Narrativas salvajes: cómo actúa la política de shock comunicacional de La Libertad Avanza
Una investigación disecciona la estrategia oficial, liderada por el presidente y sus «comandantes» digitales. TikTok y la idea de bombardear todos los días para tener una sociedad crispada.
A casi un año de iniciado el gobierno de Javier Milei, ¿es posible pensar que “le sacamos la ficha”? ¿Que no tiene sentido alterarse por cada agresión que dirige o por cada posicionamiento extremo de alguno de los comandantes de la narrativa oficial? ¿Que todo es parte de una estrategia comunicacional?
De eso se trata Narrativas salvajes. La comunicación del gobierno de Milei en todos los frentes, un libro digital publicado por la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad con apoyo de la Fundación Heinrich Böll, en el que se buscó desentrañar el shock narrativo de La Libertad Avanza; diseccionarlo, observarlo y entenderlo para combatirlo.
Post debate por la legalización del aborto, los pañuelos celestes emergieron en el debate público de Argentina de forma inédita. El monstruo fue creciendo. En el encierro de la pandemia se gestó una radicalización de discursos y posiciones políticas de extrema derecha que tomó forma en manifestaciones, redes y medios tradicionales. Agustín Laje anticipaba la distopía: “Feminazi es evidentemente un concepto provocador, que se utiliza adrede, porque estamos en una lucha cultural donde los conceptos se utilizan de esa forma”. Era marzo del 2022. Javier Milei crecía en popularidad en participaciones televisivas a fuerza de excentricidades y ataques de ira. Al mismo tiempo se radicalizaban las posiciones de algunos sectores del periodismo. Martín Becerra, especialista en comunicación y política, ubica en LN+ una parte de la transformación del debate público: “ese canal fue creado entre fines de 2015 y principios 2016, tuvo una breve gestión con un perfil distinto del que le conocemos y al cabo de un año pegó este vuelco de foro rabioso de ultraderecha que corre los límites de lo decible mucho más allá de lo que la (para ese momento) ya tradicional polarización política autorizaba”.
Las narrativas extremas explotaron tras el intento de magnicidio a Cristina Fernández. Pasaron al «todo vale». A partir del 10 de diciembre, el estruendo y desquicio comunicacional se aceleró. Cada día, una novedad: una persona agredida con violencia, una expresión brutal del presidente, las “domadas”, difamaciones sin chequeos. Mientras repartía palos, el gobierno lograba objetivos económicos: una transferencia de recursos tan violenta y veloz como el shock comunicacional.
Steven Forti, historiador italiano, afirma que “una sociedad crispada es una sociedad donde la extrema derecha tiene más posibilidades de fortalecer los consensos que ha obtenido, mostrando una amenaza a la nación o a unos enemigos de su proyecto político. Todo es muy rápido y no hay tiempo de intentar construir una estrategia de confrontación; entonces siempre son ellos quienes llevan la iniciativa. Y luego, de fondo, hay otra cuestión fundamental: la batalla cultural. Es mover la ventana de Overton, normalizar temas que hace unos años no se escuchaban en los medios mainstream. De esta forma marcan la agenda mediática y hacen que las ideas que defienden sean más aceptables para más personas”.
El área de comunicación no necesitó cuadros de otros partidos. En puestos claves se ubicaron varios de los tuiteros más leales de La Libertad Avanza, como Juan Pablo Carreira («Juan Doe»), director de Comunicación Digital. Los “comandantes de la narrativa oficial”, que se dice operan en el antiguo Salón de las Mujeres, son los responsables de las operaciones coordinadas para instalación de temas o los “ataques piraña”. Muchos reciben honorarios millonarios del Estado al cual atacaban cuando eran militantes digitales.
En Narrativas salvajes se perfila a algunos. Agustín Laje, al que Milei visibiliza como su posible sucesor, recientemente nombrado director ejecutivo de la Fundación Faro, un think thank que buscará recaudar fondos para la campaña electoral de LLA “librando la batalla cultural”. Lleva años recorriendo América Latina en nombre del revisionismo de la última dictadura y en contra del “progresismo woke” y del feminismo. Antes de conocerlo, Milei no hablaba de “batalla cultural”. Fernando Cerimedo, fundador de La Derecha Diario, acusado por la Justicia brasileña por el intento de golpe contra Lula, es un asesor en marketing también con perfil regional. Fue parte de la estrategia contra la Reforma Constitucional de Chile, cuando difundió información nunca comprobada sobre las posiciones en pugna. Otros, como el Daniel Parisini «Gordo Dan», llegan hasta tomarse atribuciones de echar funcionarios.
Suele decirse que Milei es producto de las redes sociales. En cierta forma lo es, pero no solamente. Para el periodista Juan Luis González -autor de El loco-, Milei, las redes y los medios se vuelven “un cruce de intereses que terminaron en esto de Milei presidente. Por un lado Eduardo Eurnekian (entonces jefe de Milei), una de las personas más poderosas de Argentina, se pelea con Macri y empuja a uno de sus empleados, Milei, a un canal, América, del cual él controla el 17,5% de las acciones. Por el otro, tenés la lógica del rating: lo ponían a Milei, y con esa violencia que lo hizo conocido, subía la audiencia. Después están las redes: el camino era un recorte de Milei de dos minutos de una pelea que se viralizaba”. Cuando ganó una banca en CABA y se proyectó competitivo hacia el 2023, detrás de LLA se encolumnaron influencers libertarios (la enorme mayoría varones) con cientos de miles de seguidores. Danann, El Presto, Tipito Enojado, Agustín Laje le entregaron en bandeja años de “adoctrinamiento” y narrativas laterales y extremas. Un capital enorme al servicio de la “batalla cultural” y el combate a “los zurdos de mierda”. Dejaron de ser periféricos, pasaron al poder.
Milei logró en Argentina lo que vienen mostrando las extremas derechas en otros países: un fuerte apoyo del voto masculino y joven. En la franja etaria 16–24 años recibió casi el 70% de los votos. Quienes lo votaron se vieron atraídos por su excentricidad pero también por el enojo que el actual presidente tan bien supo expresar frente a las frustraciones de los anteriores, la pandemia y la situación económica. Ganó en provincias que nunca visitó. Hubo madres y padres que lo votaron por influencia de sus hijas/os que, a su vez, lo conocieron en TikTok, una red que Milei nunca manejó personalmente y a la que llegó recién en 2022. Allí, como en otras redes, los posicionamientos políticos de extrema derecha abundan mucho más que los progresistas. Esto podría explicarse justamente por la lateralidad de este tipo de discursos que hace que hayan sido excluidas de los medios tradicionales. Pero que constituyen un núcleo esencial de las nuevas narrativas salvajes, una clave mileísta para entender la «batalla cultural».
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