Enojados con Milei, encantados con el modelo

Durante mayo se reiteraron anuncios sobre supuesto freno a la inflación, y hasta acerca de precios de alimentos ya no «congelados», sino en baja; sobre «inversores» y economistas que tiemblan por un eventual triunfo electoral opositor y se ponen eufóricos si gana el oficialismo; sobre el nuevo blanqueo —el sueño del pibe para toda clase de estafador y delincuente—, casi sin incluir críticas y con este título de La Nación el 23/5: «Hacia un sistema más simple y menos policial».

Este diario felicitó en un editorial (16/5) la «salida del cepo», como lo llama la propaganda oficial, y en otro (28/5) apoyó la restricción del derecho constitucional de huelga. Clarín bautizó el ataque por decreto a las y los trabajadores como «avance sobre los gremios». Infobae abona la misma línea editorial: el 11/5 calculó en mil millones de dólares el «costo de los paros».

Pero el dispositivo que ideó y armó al muñeco sentado en Balcarce 50 no logra, llamativamente, limitar su bestialidad, acompañada y multiplicada por el costosísimo batallón digital. Esto llena de tristeza a columnistas que en días y páginas diversas coinciden en algo: a veces Milei es tan malo que se vuelve «igual a los K».

Lo hicieron varios y varias. Roa, el 4 de mayo en Clarín, se quejó porque en lugar de «festejar» el acuerdo con el FMI (¿?) y el apoyo de Estados Unidos, Milei expresa odio. «El pasado se nos viene encima», con Cristina, 6-7-8 y espionaje a los «incómodos», enumeró, aunque aclaró que esto último «hoy no pasa». En el mismo diario, el editor Abascal reprochó a la pareja presidencial que se ocupe más de «enterrar a los Macri» que de «meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro» (13/5).

Casualidades de la vida, casi idéntico tipeó Morales Solá en La Nación el 14/5. Milei insulta por doquier y busca dañar a Macri, cuando debería estar atento a que si no gana en la provincia de Buenos Aires su plan económico se derrumbará (anótese: si gana el peronismo habrá caos). Y otra casualidad hizo que Miri, en Clarín del 16/5, diera con «un banquero» de Wall Street que llamó a «un banquero» de Buenos Aires para preguntarle si era verdad que el domingo 18 ganaría el kirchnerismo y opinar que si Macri y Milei no tiran juntos habrá «consecuencias devastadoras para la economía».

Explicó el gran diario: el «nosotros o el populismo» de Macri y el «nosotros o la casta» de Milei rindieron en el corto plazo, pero no dieron «un sistema político previsible», con «preceptos razonables y básicos». A ver si estos giles se avivan: un sistema sin peronistas, para siempre. Como repitió el 18/5 Kirschbaum: por obsesión Milei ve más importante vencer a Macri que a un K, Santoro.

Más causalidades, el mismo día pero en La Nación, por Morales Solá: Milei podría ser un republicano, «si bien se mira lo que hace con la política económica», pero le pelea al PRO y, todavía peor, cuando habla de acuerdo para la provincia se refiere a Santilli, uno que «viene del peronismo» y por tanto no es tan lindo como Macri, porque «a los peronistas no los cautiva una idea, sino el poder». Avisa: Milei tiene la obligación de convocar a acuerdos, porque «la alternativa a lo que hay es un regreso a un populismo autoritario y despilfarrador».

«Los méritos de la economía no pueden desconocerse» para entender el triunfo del carísimo Adorno presidencial en la capital, escribió el mismo autor el 19/5, pero el oficialismo lo consiguió batiendo a su aliado principal, el querido Mauricio, el que mandó a votarle todo en el Congreso, incluidos los vetos a iniciativas que «hubieran desnaturalizado» el modelo económico, como unas monedas para los jubilados.

Y así apareció el tono indignado por la patraña del video mileista contra Lospennato. Es que no son procedimientos republicanos, salvo que los use el «periodismo libre», como lo hizo Clarín el 29/5 a la mañana: «Como Cristina, Axel Kicillof insinúa que el peronismo puede perder en la provincia de Buenos Aires». Va el lector incauto, por no decir estúpido, a buscar declaración tan trascendente, pero no existe, no está, no hay tales palabras en el texto. Solo la clásica berretada periodística de fuentes sin nombre. ¿De verdad esta manipulación es diferente al video mileísta trucho?

Los tres medios trabajan en sinfonía para dar por seguro el triunfo de la derecha en la provincia, así como para reiterar aprietes a la Corte para que condene de una vez a Cristina Kirchner: repitieron la advertencia de abril, sobre el costo que los supremos pagarán si dejan que la expresidenta quede protegida por una candidatura.

 Alconada Mon publicó en La Nación un artículo sobre espionajes interno de la SIDE, pero las amenazas que denunció no conmovieron en Clarín, que eligió publicar en su portada impresa y llevar al tope del digital una acusación oficial: la filtración sobre esas acciones ilegales se hizo desde la Comisión Bicameral de Inteligencia. El diario coronó la buchoneada con fotos bien grandes de Lousteau, Moreau, Thailade y Parrilli. Si esta no es la SIDE, la SIDE dónde está…

Los ataques de Milei a periodistas, a los que se sumó el Caputo ministro de la carroña financiera mundial, tienen más espacio y visibilidad que los palazos y gases de los miércoles, incluidos los que recibió el personal de La Nación el 21/5. Ni siquiera este diario los puso en tapa: arrinconó los hechos en página diez.

Esta doble moral se vio en muchos temas: un paro de la Federación de Educadores Bonaerenses obtuvo una cobertura neutral, sin epítetos ni condenas a los dirigentes ni padres ni madres furiosas por «las horas de clase perdidas», ni fotos de bancos vacíos.