El amigo americano de Milei
En su primer mensaje por cadena nacional acerca de los alcances del decretazo que desregula la economía argentina y habilita la venta de las empresas públicas, Milei se abrazó al magnate Elon Musk.
En el Decreto de Necesidad de Urgencia (DNU) que establece el programa económico del Gobierno nacional se destaca la desregulación de los servicios de internet satelital. En su presentación Milei dijo que esta medida apunta a «permitir la competencia de empresas extranjeras», haciendo explicita referencia a Starlink, la empresa de satélites de baja altura de Musk.
Starlink es la empresa global de servicios de internet satelital que fundó en 2015 Elon Musk, como parte de su compañía espacial SpaceX. El hombre más rico del planeta, con un afortunado personal que según los Forbes llega a u$s 240.500.000.000, fue muy elogioso con el libertario después que ganara el balotaje.
Fue la única empresa privada nombrada por el presidente durante la noche que también se escucharon las cacerolas de las personas que repudiaban el DNU anunciado.
Desregular el sector satelital, implica poner fin a acuerdos de reciprocidad mediante los cuales nuestro país interviene en la gestión de acuerdos para obtener un tratamiento recíproco de los sistemas satelitales del país. En virtud de los compromisos asumidos por el Gobierno argentino en la Organización Mundial del Comercio (OMC), ratificados por Ley Nº 25000, la Argentina liberalizó los servicios de telecomunicaciones a partir del 8 de noviembre de 2000.
La excepción prevista al esquema de libre competencia de dicho compromiso tiene que ver con la provisión de facilidades satelitales de los satélites artificiales geoestacionarios del servicio fijo por satélite. Esta excepción tiene su fundamento en las obligaciones asumidas por el Gobierno argentino en el contrato de adjudicación fruto del concurso público nacional e internacional para la provisión, puesta en servicio y operación de un sistema satelital para la Argentina. Es decir, para que un satélite extranjero pueda proveer facilidades satelitales en territorio argentino, la administración a la que pertenece tal satélite debe otorgarles a los sistemas satelitales nacionales tratamiento recíproco.
SpaceX lanzó más de cuatro mil satélites y proporciona internet de alta velocidad a más de un millón de lugares en todo el mundo, la mayoría de los que tienen hijos y los hogares, según información compartida por la compañía fundada por Musk. Semana atrás, la empresa aeroespacial lanzó con éxito un nuevo cohete Falcon 9 con veintidós satélites más desde el complejo de lanzamiento espacial de Vandenberg, en California.
Con la entrada en la red de Guyana, Surinam, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina, todos los países de Suramérica, contarán con lo servicio de Starlink a final del próximo año. Afuera quedan Cuba y Venezuela.
Modificación de la ley argentina digital por DNU
La modificación de la ley establece —capítulo II, Modificaciones a la Ley Argentina Digital (27078)— que la provisión de facilidades de los sistemas satelitales de comunicaciones sea libre y que se «requerirá a los titulares de los sistemas el registro para ordenar su operación, al solo efecto de coordinar el uso de las frecuencias radioeléctricas y interferencias evitadas sobre otros sistemas conformes a la reglamentación que la Autoridad de Aplicación. La prestación de cualquier servicio de TIC por este satélite sometida al régimen general de prestación de Servicios de TIC establecido en la ley».
Además, establece que la radiodifusión por suscripción es toda forma de comunicación primordialmente unidireccional destinada a la transmisión de señales para ser recibidas por público determinable, mediante la utilización del espectro recto o vinculo físico o satelital, indistintamente.
En marzo de 2022, la empresa de Musk se registró en el país como «Starlink Argentina S.R.L.». Sin embargo, continuaba sin prestar sus servicios. Musk ya había expresado en los últimos meses su inclinación al candidato de la ultraderecha. Cuando se conocieron los resultados del balotaje 2023 y Milei fue elegido presidente, el empresario tuiteó: «Argentina se prepara para la prosperidad».
El proyecto de Musk, fundador de SpaceX, busca proporcionar conectividad global mediante una red de satélites en órbita baja. La empresa del multimillonario dueño de la X (ex-Twitter) provee internet con satélites de baja altura. Mientras la mayoría de los servicios de internet por satélite provienen de equipos que orbitan a unos 35000 kilómetros de la Tierra, los equipos de la empresa de Musk están a seiscientos kilómetros.
Esa distancia reduce el tiempo que lleva a los datos hacer el recorrido de ida y vuelta entre el usuario y el satélite que, para enviar su señal, necesita la propagación de las ondas electromagnéticas. Además, el servicio tiene como ventaja que evita la construcción de infraestructura como torres o cableado.
Los clientes de Starlink necesitarán un kit configurado para una zona geográfica determinada, que recibirá las señales por una antena del router incluido en el paquete. Los equipos para acceder al servicio de internet satelital tienen un costo único de quinientos dólares por el kit de instalación, que incluye un trípode, un enrutador wifi y una terminal para conectarse a los satélites. La tarifa mensual es de u$s 99.
El objetivo es debilitar Arsat
La empresa pública de telecomunicaciones, con balances positivos y ganancias en aumento, tiene su principal renglón de facturación local y sobre todo internacional en los servicios satelitales producido scon los Arsat 1 y 2. Un plan de crecimiento tecnológico y comercial con el Arsat- SG1 —cuya puesta en órbita se desplazo a 2025— le permite e la empresa de bandera seguir siendo un jugador en el selecto equipo de países con desarrollo y puesta en servicios satelitales a nivel mundial.
Desregular el sector satelital argentino tiene como único objetivo debilitar financiera y económicamente la empresa pública, sacarle capacidad de competencia y empobrecerla patrimonialmente. Es decir, bajar su valor como empresa de telecomunicaciones.
Arsat pudo sobrevivir al período 2016-2019 solamente por la facturación satelital producida por los servicios de los Arsat 1 y 2. El gobierno de Macri discontinúo el Plan Satelital Argentino, dejando al país sin la constelación de los Arsat 3 y 4 que deberíamos tener orbitados a la fecha.
Con lel decreto del presidente Milei tenemos menos patria y menos soberanía. Solo queda Argentina SA.
Algo de tecno
Los modelos Sputnik de la URSS, se orbitaron en 1957. Desde entonces, y hasta finales del siglo XX, las grandes potencias mundiales lanzaron cientos de satélites, compitiendo en una carrera espacial por explorar el espacio con proyectos cada vez más grandes y complejos.
El primer Sputnik pesaba ochenta kilos y el segundo, más de quinientos. Al día de hoy, la Estación Espacial Internacional (ISS) tiene una masa de más de 420.000 kilos.
Durante mucho tiempo, la tecnología implantada en el espacio es cada vez más grande y sofisticada y sólo estaba al alcance de las agencias espaciales de los países más desarrollados de la Tierra o al servicio de las grandes empresas. Argentina con sus Arsat 1 y 2 conforma este selecto grupo.
La filosofía del New Space es crear satélites de una manera más rápida y barata, gracias a los bajos costos y a la miniaturización cada vez mayor de los componentes electrónicos. Starlink conforma ese espacio conceptual; es decir, el nuevo espacio para los negocios satelitales. Este enfoque implica una tecnología conocida como nanosatélites.
Un satélite mediano o grande geoestacionario precisa de un periodo de entre cinco y diez años desde que se detecta la necesidad u oportunidad hasta que se sitúa en parámetros normales en la órbita adecuada.
La tecnología de telecomunicaciones propicia cambios y actualizaciones constantes y el satélite convencional acaba operando con tecnología de hace diez años. Un satélite grande no puede ser actualizado continuamente, por lo que cuando se detecta una oportunidad tecnológica o de mercado, no puede modificarse. Sin embargo, en el caso de los nanosatélites, desde que se identifica la necesidad hasta que el nanosatélite está en órbita atendiéndola, pueden pasar menos de doce meses.
Las constelaciones de nanosatélites además de ofrecer redundancia y robustez constituyen un sistema para el que los conceptos de obsolescencia o vida útil dejan de tener sentido. Por su propia naturaleza, los nanosatélites de una constelación se van renovando periódicamente con lo que el sistema incorpora en todo momento la innovación tecnológica. Esta renovación constante permite al propietario de la constelación ofrecer el mejor servicio tecnológicamente posible.
Los satélites orbitan alrededor de la Tierra siguiendo trayectorias circulares o elípticas que se consiguen gracias a un equilibrio entre la fuerza de atracción de la gravedad y la de escape marcada en su lanzamiento. Al no existir aire, no existe rozamiento que altere la ecuación y pueden permanecer en órbita de manera casi indefinida. Normalmente los nanosatélites describen una órbita polar, es decir, corren en el sentido de los meridianos terrestres. Cuando finaliza el periodo de operación de un nanosatélite, este vuelve a la atmósfera y se desintegra.
Como norma general, los nanosatélites se lanzan en órbitas bajas circulares (400 – 650 Km de altura) y viajan a unos ocho kilómetros por segundo. A esa altura y velocidad, tardan en dar una vuelta a la Tierra unos noventa minutos para completar un total de entre catorce a dieciséis órbitas por día. Este tipo de órbita baja es ideal para los nanosatélites. Al orbitar más cerca de la Tierra, no solo tienen condiciones óptimas para observación terrestre o comunicaciones, sino que están más protegidos de la radiación solar y cósmica.
Los nanosatélites se agrupan en constelaciones (grupos) que aportan respaldo, redundancia y granularidad a los servicios que ofrecen. Cada satélite en una constelación es renovado cada dos/cuatro años, asegurando que el operador siempre cuenta con un servicio optimizado, de bajo riesgo y con actualizaciones tecnológicas constantes. Por esta razón, las constelaciones de nanosatélites constituyen un sistema para el que los conceptos de obsolescencia o vida útil dejan de tener sentido.
En la actualidad, los satélites ya no son una competición entre superpotencias, sino una oportunidad de negocio basada en el abaratamiento de la tecnología.
Durante el año 2022, se lanzaron más de 330 satélites y se prevé una tendencia al alza a corto y medio plazo. Los operadores emergentes, la entrada de financiación y las nuevas aplicaciones a disposición de empresas, organismos públicos y usuarios explican el crecimiento continuo que ha tenido el sector en los últimos años.
El New Space no solo está propiciando la presencia de más nanosatélites en órbita, sino que también favorece su uso con fines comerciales. Mientras que entre 2013 y 2017 casi la mitad de los nanosatélites lanzados cumplía misiones militares y civiles, y la otra mitad tenía funciones comerciales, el pronóstico para los próximos años es muy diferente. Se espera que para 2023 hasta el 66 % de las operaciones de nanosatélites en órbita tengan un objetivo de negocios.
Antecedentes y corolario
En 2006 el presidente Néstor Kirchner funda Arsat y en el 2014 y 2015 se pusieron en órbita los Arsat 1 y 2 produciendo capacidades nacionales solamente conocidas en países desarrollados. Dejando atrás las privatizaciones llevadas adelante por el gobierno de Carlos Menes respecto de Nahuelsat, que fue una empresa argentina creada para operar satélites de comunicaciones geoestacionarios en el espacio, en 2022 la Argentina vuelve a mostrar con el satélite marplatense MDQube-SAT1 que es posible desarrollos orientados a la soberanía tecnológica. Se trató del primer nanosatélite realizado en el país, y en Latinoamérica, el cual fue lanzado desde la Unidad Falcon 9 -Space X, en Cabo Cañaveral, Florida (EE. UU.).
«San Martín al Espacio», tal su denominación, es un proyecto que nació en las aulas de la Escuela Técnica N° 5, ubicada en Juan B. Justo 4287 de la «Feliz». Así se conformó la compañía Innova Space que, con el apoyo de Neutrón, la aceleradora del marplatense Grupo Núcleo, y el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, pudo concretar este proyecto.
Este pico satélite tiene una dimensión de diez por cinco centímetros, por otros cinco y un peso de quinientos gramos y tiene una órbita polar a unos cuatrocientos/quinientos kilómetros de altura. Su objetivo: brindar cobertura de comunicaciones a puntos que actualmente no tienen conectividad y mejorar la competitividad a los sectores de la agricultura, la minería, el petróleo y el gas, entre otras.
El camino a la soberanía tecnológica tiene esta dirección, el DNU del presidente Milei va en sentido contrario. Aunque como dice el tango, «Yo sé que ahora vendrán caras extrañas con su limosna de alivio a mi tormento…»