¿Cuál es la responsabilidad del periodismo?
En el marco del ciclo Comunicación y Democracia, organizado por la Carrera de Ciencias de Comunicación (UBA) y Anccom, diez periodistas ubicados en diferentes espacios de enunciación política e ideológica, debatieron en torno a la responsabilidades periodísticas, el clima de violencia, el odio y la democracia.
En la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en la sede de Santiago del Estero, bajando las escaleras hacia el subsuelo, dentro de la sala del Estudio de TV Gabriela David, se encontraron diez periodistas y docentes para conversar sobre comunicación y democracia. En la actividad organizada por la Carrera de Comunicación de la UBA y la agencia de noticias Anccom, periodistas y comunicadores de larga trayectoria tejieron ideas y sentidos para la construcción de una red de pensamiento sobre lo profesional, lo periodístico y lo democratico. Esta iniciativa se lleva adelante en el marco de conmemoración de los cuarenta años de la recuperación de la democracia en el país.
«Les invitades provienen y se posicionan en distintos espacios de enunciación desde lo político e ideológico, lo que nos permite favorecer la discusión entre profesionales que pueden tener puntos de disidencia, con distintos niveles de cercanía o lejanía», decía en la publicación de la convocatoria. Alejandro Alfie, Mariana Moyano, Eduardo Aliverti, Patricia Chaina, Hugo Macchiavelli, Adriana Meyer, Laura Zommer, Estefania Pozzo y Washington Uranga, con Diego Rosemberg en la moderación, se sentaron para el intercambio en la sala preparada para la asistencia de los espectadores en vivo, como para la consiguiente reproducción digital. El diálogo giró en torno al quehacer periodístico involucrado en la convicción, la defensa de los derechos humanos, la precarización, el compromiso, lo digital, lo político y lo relacional en el marco de una sociedad en la que en los últimos tiempo creció la violencia política, hasta el punto del intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Larisa Kejval, directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, abrió el conversatorio dando la bienvenida a los presentes y explicando el motivo por el cual docentes y alumnos se encontraron en el estudio de televisión de la Facultad: «Estamos preocupados, partimos de un diagnóstico que tiene que ver con una erosión del debate público, de la conversación pública, asistimos a una discursividad social, creemos cada vez más violenta. y de alguna manera el intento de magnicidio a nuestra vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner nos volvió a enfocar en este diagnóstico, pero también a preguntarnos acerca de las responsabilidades. En el marco de esta erosión del debate público y esta erosión en definitiva de lo que es la convivencia democrática queremos enfocarnos en las responsabilidades del periodismo».
En la presentación del conversatorio, Diego Rosemberg, editor general de Anccom, abordó dos conceptos fundantes para la creación y el trabajo diario de la agencia, las definiciones propias de la democracia y del periodismo dentro del quehacer propio de los participantes de ese medio: «¿Qué entendemos por democracia desde Anccom? Para nosotros la democracia no se acaba con la formalidad del voto, sino que para que su existencia sea real es necesario el pleno ejercicio de cada uno de los derechos que hacen digna a la vida de los ciudadanos. Vemos a diario que hay muchas personas que se autoperciben como periodistas y sin embargo ejercen labores de comunicación muy diferentes. Nosotros percibimos el periodismo como un servicio social, comprometido antes que nada con sus lectores, audiencias, o como se dice ahora, usuarios. Ese compromiso se traduce en aportar nuestro pequeño grano de arena para que los diferentes integrantes de nuestro país puedan ejercer de manera plena esos derechos que caracterizan a una sociedad democrática. En sociedades tan desiguales como la nuestra, quienes más posibilidades de ejercer sus derechos son quienes más tienen, entonces nosotros nos preocupamos especialmente en visibilizar en nuestra agenda aquellos sectores vulnerados en sus derechos y que menos tienen».
Entusiasmo fue una palabra que hizo eco en la gran mayoría de participantes al hablar de la convocatoria y el espacio de diálogo. «Lo que me pareció percibir fue entusiasmo —dijo Mariana Moyano, periodista y docente de la carrera y actualmente productora y directora de radio y podcast—. Y creo que eso es ya un síntoma de algo distinto, en una época en la que me parece que los periodistas nos hemos convertido en unas personas muy aburridas, y eso es un problema político. Más que de periodismo creo que hoy deberíamos hablar de dónde está la palabra pública, que me parece ya no está en los medios. La opinión pública hoy tiene un lugar, pero le tenemos «cagazo» a ese territorio que nos queda raro. ¿Qué está pasando en un territorio que no conocemos? Me parece que es un problema del periodismo y la política, no estamos a la altura del conflicto básicamente porque no conocemos el tono. Hoy tenemos una agenda absolutamente emocional. Hay una internacional del enojo que se está comiendo la agenda de las emociones, entonces lo que conduce hoy la posición es la ira, es el enojo. Hay una línea que no se cruzaba y hoy se cruzó, y me parece que en parte se cruzó porque estamos encerrados. Hoy se dice que en lo digital no está la realidad, pero la realidad está en todas partes. Me parece que hay que recuperar más que nunca la escucha, no tanto lo que tenemos para decir, sino más qué tenemos para escuchar. El ejercicio debería ser, ¿A dónde vamos a ir a escuchar cada uno?»
Circulando entre el diálogo, las preguntas iban flotando sobre la sala y abrían nuevas ideas posibles. «¿Existe todavía el periodismo de masas dirigido a grandes audiencias? —planteó Eduardo Aliverti, locutor, periodista, creador del Taller de Radio de la Carrera de Ciencias de la Comunicación y director de la escuela de comunicación Eter—. Yo creo que no, creo que lo que existe es una comunicación de nichos, de discursos segmentados y de reperfilamiento de las audiencias. Y creo que nuestro nicho, en el de quienes nos consideramos atentos a un discurso democrático, no estamos haciendo todo los esfuerzos y no estamos poniendo toda la atención para que la violencia sea un límite».
«Salarios de miseria no hacen a un periodismo de calidad, y eso también atenta contra la libertad de expresión», resaltó Adriana Meyer, licenciada de Ciencias de la Comunicación y docente del taller de radio, redactora de Página/12 y columnista de radio La Red. Durante la ronda de intercambio del final Laura Zommer, directora general de Chequeado agregó: «Tenemos un problema, que viene desde el dos mil quince, que es que muchas veces todo el mundo habla de algo que no sabemos quién generó. Y eso pasa, sí y solo sí alguna gente está haciendo negocios. El negocio de la comunicación, para quienes nos pensamos como estrategas o garantes de cierto consenso de la no violencia, necesita que nos pensemos también con soluciones mucho más sistémicas».
«Yo soy de la generación de la primavera alfonsinista, y en esa época Raúl Alfonsín decía que había relaciones supraideológicas; es decir, que más allá de las ideologías que tuviera cada uno, había cosas que articulaban y unían —comentó Alejandro Alfie, licenciado en Ciencias de la Comunicación y profesor de la Facultad, periodista de Clarín, y trabajador en Radio Rivadavia y La Continental—. Ahora vemos que se convierte al adversario político en un enemigo, y ahí es donde se empiezan a cruzar límites, porque cuando uno marca un enemigo hay muchas cosas que se habilitan que cuando uno es un adversario político no se habilitan. Retomo la primavera alfonsinista, porque ahí el límite era la violencia política. Nosotros aprendimos, en esa época, que no había que volver a la violencia política. Que había que investigarla, juzgarla y que nunca más tenía que volver a ocurrir algo así. Entonces tenemos una responsabilidad como periodistas en no fomentar la transformación del que no piensa como nosotros en un enemigo”.
Patricia Chaina, también egresada y docente de la Carrera, trabajadora en Página/12 y El Destape dijo: «El recorrido histórico que la sociedad civil reconoce del movimiento de derechos humanos en el país está amparado por tres palabras paradigmáticas que son memoria, verdad y justicia, lema que fue bendecido por la política de no violencia de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Yo creo que ahí hay un punto. Ante la violencia extrema de la dictadura militar la sociedad civil de la Argentina instaló leyes internacionales y propuso la no violencia y la búsqueda de la verdad».
«La instancia de un acuerdo necesario, como mínimo para solucionar acuerdos económicos ya no es una cuestión meramente económica, sino que es una necesidad de subsistencia social —afirmó Estefania Pozzo, periodista especializada en economía y finanzas—. Yo creo que mañana es mejor, aunque no lo vea voy a seguir construyendo día a día. La democracia es algo que se cuida de generación en generación y para eso hay que poner el cuerpo. En ese punto me parece muy importante que nos conozcamos, que charlemos, que intercambiemos, porque sino de manera aislada, individual o en soledad, realmente no se construye ningún destino en común.»
Washington Uranga, periodista, docente e investigador de la comunicación, dio el cierre al conversatorio proponiendo repensar al periodismo dentro del contexto democrático y político del país: «¿Cuánto nosotros y nosotras podemos reflexionar sobre nuestra profesión por fuera de la reflexión sobre la política y la democracia en nuestro país? ¿Qué distancia podemos tomar de ese contexto? Pensando la democracia como un territorio que habitamos. Yo tengo la impresión que nosotros de alguna manera cristalizamos una forma de democracia. Nos costó tanto recuperar la democracia que ahora tenemos miedo de discutir la forma de democracia que queremos. Y de alguna manera, lo que siento es que los parámetros de democracia que tenemos no le sirven al pueblo y no nos está sirviendo a nosotros y nosotras. Si no nos planteamos rescatar la política como un instrumento en función de la calidad de vida y las necesidades de la mayoría de personas, entonces no se qué estamos haciendo. Pero en la misma línea de pensamiento, tenemos que revisar lo que estamos entendiendo por periodismo. No puedo escindir mi lugar profesional de la política y no lo separo de la política. Yo produzco y me comunico desde un lugar, desde un lugar en el mundo y una manera de comprender. Me pienso y quiero pensarnos, como estrategas de la comunicación pública. Es decir, ser garantes del diálogo público en la diversidad. Y esto supone construir escenarios para la diversidad, ser arquitectos del diálogo público. Más que decir, nuestra tarea es la de articular voces en la diferencia, construir escenarios».
«Me sumo a la alegría de todos y de todas por el espacio, de la Carrera, de Anccom y de la universidad pública. Y me parece que hay que rescatar eso, porque la universidad pública tiene un papel a jugar en todo esto y uno de ellos es este, abrir un espacio de este tipo, poder dialogar de la diferencia. No se si hay muchos otros espacios donde esto se puede hacer y donde se puede hacer con tranquilidad, para mí este es un punto fundamental», dijo Uranga sobre una jornada que luego de dos horas de intercambio cerró dejando los ojos de los participantes trasladándose entre la duda y el entusiasmo de repensar su quehacer profesional en esta Argentina.