea se han transformado en zonas sin ley para los medios, con un número récord de periodistas detenidos, desaparecidos o secuestrados.

La Clasificación, por regiones

Según la clasificación de RSF 2024, la región del Magreb y Oriente Próximo registran la situación más grave, seguidas por la región Asia-Pacífico, donde el periodismo se asfixia bajo el peso de los regímenes autoritarios. En África, aunque menos del 10% de la región se encuentra en una situación «muy grave», casi la mitad de los países están en una situación «difícil». 

En Europa, especialmente dentro de la Unión Europea (UE), la libertad de prensa se mantiene fuerte gracias a nuevas leyes como la EMFA. Aunque Irlanda ha dejado de estar entre los tres mejores, Suecia ha vuelto a esta posición y Alemania ahora está entre los diez primeros. Sin embargo, en Hungría, Malta y Grecia, la libertad de prensa enfrenta desafíos por parte de los gobiernos actuales.

Más al este de Europa, la situación es peor con problemas de desinformación y censura, particularmente en Rusia (162º), Bielorrusia (167º), Turkmenistán (175º) y Georgia (103º, descendiendo 26 puestos), donde el gobierno busca alinearse más con Moscú. En contraste, Ucrania ha mejorado notablemente, subiendo dieciocho lugares debido a una mayor seguridad y un mejor ambiente político para los periodistas.

«En la región de las Américas —precisa el informe—, la imposibilidad de los periodistas de cubrir historias relacionadas con el crimen organizado, la corrupción o el medio ambiente, por miedo a represalias, es un problema de primera magnitud. La proporción de países en situación «bastante buena» (amarillo) cae drásticamente, pasando de cerca del 36%, en 2023, al 21%, en 2024. Una de las mayores potencias económicas del mundo, Estados Unidos, pierde diez puestos. En casi todos los países de América del Sur, la situación de la libertad de prensa es ahora «problemática». Este deterioro se explica esencialmente por la llegada al poder de depredadores de la libertad de prensa, como Javier Milei en Argentina, y por la incapacidad de los gobiernos para frenar la violencia contra los periodistas. México sigue siendo el país sin guerra más peligroso para los reporteros: 37 periodistas han sido asesinados desde 2019.

El África subsahariana ha enfrentado serios problemas en 2023 debido a la violencia política durante las elecciones importantes. Más del 8% de los países de esta área están en una situación crítica, el doble que el año pasado. Nigeria, Togo y Madagascar han vivido represiones hacia los periodistas. Además, la seguridad ha empeorado en varios países del Sahel como Níger, Burkina Faso y Malí.

En la región Asia-Pacífico —la segunda peor del mundo para ejercer el periodismo—, cinco países figuran entre los diez más peligrosos del planeta para la profesión: Birmania (171º), China (172º), Corea del Norte (177º), Vietnam (174º) y Afganistán (178º). Pero, a diferencia del año pasado, ningún país de la zona se encuentra entre los quince primeros de la Clasificación.

En cuanto a Oriente Próximo y el norte de África, casi uno de cada dos países se encuentra en una situación «muy grave». Emiratos Árabes Unidos se suma a los otros ocho países de la zona señalados en rojo en el mapa: YemenArabia SaudíIránPalestinaIrakBahréinSiria Egipto. Palestina, el país más mortífero del mundo para los periodistas, ocupado y bajo los bombardeos del ejército israelí, desciende a la parte baja de la Clasificación. Sólo Qatar es la excepción de la zona y no se encuentra en una situación «difícil» o «muy grave».

En todas las regiones del mundo, las elecciones que están por venir hacen prever fuertes presiones sobre los periodistas.

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América: Las presiones políticas amenazan cada vez más la independencia y la seguridad de los periodistas

En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024 de RSF, más de la mitad de los países de la región experimentan un deterioro de su situación, debido principalmente a la caída del indicador político.

Cada vez son más los líderes políticos que estigmatizan a los periodistas y a los medios de comunicación en sus discursos. A ello se suman las campañas de desinformación, las acciones judiciales abusivas y la propaganda estatal, que fomentan la desconfianza hacia la prensa y favorecen la polarización. Esta violencia, unida a las agresiones físicas contra periodistas con total impunidad, está creando un clima de autocensura en América del Sur y Centroamérica.  

Estados Unidos (55º), que retrocede diez puestos, se prepara para las elecciones de 2024 en un contexto de creciente desconfianza hacia los medios, alimentada esencialmente por la abierta hostilidad de los líderes políticos, algunos de los cuales no dudan en llamar al encarcelamiento de periodistas. En varias ocasiones, las fuerzas de seguridad han registrado redacciones y detenido a periodistas de forma abusiva.

La situación es especialmente preocupante en Argentina (66º), tras la llegada al poder del presidente Javier Milei, cuya postura agresiva hacia el periodismo afecta al pluralismo. En Perú (125º), las condiciones para ejercer el periodismo se van deteriorando a medida que el sistema político se vuelve cada vez más opaco. El país ha caído 48 puestos en sólo dos años. En Centroamérica, la actitud abiertamente hostil del presidente Nayib Bukele hacia el periodismo de investigación explica el importante declive que registra El Salvador (133º) desde 2019. 

Censura, presiones políticas y exilio forzado

En los tres países de la región que se sitúan en los últimos puestos de la Clasificación, Cuba (168º), Nicaragua (163º) y Venezuela (156º), el periodismo está sometido a una censura basada en decisiones arbitrarias, que pueden tomar la forma de detenciones, suspensiones de la difusión o trabas administrativas. En Guatemala (138º), la criminalización de los periodistas y el encarcelamiento de Jose Rubén Zamora atestiguan las graves amenazas que ha afrontado el periodismo en los últimos años. 

En Ecuador (110º), la crisis política y el auge del crimen organizado han alterado el funcionamiento de la democracia. A pesar de que no se han registrado nuevos asesinatos de  periodistas en relación al año pasado, cuando fueron asesinados seis, Haití (93º) se mantiene en el puesto 131º de los 180 países en materia de seguridad. En México (121º), el país del mundo con el mayor número de periodistas asesinados (72) en la última década, el presidente Andrés Manuel López Obrador no ha mejorado la situación en el último año de su mandato, con una retórica bastante hostil hacia los profesionales de los medios.

Una evolución positiva y nuevos desafíos

Las buenas noticias llegan desde Chile (52º), que gana 31 puestos. La atenuación de la polarización y la voluntad del gobierno de fortalecer la libertad de prensa para crear un entorno más seguro para los profesionales de los medios han contribuido a esta subida. En Brasil (82º), el gobierno del presidente Lula ha realizado progresos en la normalización de las relaciones con la prensa, tras un periodo de escalada de tensiones durante el mandato del ex presidente Jair Bolsonaro. Antaño el país mejor clasificado de la región, Costa Rica (26º) sigue cayendo, debido a las tensiones entre el gobierno y los medios de comunicación. Canadá (14º) obtiene los mejores resultados de las Américas, pero no se priva de problemas, sobre todo por la incertidumbre económica a la que se enfrenta su industria de los medios.

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