El exterminio de Gaza, la IA y el renacimiento del Silicon Valley
El retorno de Trump al gobierno de EE. UU. da un fuerte respaldo a la participación de corporaciones de base tecnológica y algorítmica en el área militar. En la primera Cumbre DefenseTech realizada en Israel, líderes corporativos del Silicon Valley, fondos de capital de riesgo y funcionarios del ejército israelí promocionaron abiertamente su asociación en la guerra controlada por inteligencia artificial.
La inscripción en la pantalla dice: «Enemigo detectado». Cuando una escuadra de al menos nueve barcos invade una determinada «geocerca», la información al respecto se envía inmediatamente al centro de mando. El operador comienza a trabajar. Es como si estuviera dirigiendo una orquesta: con un movimiento de su bastón, una bandada de drones marinos se lanza al ataque. Múltiples cañones emergen del suelo y lanzan municiones merodeadoras. Un enjambre de cuadricópteros sale volando de la mina, emitiendo algo así como un murmullo en el cielo. Otra ola del conductor y una nube de drones se abalanza sobre los barcos enemigos. Siguiente plano: donde acababa de estar la armada enemiga, ahora hay una superficie despejada del mar. En su fondo aparece la inscripción: Las batallas se ganan antes de comenzar.
Este es el argumento de un vídeo publicitario titulado «El futuro de los conflictos militares», publicado en diciembre en el canal YouTube de la empresa estadounidense Palantir. El video insinúa una próxima revolución no sólo en los asuntos militares, sino también en la estructura del orden de defensa del gobierno estadounidense.
El 10 de diciembre, funcionarios militares israelíes, fabricantes de armas y capitalistas de riesgo estadounidenses se reunieron en la Universidad de Tel Aviv para la primera Cumbre DefenseTech de la historia. El evento se desarrolló en paneles sobre «El futuro del conflicto global», «Desafíos de las espadas de hierro» (el nombre que el ejército israelí da a la guerra en Gaza) y «Explorando la innovación en la tecnología de drones».
Representantes de las corporaciones Palantir, Sequoia Capital y Elbit, que anidan en el Silicon Valley, compartieron el escenario con el director general del Ministerio de Defensa de Israel y el jefe de Lotem, la unidad el ejército dedicado a los macrodatos y la inteligencia artificial. Ingenieros de Google Cloud y soldados uniformados de Mafat, el ala de investigación y desarrollo del ejército israel completaron el encuentro de emprendedores tecnológicos, representantes militares e inversores estadounidenses deseosos de establecer contactos para impulsar el mercado militar tech.
El encuentro Cumbre DefenseTech tenía como objetivo mostrar las tecnologías y estrategias de vanguardia de Israel para abordar la seguridad global, pero el evento mostro el comienzo de una nueva etapa de tecnomilitarización inaugurada por la reelección de Donald Trump. Las alianzas entre el ejército israelí, los capitalistas de riesgo y los jefes corporativos estadounidenses se intensifiquen bajo la nueva administración del gobierno de EE. UU.
La campaña de eficiencia gubernamental, supervisada por Elon Musk, promueve proyectos conjuntos entre grandes contratistas de defensa y empresas tecnológicas más pequeñas, especialmente en áreas como la inteligencia artificial y la guerra con drones. Noam Perski de Palantir en su discurso afirmo que «Todas estas personas que solían ser colegas de la tecnología ahora son colegas de la tecnología de defensa».
El buen ánimo que sostiene a estas industrias bélicas no se ve atenuado por la devastación que se vive en Gaza, uno de los conflictos más letales para los civiles en la historia reciente. Las acusaciones de crímenes de guerra en la CPI y de genocidio en la CIJ han fracaso en disuadir al gobierno de extrema derecha de Israel. La voz oficial israelí en la conferencia está orientada hacia la victoria justa. «Esta es una guerra entre el bien y el mal», dijo Eyal Zamir, director general del Ministerio de Defensa de Israel, en sus comentarios de apertura. «Es una guerra entre la luz y la oscuridad, y pronto encenderemos las velas de Janucá».
La visión maniquea del mundo que abrazan los halcones de Silicon Valley está en línea con las afirmaciones de Eyal Zamir. Entre los halcones liderados por Elon Musk, ahora en la mesa del poder político estadounidense, se encuentra Alex Karp, director ejecutivo de Palantir. La empresa de base algorítmica conocida por proporcionar software de vigilancia y selección de objetivos con asistencia de inteligencia artificial tanto a Estados Unidos como a Israel.
La visión de Palantir fue expuesta por Karp en el Foro de Defensa Ronald Reagan, celebrado en Simi Valley (fundada en 1969) California, unos días antes de la cumbre de Tel Aviv. «La gente quiere vivir en paz, quiere volver a casa; no quiere oír vuestra ideología pagana progresista», exclamó. «Quieren saber que están a salvo, y a salvo significa que la otra persona tiene miedo: así es como se hace que alguien esté a salvo».
La tecnología militar para la de defensa vuelve a motorizar el Silicon Valley
No es ningún secreto que Silicon Valley comenzó como un experimento del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que motorizó la producción de computadoras centrales (mainframe), el desarrollo de Arpanet y los microprocesadores que guiaron las operaciones militares de EE. UU. durante la Guerra Fría. Israel se convirtió rápidamente en el campus satélite de la industria: IBM e Intel abrieron sus primeras oficinas en los años setenta y otros gigantes siguieron sus pasos en las décadas siguientes.
La industria tecnológica israelí, en deuda con el flujo de dinero estadounidense a fines del siglo XX, nunca ha ocultado su papel en la guerra y la ocupación regionales. Por el contrario, la estrecha relación entre el sector militar y el tecnológico es un sello distintivo de la marca de Israel como nación emergente.
El desarrollo tecnológico y la globalización de las corporaciones californianas, ha llevado a que desde fines de la década de los años ochenta las empresas tecnológicas estadounidenses han tendido a negar sus orígenes militares y, en cambio, se han promocionado como bastiones liberales como el lema de Google «no seas malo». Aunque los contratos militares eran comunes, los directores ejecutivos se aseguraban que se firmaran en secreto para evitar la ira de los empleados que protestaban abiertamente por las aplicaciones militares de sus productos. Se puede ver el caso de los trabajadores de Alphabet organizados en una alianza sindical mundial con el objetivo de forjar una empresa más ética y responsable.
Los CEO de las empresas tecnológicas estadounidenses se consideran una nueva clase guerrera, orgullosa de estar rehaciendo su país a imagen de la «nación guerrera» de Israel. El gobierno de extrema derecha de Israel y los halcones del Silicon Valley se adhieren a una doctrina de seguridad de «paz a través de la fuerza», y promueven demostraciones letales de fuerza como la única manera de apuntalar la seguridad nacional, o lo que Alex Karp, de Palantir, describe como “asustar a tu enemigo hasta dejarlo sin aliento”.
En la Cumbre DefenseTech de este año, parecía que no había necesidad de apelar a las normas diplomáticas ni a las leyes internacionales de derechos humanos. Hamutal Meridor, exdirectora general de Palantir Israel, lo explicó a la audiencia: «Cuando estaba en Palantir, solíamos hacer manifestaciones fuera de nuestras oficinas», recordó. «Ahora, todo el mundo parece pensar que la tecnología de defensa está de moda otra vez».
Shaun Maguire, socio de la firma estadounidense de capital de riesgo Sequoia Capital —y defensor declarado de la estrategia militar israelí en Gaza— ofreció a la audiencia un panorama igualmente optimista para el complejo militar-industrial actual: «Si yo hablaba con la gente hace tres años, decían que eras una mala persona si trabajabas para el ejército. Pero ahora las cosas son muy optimistas: la psicología de todo el asunto está cambiando».
«Me encantaría dedicar tiempo a trabajar en cosas que van a cambiar el rumbo de la humanidad»”, dijo Trae Stephens, cofundador de la firma estadounidense de tecnología de defensa Anduril, en una entrevista con Wired. Anduril y OpenAI conformaron una asociación para suministrar al Departamento de Defensa de Estados Unidos sistemas de defensa asistidos por IA.
Desde el 7 de octubre, las tropas israelíes han recurrido a una serie de armas y sistemas de vigilancia —muchos fabricados o mantenidos por gigantes tecnológicos estadounidenses como Palantir, Amazon, Google y Microsoft— para bombardear Gaza incesantemente desde tierra y aire, lo que ha causado la muerte de al menos 45000 personas y ha dañado o destruido el 60 % de sus edificios . Para este genocidio, se utilizaron sistemas de inteligencia artificial como Lavender y The Gospel para aumentar el número de muertos en toda la Franja de Gaza.
«En los próximos cuatro años entraremos en una era mucho mejor de asociación entre Israel y Estados Unidos y en una especie de visión más alineada de cómo lograr la seguridad en la región», declaró Shaun Maguire, de Sequoia Capital, en su discurso en la conferencia. La llegada de Kamala Harris a la presidencia, añadió, «habría sido una noticia terrible para Israel».
Lorne Abony, socio gerente del fondo de capital riesgo Texas Ventures y uno de los financiadores más prolíficos de empresas de tecnología militar israelíes desde que comenzó la guerra, lo expresó en términos más simples: «Los próximos años serán un renacimiento para Israel. Tenemos todas las piezas en su lugar en el Departamento de Defensa de Estados Unidos».
Silicon Valley ha conseguido entrar en la Casa Blanca. Los CEO conforman el ala más ultraderechista de los multimillonarios tecnológicos. Son los llamados neorreaccionarios, convencidos que los líderes de las grandes tecnológicas deben dirigir los Estados y jugar en las políticas locales y globales.
Elon Musk compró Twitter redefiniéndola como X para sumarla a sus emprendimientos en los sectores del transporte (Tesla), la infraestructura (The Boring Company), las monedas digitales (activos en dogecoin y bitcoin), el aeroespacial (Space X), la comunicación informática cerebral (Neuralink, fabricante de chips cerebrales.
Apoyó a Donald Trump durante la campaña, realizando donaciones para su regreso a la oficina oval. Ahora, tras la victoria, la fortuna de Musk se ha disparado a u$s 314.000.000.000, gran parte de eso generado por las acciones de Tesla.
Algunas de las promesas de la campaña de Trump provienen de Elon Musk, que dice saber cómo recortar dos mil millones de dólares del presupuesto federal. Es mucho decir para alguien cuyas empresas dependen tanto de los contratos y los rescates gubernamentales. Sin el préstamo de u$s 465.000.000 que recibió de la administración, Tesla bien podría haberse ido a la quiebra, recuerda Joseph Stiglitz, ex economista jefe del Banco Mundial.
Vivek Ramaswamy, el «Trump millenial» de 38 años de origen indio, en 2014 fundó Roivant Sciences, una empresa que compra patentes farmacéuticas aún no comercializadas o en fase experimental, asumiendo el desarrollo de estas para llevarlas al mercado. Entre sus iniciativas destacan también Axovant, orientada a tratamientos neurológicos y Myovant, dedicada a la salud femenina. Ramaswamy tiene otras dos empresas enfocadas en enfermedades de la piel. Estas inversiones le generaron un patrimonio de unos u$s 959.000.000, según la revista Forbes a finales del año 2023.
Musk y Ramaswamy encabezarán un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que tendrá como misión recortar el gasto público y racionalizar la burocracia del Estado norteamericano.
Otro aliado del republicano, Brendan Carr, un crítico de las políticas de telecomunicaciones y de las grandes tecnológicas de la administración Biden, fue nombrado en el nuevo gabinete como presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). Carr, un crítico de la decisión de la FCC de no finalizar casi novecientos millones de dólares en subsidios de banda ancha para la unidad de internet satelital SpaceX de Elon Musk, Starlink, así como del programa de infraestructura de banda ancha de u$s 42.000.000.000 del Departamento de Comercio y la política de espectro del presidente Joe Biden, retoma su decisión de reorientar a Starlink estos financiamientos.
En 2022, Carr, un fuerte crítico de China, se convirtió en el primer comisionado de la FCC en visitar Taiwán. Ha sido un defensor de la línea dura de la FCC con las empresas de telecomunicaciones chinas. Fue un firme oponente a la decisión que tomó la FCC en abril de restablecer las normas históricas de neutralidad de la red que fueron derogadas durante la primera administración Trump con Carr presidiendo en 2017 la FCC. Las normas de la FCC de Biden fueron suspendidas por un tribunal federal de apelaciones.
Carr «es un guerrero de la libertad de expresión y ha luchado contra la guerra legal regulatoria que ha sofocado las libertades de los estadounidenses y frenado nuestra economía», dijo Trump. Con este nombramiento tendrá el control total de la agencia regulatoria.
Peter Thiel, otro chico Silicon Valley, cuyo mantra es «la libertad individual por encima de todo». Forma parte del directorio estadounidense de la corporación de vigilancia masiva militar y policial Palantir. «Me sigo calificando como libertario. Pero debo confesar que he cambiado sobre cómo alcanzar mis objetivos. Lo más importante es que ya no creo que libertad y democracia sean compatibles», son sus declaraciones en el encuentro Defense Tech.
En 1999 la CIA creó In-Q-Tel un fondo de capital riesgo para invertir en empresas recién creadas de carácter tecnológico, para fomentar el espionaje en las redes sociales. A pesar de que el dinero que In-Q-Tel invierte es público -es decir, de los contribuyentes- su funcionamiento es totalmente opaco. Desde su creación, el fondo de la CIA invirtió en 324 empresas, cien de las cuales permanecen en secreto. Palantir, creada con el fondo In-Q-Tel, su nombre inspirado en El señor de los anillos, el ojo que todo lo ve, expresa la empresa de minería de datos e inteligencia artificial que proporciona inteligencia antiterrorista a las agencias del Gobierno. Define a sus ingenieros como marines que trabajan en un ambiente intelectual.
«Estamos en una carrera mortal entre la política (que oprime) y la tecnología (que libera). El destino de nuestro mundo puede depender de los esfuerzos de una sola persona que construya la maquinaria que haga el mundo más seguro para el capitalismo», sostiene el multimillonario del Silicon Valley ahora nuevamente en el gabinete de Trump.
Este grupo de ultraderecha de directores ejecutivos del valle de California cree firmemente que son los únicos capaces de salvar a la humanidad del apocalipsis porque creen en el apocalipsis. Hacen una clasificación de las amenazas que tiene la humanidad; el cambio climático está en la última parte de la tabla, en la primera está la inteligencia artificial
Una de las razones de la incorporación de alto nivel en el sector tecnológico en el gabinete de gabinete de Trump está determinada por el enfoque bastante agresivo hacia la regulación de la tecnología y la inteligencia artificial dentro de la administración Biden.
El fortalecimiento del sector tecnológico mediante la reducción de las regulaciones está vinculado con los planes económicos de Trump para impulsar la innovación y competir a escala global mejorando su posición en la tabla de patentamiento por innovaciones y productos tecnológicos. La mayoría de las principales empresas de Estados Unidos por capitalización de mercado son empresas tecnológicas. Si Trump está tratando de elevar la economía estadounidense, tiene que ser a través de la tecnología digital y los datos + algoritmos.
Trump reconoce que Estados Unidos compite con adversarios como China, en particular en tecnologías como la inteligencia artificial, según Darrell West, miembro de la Brookings Institution, una organización de políticas públicas de Washington. West dijo que Trump probablemente apoyará a la industria tecnológica para reforzar la ventaja competitiva de Estados Unidos.
El Silicon Valley necesita del gobierno de Estados Unidos, ya que está perdiendo el liderazgo en las tecnologías en informáticas y comunicaciones (TIC) ante la República Popular China.
En este sentido pregona Eric Schmidt «No podemos ganar las guerras tecnológicas sin la ayuda del gobierno federal». Este ex-CEO de Google es el actual presidente de la Comisión de Seguridad Nacional sobre Inteligencia Artificial (AI) y la Junta de Innovación de Defensa e impulsa un movimiento para potenciar el polo tecnológico que supo crear y desarrollar Internet.
Aquellas convicciones del conglomerado TIC del San Francisco de los años 1960 y 1970 sobre empresas de nueva base tecnológica, nueva creación, emprendedores que asumen riesgos y académicos intrépidos que exploran nuevos avances en ciencia y tecnología no hubiese sido posible sin la participación del gobierno de Eisenhower y el fuerte financiamiento del Estado norteamericano. El relanzamiento del Silicon Valley en la Universidad de Tel Aviv vuelve a mostramos una política de Estado al servicio de la tecnomilitarización.
A sus plantas rendido un León
Mientras otros gobiernos de América Latina como México, Chile y Bolivia han criticado a Israel por el exterminio en la Franja de Gaza, el presidente de Argentina Javier Milei viajó a Jerusalén a darle su apoyo a Benjamín Netanyahu.
Durante su campaña electoral, anunció que, de ganar, sus dos principales aliados serían Estados Unidos e Israel. «Estoy cumpliendo mi promesa de que el primer país que visitaría sería Israel y obviamente vengo a apoyar a Israel contra los terroristas de Hamás», le dijo Milei al canciller Israel Katz, apenas arribó al aeropuerto Internacional Ben Gurión. «Mi plan es mudar la embajada a Jerusalén occidental», aseguró. Israel considera a Jerusalén como su capital indivisible, mientras que los palestinos reclaman la parte oriental de esa ciudad como la capital de un futuro Estado. Milei quiere convertir a la Argentina en la Israel del continente.
En el primer año de su gestión, el ajuste del presidente produjo un cientificidio sin precedentes en el sistema científico tecnológico argentino (SCT). Para el modelo de país que está configurando, no necesita un SCT que genere conocimiento e innovación para los intereses de la nación.
Hablar de innovación tecnológica en la argentina de Milei es hablar de negocios financieros tecnológicos comandados desde el gabinete de Trump. Es ponerse anteojos de realidad virtual para ver una sociedad donde «baja la pobreza» y «la economía se distribuye y argentina va camino a convertirse en una potencia».
Las políticas de privatización y vaciamiento en Ciencia y Tecnología, en la Educación, en Formación superior, en hospitales públicos, en empresas públicas como Invap, Arsat y Aerolíneas Argentina, entre otras, distancia a la Argentina de integrar la tabla de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) por patentes de innovación en tecnología. El despliegue de la agenda ultrarreaccionaria global a la que asistimos, es una forma de valorar los triunfadores del Silicon Valley y un ataque masivo a los recursos de la inteligencia y la sensibilidad colectivas. Esa agenda comienza cuando se acepta el lenguaje de los avatares, caricaturas digitales a los que nos tiene acostumbrado el presidente Milei; con las que esta derecha neorreaccionaria apunta a liquidar el pensamiento y el lenguaje de la crítica en la búsqueda de alternativas humanas.
ALFREDO MORENO
Computador Científico. Director de Sistemas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) y Profesor TIC en la Universidad Nacional de Moreno (UNM). Integrante de la Red de Pensamiento Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Sociedad (Placts).
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