Un estudio confirma que el uso excesivo de las redes sociales aumenta la credibilidad en las «fake news»
Un experimento de la Universidad Estatal de Michigan revela que el uso excesivo de plataformas digitales hace a los usuarios más propensos a creer y compartir información falsa, una dinámica que contribuye a la proliferación de desinformación.
Quienes utilizan las redes sociales de forma excesiva son más propensos a creer y a interactuar con la desinformación, un fenómeno que contribuye a su rápida propagación en plataformas digitales. Esta es la principal conclusión de El uso problemático de las redes sociales está asociado con creer en noticias falsas y participar en ellas, un reciente estudio liderado por los investigadores de la Universidad de Michigan Dar Mesh y María D. Molina y publicado en la revista PLOS One.
Esta investigación señala que la desinformación se multiplica en las redes sociales, impulsada por acciones como los «me gusta», los comentarios y las publicaciones compartidas, especialmente por parte de aquellos que dedican demasiado tiempo a deslizarse por la pantalla (escroleando) en sus teléfonos inteligentes. Este uso intensivo o «problemático» de las redes sociales no solo está relacionado con una mayor dependencia de estas plataformas, sino que también muestra una clara predisposición a creer las mentiras que circulan en ellas.
Dar Meshi, profesor asociado y coautor del estudio, explica la relevancia de sus hallazgos: «Las redes sociales son omnipresentes en la vida diaria, y algunas personas las usan en exceso. Descubrimos que este uso problemático se asocia con una mayor tendencia a creer y participar en información errónea, lo que contribuye a su proliferación».
Experimento con doscientas personas
El experimento, en el que participaron aproximadamente doscientas personas de entre dieciocho y veintiséis años, consistió en presentarles veinte noticias formateadas como publicaciones de redes sociales: diez eran verdaderas y diez falsas, en un orden aleatorio. Al evaluar la credibilidad que los participantes otorgaban a estas publicaciones, así como sus intenciones de hacer clic, comentar, dar «me gusta» y compartir, los investigadores observaron un patrón claro.
Los resultados revelaron que aquellos con un uso problemático de las redes sociales eran más propensos a considerar las noticias falsas como verdaderas. Además, tendían a interactuar con las publicaciones (dar «me gusta», comentar, compartir) independientemente de su veracidad, e incluso mostraban una mayor disposición a hacer clic en las noticias falsas.
María D. Molina, otra de las autoras, puso de manifiesto la facilidad con la que las noticias falsas se diseminan, «por su disponibilidad a la hora de ser compartidas y diseminadas en las redes sociales; en Estados Unidos más del 60 % de la gente consume noticias en las redes sociales y diferentes investigaciones han demostrado que las fake news se difunden con mayor celeridad en las redes sociales que la información genuina».
Comportamientos nocivos
Ante este panorama, los investigadores proponen una vía de colaboración. «Podríamos trabajar mano a mano con las empresas de redes sociales para hallar soluciones que ayuden a quienes hacen un uso más intensivo a reducir su exposición a las fake news», señalan Meshi y Molina. Y subrayan que el uso excesivo de las redes sociales no solo aumenta la vulnerabilidad a la desinformación, sino que también puede derivar en comportamientos nocivos con consecuencias graves, incluyendo la pérdida del trabajo, descenso del rendimiento académico y serios problemas de salud mental.
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