No hay otra tierra
El documental No other land muestra con una calidad técnica impecable y sin golpes bajos una realidad que escapa a cualquier entendimiento. La violencia ejercida sobre los habitantes de Masafer Yatta es solo una muestra de lo que ocurre hoy en la Franja de Gaza.
La oscuridad envuelve la pantalla, primero se insinúa un rostro, luego, la tenue luz del tablero del vehículo que conduce y la que se filtra por las ventanillas deja entrever el perfil de Basel, protagonista y codirector del documental No other Land. Leyendo y escuchando unos mensajes en el teléfono, que lo apuran a que llegue a su poblado, «porque algo va a ocurrir». La cara de Basel se va transformando.
Filmado entre 2019 y 2023, codirigido por Basel Adra, abogado y periodista palestino, Hamdan Ballal, agricultor y fotógrafo palestino, Yuval Abraham, periodista de investigación israelí, y Rachel Szor, directora de fotografía israelí, el documental muestra la destrucción paulatina de una de las aldeas de Masafer Yatta, ubicada en la Cisjordania ocupada por Israel.
Argumentando la legalidad de la acción, las fuerzas de ocupación de Israel pretenden desalojar a los residentes, después que el parlamento israelí autorizara el desalojo de la aldea habitada desde tiempos inmemoriales por la comunidad palestina, para transformar el lugar en un campo de tiro, denominado Campo de Tiro 918.
La filmación tiene una crudeza en las imágenes que muestran a los habitantes tratando de oponerse con sus manos al avance de las cargadoras y topadoras que, custodiadas por el ejército israelí, destruyen todas las construcciones del lugar. La pobreza del suelo escarpado, casi sin vegetación y con algunos corrales con corderos, es el escenario de la crueldad llevada al extremo. El nombre del lugar, en árabe se puede traducir como «nada», indicando que en el lugar nada puede crecer.
Los realizadores llevan el registro de las incursiones que destrozan a su paso las viviendas de los pobladores, que en muchos casos deben protegerse en cuevas que existen en el lugar. Hay escenas en las que «colonos» —protegidos por el ejército israelí y con una violencia fanática— atacan a los habitantes de la aldea cercada y, en un caso, provocan heridas de bala a un habitante originario que queda postrado por hemiplejía y que posteriormente muere.
Alumnos de una escuela primaria asisten angustiados al paso de una gigantesca máquina, que con sus metálicas garras destruye la escuela. Después, entre las ruinas, aparecen los esqueletos de los bancos escolares y asoman lápices de colores pisoteados por las botas del ejército de ocupación.
Masafer Yatta se remonta a asentamientos caananitas en el segundo milenio antes de Cristo. Es decir, distintas tribus poblaron la región en varios lugares. Y numerosas investigaciones revelan la presencia de habitantes originarios, que vivían en rústicas construcciones e incluso en cuevas mucho antes de la ocupación de Israel.
Después de la guerra de los Seis Días en 1967, Israel mantiene bajo régimen militar a toda Cisjordania, La Franja de Gaza, Jerusalem Este y los Altos del Golán. Justamente el conjunto de aldeas que forman Masafer Yatta están dentro de la denominada zona C, que indica que Israel tiene pleno control civil y militar en el lugar.
Una batalla legal, sin tregua por la ocupación militar israelí se lleva adelante desde 1967 y se profundiza a partir de 1999, cuando el ejército de ocupación decide que esa zona se transforme en un campo de tiro.
En 2013, cinco premios nobel y una gran cantidad de escritores de renombre mundial firmaron un documento expresando su oposición al desalojo de los habitantes de Masafer Yatta y contra cualquier acto de violencia hacia sus pobladores.
En 2024, No other land fue premiada en la Berlinale. En el acto de premiación Basel Adra y Yuval Abraham dieron testimonios en defensa de los habitantes de Masafer Yatta e imploraron por la paz para la región. Al discurso, el gobierno de Israel lo calificó como antisemita. Yuval Abraham tuvo que permanecer en el extranjero, durante varios días por temor a las represalias y amenazas que recibió él y su familia
Después de ganar el Oscar al mejor documental de larga duración en 2025, el ministro de cultura de Israel, Miki Zohar, pidió a las salas de cine e instituciones culturales financiadas por su Ministerio que se negaran a proyectar la película por ser difamatoria. Calificó a No toher land como una «herramienta de propaganda antiisraelí» que busca «dañar el buen nombre de Israel en tiempos de guerra». El filme, de hecho, carece de distribuidor en los Estados Unidos.
El 24 de marzo de 2025, el codirector Hadman Ballal fue atacado por un grupo de colonos en su casa. A raíz del castigo que recibió, tuvo que ser trasladado a un hospital en ambulancia. En el trayecto al hospital fue detenido por el ejército israelí, que lo secuestró durante todo un día sin permitirle que reciba atención médica.
El 29 de julio de 2025, Odeh Hadalin —palestino de 31 años, padre de tres chicos y que colaboró con la producción del documental—murió por los disparos que le efectuó Yinon Levi, colono israelí. El ataque fue grabado en el momento en que se efectuaron los disparos contra los pobladores de Masafer Yatta.
Hoy es difícil ver No other Land. La plataforma digital Prime Video, de Amazon, lo tiene en su grilla de programación, pero por el momento ese título no se encuentra disponible. Y para acceder en YouTube hay que estar abonado al paquete Premiun. Algunas plataformas digitales aún lo reproducen.
Es una obligación conocer y difundir lo que ocurre en Gaza, lo peor del ser humano se ha corporeizado en una región, en donde las lágrimas de sus legítimos habitantes son casi el único líquido que moja el suelo, además de la sangre derramada.
Sergio Peralta
Integrante de Esfera Comunicacional. Periodista y docente. Fundador del Canal 3 de Televisión Comunitaria de San Martín, Mendoza. Exdirector del LV8 Radio Libertador. Militante de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en la Coalición por una Comunicación Democrática. Publica en distintos medios de comunicación del país y del exterior.
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