Las «big tech» salen del closet

El alineamiento de las grandes plataformas digitales con un gobierno nunca había sido tan público. La amalgama de los magnates de Silicon Valley y Donald Trump alerta sobre la evolución de una industria que troquela contenidos, extrae datos privados y performa el comportamiento de la humanidad. ¿Qué tan novedoso es el respaldo de las big tech a la extrema derecha? Martín Becerra analiza los beneficios, los costos y las concesiones que involucra el vínculo entre el presidente de Estados Unidos y las corporaciones tecnológicas, su impacto geopolítico y la disputa por el liderazgo con China.

De izquierda a derecha: Mark Zuckerberg (Meta); el fundador de Amazon, Jeff Bezos, y su prometida Lauren Sánchez; el consejero delegado de Google, Sundar Pichai y el CEO de Tesla, Elon Musk, asisten a la toma de posesión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en Washington.

Las big tech se erigen, como nunca antes, en razón de Estado; a la vez, el propio Estado opera como razón de ser de las big tech

En enero, Zuckerberg anunció un giro abrupto en la política de gestión de contenidos que aplica a los 4.700.000.000 de usuarios activos mensuales de sus redes, promovió en los principales cargos gerenciales de su conglomerado a varios halcones del Partido Republicano y pidió a Trump que presione a la Unión Europea para evitar las multas millonarias que sufrieron en las últimas dos décadas (Zuckerberg las calculó en más de treinta mil millones de dólares) por abuso de posición dominante y prácticas anticompetitivas, y por violar las normas de protección de datos personales de usuarios. El 29 de enero pasado, Meta acordó pagar veinticinco millones de dólares a Trump para resolver la demanda por la censura que sufrió en Facebook cuando convocaba a tomar el Capitolio el 6 de enero de 2021, mientras difundía desinformación sobre el resultado electoral que consagró a Joe Biden como su sucesor.

La manipulación que realizan las big tech, programando algoritmos, es una herramienta de propaganda formidable que destrona el viejo oficio periodístico de edición de encuadres en los medios de comunicación tradicionales.»

Salir del clóset de la corrección política

Las tecnológicas pueden expandir sus negocios incluso a costa de resignar imagen pública. La foto del acto de asunción de Trump, probablemente, tiene costos reputacionales que se compensan con los beneficios que obtendrán a cambio.»

La muralla tecnológica no es china

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Martín Becerra

Doctor en Ciencias de la Comunicación, investigador y profesor universitario. Es investigador principal en el Conicet y docente en diversas universidades nacionales. Es especialista en medios de comunicación e industrias culturales.

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