Salud, un seminario para promover una «ecología de saberes»

El departamento de Salud y Seguridad Social de la Universidad Nacional Tres de Febrero (Untref) realizó un seminario sobre «Salud: imaginarios y fronteras entre alimentación, género y tecnologías digitales», cuyo propósito fue promover el diálogo que vincule la alimentación, el género y las tecnologías digitales reuniendo diferentes perspectivas, conocimientos y experiencias de las disciplinas que cruzan el campo de la salud. Aquí la exposición de Alfredo Moreno, realizada a fines de octubre pasado.

El siglo en el que vivimos comenzó en medio de profundas transformaciones, entre las que destaca el proceso generalizado de digitalización. Y con ello nos referimos a la conversión de todos los procesos socioculturales en datos para ser procesados por computadoras en grandes centros de datos. Fotografías, textos, videos, diseño… toda la producción cultural pasó, en pocos años, a estar mediada por las tecnologías de información y la comunicación (TIC). Pero también los procesos laborales, la organización de las empresas, la planificación económica, tratamientos médicos… la transformación es profunda y en continuidad.

Las disrupciones tecnológicas impulsan la consolidación y el poder corporativo financiero en la gran industria de la producción agropecuaria y alimentación; así desarrollan el mapeo que va del genoma humano al de toda la vida compleja.

La pandemia apareció como una oportunidad para las empresas que vieron como los ciudadanos del mundo fuimos arrojados al océano digital. Durante mucho tiempo casi todos los países y gran parte de la población mundial fue encerrada frente a sus pantallas para entretenerse, relacionarse, trabajar, educar, etc. En esos días la digitalización permitió seguir «conectado» con los otros y brindó la posibilidad continuidad social. Evidentemente lo vivido no es un modelo ideal de lo digital, pero es una experiencia tan general entre la población y las empresas que todos parecen haber aprendido que muchas presencias (mostradores de atención, ventanillas, colas, trabajos mecánicos, etcétera) pueden modificarse con la conexión remota y el intercambio sincrónico.

Género y hogares

Por su parte, las innovaciones tecnológicas proveen a los hogares de dispositivos digitales que también han transformado las maneras de llevar a cabo los trabajos domésticos y el tiempo dedicado, reduciéndolo. Sin embargo, la incorporación de tecnología y conectividad proporciona un ambiguo y parcial desahogo de actividades domésticas.

La incorporación de tecnología en la cocina puede significar la creación de una plusvalía que permite a las mujeres trabajar fuera o dentro de casa, así como los trabajos del cuidado no pago, cuidar de los niños o abuelos y del hogar. Pero el aligeramiento de las cargas domésticas originado por esta incorporación tecnológica perpetúa la capacidad de las mujeres para soportar los demás compromisos remunerados. Por tanto, no las libero, las atosigó con más actividad.

Estos matices son importantes, dado que permiten demostrar que las mujeres que trabajaban también fuera de las casas no abandonan la cocina porque la industria las haya relevado en ese espacio. Este es un argumento inexacto que se ha venido reproduciendo desde hace décadas. Las mujeres siguen siendo las principales responsables de articular todas las actividades necesarias para garantizar la alimentación familiar.

Los alimentos procesados pueden ahorrar tiempo, pero las cocineras deben saber más acerca de la calidad de los ingredientes, de la preparación de los platos, de la composición de las comidas y técnicas de preparación o de las modas, en tanto que esos avances se correspondían con un incremento del nivel de exigencias.

Tecnología digital y alimentación

La industria alimentaria 4.0 supone una nueva revolución industrial gracias a la digitalización y la red 5G. La robótica, la inteligencia artificial, el internet de las cosas o el uso del big data. La digitalización de la industria alimentaría está en el “modelo de negocios” de las corporaciones tech de la economía global.

Con estrategias comerciales —del tipo «La industria alimentaria 4.0 implica una profunda y adecuada digitalización que, a su vez, impulse la puesta en marcha de decisiones más ágiles, inteligentes, competitivas y enfocadas a la satisfacción del consumidor»— solo se busca mejorar la eficiencia y la rentabilidad del sector con la utilización de tecnologías como inteligencia artificial, el internet de las cosas, la robótica, el big data y la automatización. Estas tecnologías permiten incrementar la calidad y seguridad de los alimentos, aumentar la productividad y reducir costos.

El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) de la Organización de Estados Americanos (OEA) y Microsoft establecieron en Costa Rica «una relación estratégica» que facilitará la implementación de tecnologías disruptivas en el sector agrícola del continente americano. 

El acuerdo denominado Alianza Digital Educativa para Las Américas, cuyo objetivo es implementar iniciativas en el campo de la digitalización de la agricultura, sus semillas y utilizar la plataforma tecnológica de Microsoft para atender las necesidades clave de innovación en la cadena de valor de los actores y del ecosistema del sector agropecuario. Este acuerdo incluye a Global Hitss (American Móvil), para ofrecer aplicaciones móviles de software. La alianza se orienta a los productores agropecuarios de la región noroeste de Argentina y Brasil. Las aplicaciones que ofrecen son para la gestión de agua y el manejo de enfermedades y de plagas, mientras que los agricultores brasileños contarán con chatbots para ayudarlos a resolver dudas sobre sus plantaciones.

Big food y big data: riesgo para la seguridad alimentaria     

El gigante químico BASF utiliza Quriosity, una supercomputadora para acelerar el desarrollo de productos y aumentar la producción. La enorme capacidad de procesamiento de un billón (es decir, un uno seguido de doce ceros) de operaciones por segundo para modelar formulaciones agroquímicas con una toxicidad adecuada para combatir las «supermalezas» (malas hierbas resistentes a la acción de herbicidas como el Roundup). Los científicos de Bayer/Monsanto confían en el supercómputo para rastrear qué genes están activos durante el desarrollo de una semilla de soja con el fin de diseñar nuevas variedades.  El big data está facilitando convergencias intersectoriales.  Así, los gigantes estadunidenses Google (Alphabet), Apple, Amazon, Facebook, Microsoft y los chinos Baidu, Alibaba, Tencent y Xiaomi se integran en «negocios estratégicos» con las corporaciones bioquímicas y bioinformáticas.

Para hacer todo eso, los negocios reales han empezado a convertirse en «centros de satisfacción» y los minoristas dependen cada vez más de la robótica y la inteligencia artificial, así como de los servicios de pago digital.

Los principales expertos en new retail [1]Término acuñado por Jack Ma, CEO de Alibaba, es un movimiento transformador, enfocado en el conocimiento, el talento y la innovación que ayuda a las compañías y sus profesionales a responder las … Continue reading Amazon y Alibaba junto con el gigante chino líder en videojuegos Tencent, están luchando por el dominio en el mercado de los comestibles. 

Amazon adquirió las cadenas de tiendas Whole Foods, para vincularlas a su servicio en línea Amazon Prime y la reciente venta por parte del gigante francés de supermercados Carrefour del 80 % de su negocio con sede en China a Suning, una cadena de puntos de venta de productos electrónicos que cuenta con cerca de nueve mil locales en toda China, dan muestra de los movimientos por el dominio intersectorial del mercado. Alibaba posee una participación del 20 % en Suning.

El Earth Bank of Codes (EBC), coordinado por el Foro Económico Mundial busca mapear los activos biológicos de una región del Amazonas y codificar sus derechos de uso para las comunidades agrícolas, la industria de alimentos y los investigadores de centros y universidades internacionales. Esta plataforma de software, registra los activos biológicos y biomiméticos (propiedad intelectual derivada de las funciones y procesos de la naturaleza) y permitirá el seguimiento de su uso y la distribución beneficios. El sistema de Bio Comercio global, es un producto impulsado por las empresas conocidas como las Gafam (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft).  

Earth Bank of Codes está relacionado con un proyecto más amplio, Earth BioGenome, cuyo objetivo para el 2030 es secuenciar los 1.500.000 de especies de plantas, animales y organismos unicelulares que hay en nuestro planeta.

Este avance tech sobre la Agricultura 4.0 se encuentra con voces como la del sociólogo italiano Maurizio Lazzarato que sostiene «la agricultura industrial es una de las principales causas de la explosión de los diversos virus que la humanidad está padeciendo. El modelo Agricultura 4.0 es una nueva centralización del capital a manos de los oligopolios generalizados. Con semillas resistentes, productos químicos y el crédito, los oligopolios controlan la producción en las fases iniciales. En las fases posteriores, la eliminación de los productos podridos y la fijación de los precios no está determinada por el mercado sino por la gran distribución que los fija de forma arbitraria, privando de alimentos a los pequeños agricultores independientes. El monopolio de la agricultura es estratégico para el capital y mortal para la humanidad y el planeta. El riego en salud está estrechamente vinculado al modelo industrial de la agricultura (y en particular de la producción ganadera) y a los beneficios de las multinacionales».

La transformación de datos en cualquier tipo de información es la materia prima para la acumulación de capital; la creación de valor ocurre al vender los datos y macrodatos, pero también al producirlos y al usar trabajo totalmente impago para producirlos.  A este proceso se lo conoce como datificación.

Las corporaciones gigantes del agronegocio como Bayer, John Deere, Cargill y sus pares se están reinventando como empresas de alta tecnología agrícola (AgTech), al tiempo que las gigantes de los datos masivos, Microsoft, Google y AWS de Amazon, invierten inmensos capitales en aplicaciones y plataformas para agricultura y alimentación.

Esta confluencia de intereses implica cambios profundos en lo que hasta hace poco entendíamos como agricultura industrial. Los promotores de la agricultura 4.0 presionan activamente para que se extiendan sobre todos los territorios las infraestructuras para captar, enviar y recibir datos —que a su vez funcionan como sistemas de vigilancia—, ya sea en esquemas privados o público-privados.

Aportes

Algunos temas y conceptos que pueden ser cruciales para desarrollar y discutir comunitariamente

Datos y macrodatos: Analizar y acordar la definición de que son «datos», para poder abordar la crítica y propuestas frente a políticas de propiedad y uso de datos, código abierto y capitalismo de vigilancia. Datos es como se llama generalmente a cualquier información que es producida, recolectada y almacenada por una computadora. A diferencia de los commodities físicos que aumentan de valor por la escasez, los datos aumentan de valor a medida que se acumulan. Al igual que las materias primas, los datos se vuelven más valiosos comercialmente al procesarlos para convertirlos en productos que tienen un valor económico en sí mismo. Por ejemplo, para mercadeos específicos y dirigidos, para moldear conductas y elecciones de consumo, políticas, servicios, alimentación, educación, a través de algoritmos de inteligencia artificial.

Convergencia tecnológica y contexto corporativo: Mapear la presencia y configuraciones corporativas en la región relacionadas con la digitalización agrícola: qué empresas, qué productos, herramientas, convergencias técnicas y plataformas están en los mercados. Este es un desafío importante, porque los datos son difíciles de conseguir, no están disponibles al público. Abordar las implicaciones de la convergencia actual entre los gigantes digitales, empresas de agronegocios y actores financieros gracias a la digitalización. Los gigantes agrícolas están combinando su poder con los titanes de datos y firmas de biotecnología financiadas por inversionistas para lanzar una nueva oleada de captura de bienes comunes. Una de las formas de convergencia es biodigital.

Este nuevo modo «biodigital» de agronegocios está emergiendo como una alineación y sinergia de estrategias de big data y aprendizaje automatizado (inteligencia artificial), automatización robótica y una ola de enfoques novedosos de ingeniería genética, que se presentan envueltos en promesas «verdes» de ecoeficiencia y nuevas aplicaciones, como manipulación del microbiota de los suelos para absorber carbono. Es una conjunción poderosa, que podría resultar tan disruptiva, extractiva y devastadora de salud ambiental y humana como la ola de agricultura y alimentos transgénica o incluso peor.

Tecnologías financieras: El término fintech, se refiere a la tendencia de implementar avanzadas tecnologías digitales para optimizar las actividades de la industria financiera, procesar pagos, transacciones y banca on line.

Estas acciones implican desarrollo de infraestructura para los servicios financieros a través de los macrodatos y blockchain; gestionar activos digitales y criptomonedas; y gestionar de forma automatizada los procesos financieros. En el contexto de economías con un componente significativo de informalidad como las latinoamericanas, las fintech son un arma de doble filo, ya que mientras brindan herramientas para que las economías populares puedan facilitar sus procesos financieros, su imposición viene de la mano de múltiples formas de empresas financieras, incluso no bancarias, que extraen altísimos intereses a los usuarios, especialmente los que no acceden al sistema bancario formal. Se requieren para poder trabajar parte de sus mercados de pequeña escala en línea (como por ejemplo Mercado Libre y las tarjetas que ofrecen redes de compra-venta en línea, Mercado Pago y similares), pero promueven así el endeudamiento y subordinación de estas economías populares al capital financiero.

Extracción de recursos: los datos son energía, el movimiento de pulsos eléctricos, por lo que están respaldados por un alto grado de producción de electricidad, A fines de 2017, se estimó que el creciente «tsunami de datos» actual consumiría una quinta parte del uso global de electricidad para 2025, una predicción hecha antes de la crisis de covid19, que superó el uso de datos en más del 50 %. Según analistas económicos del sector de energía, Internet utiliza un promedio de aproximadamente 5,12 kWh para respaldar la utilización de cada GB de datos, lo que equivale a aproximadamente medio dólar de energía por Gigabyte36. Recopilar datos de campos de maíz sólo en los EE. UU. gastaría 3.300.000.000 de kilovatios hora de energía, aproximadamente el consumo de electricidad de una nación de África occidental (por ejemplo, Senegal).

Dado que las áreas rurales requieren sistemas inalámbricos y 5G de alta energía e involucran más millas para transportar datos, probablemente esta estimación basada en promedios sea demasiado baja. La energía no es el único problema, la agricultura digital tiene un consumo altísimo de agua: se estima que algunos centros de datos usan más de doscientod litros de agua por gigabyte de datos salientes para enfriar sus racks, lo que equivale a la huella hídrica de cultivar un kilo de tomates o una sexta parte de un kilo de maíz37. Por lo tanto, la aplicación de la agricultura digital, por ejemplo, a la superficie cultivada de maíz en los EE. UU. podría aumentar potencialmente el uso de agua equivalente a regar alrededor de veintitrés mil hectáreas adicionales de maíz. Igualmente, los dispositivos necesarios para la digitalización requieren de una serie de materiales metálicos y otros, que aumentan la minería.

Trabajo: Uno de los aspectos que se reconocen desde las industrias, es que los nuevos procesos de digitalización conllevan una importante pérdida de empleos y sustitución de fuentes de trabajo. Abordar la pérdida de empleo y trabajo digno en el campo, la pérdida de habilidades y otros impactos en trabajadoras y trabajadores a lo largo de la cadena alimentaria.

Falsas soluciones: Tanto las cadenas de bloques como las plataformas digitales para producción agrícola, las fintech, se basan en un uso de energía y materiales con enormes emisiones de carbono, las cuales están escasamente consideradas. Esto se suma a la carga de emisiones de gases de efecto invernadero del sistema alimentario agroindustrial, que ya es muy alta. Adicionalmente, los nuevos mercados de carbono basados en usar los suelos agrícolas y ecosistemas relacionados a la producción agropecuaria, requieren toda una nueva industria de certificación basada en vigilancia digital, lo cual tendrá impactos tanto en lo material, como en el control y vigilancia de territorios.

Gobernanza: Discutir qué necesitamos, qué significa, qué opciones están planteadas y qué queremos y necesitamos para una regulación y un sistema de gobernanza de la digitalización en agricultura y alimentación. Analizar críticamente y evitar que se siga imponiendo la perspectiva de «capitalismo filantrópico» ligado a los «dueños de internet». El control sobre los datos, las plataformas y las herramientas de la agricultura digital se basan en esta constatación de que Internet no es pública. La mayor parte de su infraestructura es propiedad de empresas y se ha convertido en uno de los sectores con mayor concentración de corporativa de todos, aunque la infraestructura de trasmisión en gran parte y especialmente en zonas rurales se ha hecho a cargo de los Estados o subsidiada con fondos públicos.

Con tal concentración de poder, la capacidad de los países y las personas para tener políticas soberanas para el acceso y uso de herramientas digitales, así como su regulación se ve fuertemente desafiada. En países como el nuestro dónde la retirada del Estado deja a la población sin protección la salud y alimentación esta es serio riesgo.

En el contexto de un marco regulatorio escaso o inexistente, liderado por los intereses de las corporaciones, la evaluación tecnológica participativa surge como una estrategia importante para que la sociedad civil desarrolle un control social de abajo hacia arriba, como otra opción de gobernanza por falta de Estado presente. Existen alternativas como las plataformas de evaluación de tecnología (TAP AP) que reúnen a organizaciones de la sociedad civil, movimientos y aliados para evaluar colectivamente los impactos potenciales de las tecnologías/plataformas digitales en el medio ambiente, la sociedad, la economía, la cultura, etc. y considerar alternativas.

La horas de los pueblos es una construcción a la cual debemos abocarnos como única alternativa a las corporaciones digitales, que ya no solamente condiciona, sino que participa activamente, como vimos en la reciente elección en EE. UU.


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Notas
Notas
1 Término acuñado por Jack Ma, CEO de Alibaba, es un movimiento transformador, enfocado en el conocimiento, el talento y la innovación que ayuda a las compañías y sus profesionales a responder las exigencias de un consumidor digitalmente conectado

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