Los muertos por covid, en el ring electoral

La Marcha de las Piedras en homenaje a las víctimas mortales de la pandemia se sumó al relato de campaña de la oposición política y mediática al Gobierno.

La Marcha de las Piedras, el homenaje a los muertos por covid, tuvo su epicentro en la Casa Rosada y la quinta presidencial de Olivos el lunes pasado. Presentada por los medios como una iniciativa convocada por los ciudadanos en redes sociales ante la necesidad de despedir a los seres queridos que perdieron sus vidas en soledad durante la pandemia, el hecho, emotivo y de gran potencia simbólica, alimentó sesgos y discursos de campaña a uno y otro lado de la grieta. 

La Marcha obtuvo, antes y después, amplia cobertura de los principales medios tradicionales de radio y TV del país, y también interesó a agencias de noticias y las versiones en español de medios extranjeros de Estados Unidos, Francia, Israel y Suiza. De un total de noventa notas sobre el tema publicadas en portales digitales, se observa en general un tono sobrio, textos breves, énfasis en la emoción que despertó el evento entre los asistentes y una amplia cobertura fotográfica.

Las coberturas neutras fueron mayoritarias pero las adjetivaciones y descalificaciones aparecieron en titulares que ponían foco en la escasa convocatoria: Marcha opositora: más piedras que gente en la Quinta de Olivos, o en las afectaciones del hecho para el gobierno: La Marcha de las Piedras, un golpe político imposible de contestar para un gobierno en shock. Luego de la decisión del gobierno nacional de ingresar a la Casa Rosada las piedras colocadas en Plaza de Mayo con la promesa de construir con ellas un memorial, el diario La Nación publicó este domingo una columna de opinión que comparó el gesto con los secuestros por causas políticas durante la última dictadura.

Fuera del tono general de las coberturas, estuvo también el análisis de Víctor Hugo Morales, quien desde la radio minimizó el hecho por su escasa convocatoria y marcó la contradicción de los medios antes críticos de las medidas sanitarias de contención de la pandemia y ahora falsamente compungidos por el número de muertos. Por su parte, las declaraciones del asesor presidencial Ricardo Forster, quien advirtió un componente de odio y voluntad destructora de la autoridad presidencial en la manifestación, generaron repudio entre la oposición mediática que, en clave de negación o golpismo, presentó los dichos del filósofo como la palabra oficial.

Algunos de los referentes y candidatos de los sectores más duros de la oposición política pusieron el cuerpo y se acercaron a Plaza de Mayo. Allí estuvieron las precandidatas Sandra Pitta y Sabrina Ajmechet, junto con los diputados Jorge Enríquez, Luis Petri, Fernando Iglesias y Waldo Wolff. María Eugenia Vidal, Ricardo López Murphy, Graciela Ocaña y Patricia Bullrich acompañaron la iniciativa desde sus redes sociales.

La construcción de lo espontáneo

A comienzos de agosto, @animartino, una habitual y beligerante tuitera antikirchnerista, propuso «llevar una piedra por cada muerto por covid a Casa Rosada y dejarla ahí. No tirárselas, dejarlas ahí». De inmediato otras cuentas de la misma red social se hicieron eco de la propuesta y en forma de asamblea pública discutieron los detalles de la organización. Días más tarde, el periodista de LN+ y Radio Rivadavia Jonatan Viale se hizo eco de la iniciativa desde su cuenta en Twitter. El RT de Viale, quien solo en esa red social tiene cerca de 750.000 seguidores, fue clave para darle volumen y visibilidad a la iniciativa, entonces en gestación.  

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Ezequiel Rivero

Becario posdoctoral del CONICET. Investigador en el Centro ICEP (UNQ) y del Observatorio Iberoamericano de la Ficción Televisiva (Obitel).

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