El extraño ejercicio de la libertad de prensa en Diputados TV
Tras convertir la señal en streaming, la dirección del canal de la Cámara baja ahora difundió entre los trabajadores una suerte de manual que prohíbe el lenguaje inclusivo, repreguntar en entrevistas y hasta comer caramelo o un chicle detrás de cámaras.

El recorte en el canal Diputados TV no es sólo presupuestario. Ni siquiera se cierne a la limitación de su distribución, que dejará de ser canal televisivo para emitirse sólo por streaming, limitando el acceso de la ciudadanía a la información. La flamante dirección del canal que difunde las actividades de la Cámara baja va por más y decidió también recortar la libertad de expresión, al confeccionar un particular “manual de estilo” en el que a los periodistas y conductores que trabajan en DiputadosTV les prohíbe taxativamente usar «lenguaje inclusivo», entre otras cosas. El director de Diputados TV, Jonatan Arioli, también dejó en claro que los periodistas no deben «incomodar» a los y las diputadas en las entrevistas, y «no insistir si evita el tema». La motosierra, se ve, no es solo económica sino también ideológica.
La libertad avanza de frente contra la libertad de expresión. Sumándose a los continuos «ataques» del presidente Javier Milei a ciertos periodistas a través de la red social X (ex-Twitter), ahora el Gobierno cercena el lenguaje y la libertad para ejercer el oficio de los periodistas que forman parte de Diputados TV. La señal, que depende del presidente de la Cámara Baja Martín Menem, no sólo dejará de emitirse como canal de TV, violando lo dispuesto en la resolución que por decisión unánime de todos los bloques lo creó en noviembre de 2006, tal como adelantó Página/12 días atrás. Ahora también su director Arioli, cuyo único antecedente en los medios fue haber sido parte del elenco de una obra de Ricardo Fort, diseñó una suerte de manual que los trabajadores deben respetar a rajatabla.
Las “nuevas normas” se difundieron a través de un mensaje de WhatsApp, detalló “la nueva dinámica que requiere la dirección artística” y ordena “no usar lenguaje inclusivo”. Dice el texto: «No utilizar el lenguaje inclusivo: todxs, o todas y todos, sino expresar todos». Tampoco se puede decir “infantes ni infancias sino niños…». El absurdo, o la intolerancia, llega con la prohibición de usar la expresión «diputados y diputadas» para referirse a los y las integrantes de la Cámara Baja: la directiva es que debe reemplazársela por el genérico y masculino «diputados», a secas. Como si en el Congreso no hubieran diputados y diputadas.
El manual para los periodistas, cronistas y conductores no se limita a la eliminación de la perspectiva de género. También avanza contra la libertad a la hora de ejercer el oficio. «Con respeto a las entrevistas a diputados y funcionarios —señala el mensaje que llegó a los teléfonos de los y las trabajadoras— estar atentos a las respuestas: no insistir si evita el tema, no incomodar, no presionar, no adelantar la repuesta ni marcar posturas: preguntar sobre el hecho en particular lo más objetivamente posible». Entre las órdenes que los conductores y columnistas deben cumplir se destacan «no marcar familiaridad con los entrevistados», «las preguntas deben ser neutras», «no emitir opiniones personales ni inducir respuestas», «no manifestar frente a cámara empatía gestual o verbal sobre lo que pueda estar hablando el diputado», entre otras cuestiones.
Una de las marcaciones más importante y desarrolladas por la nueva dirección a través de estas directivas que bajaron a los empleados del canal tiene que ver con la imposibilidad de hacer repreguntas. El texto no deja lugar a dudas: «Si el diputado hace mención a un tema puntual y lo da por finalizado en su relato, no reiterar preguntas, ir por otro tema de la jornada o tema que quiera preguntar para sumar, pero no ser reiterativo de la respuesta finalizada». Y aclara, no sin una cuota de cinismo, un mensaje destinado al movilero: «Es estar atento el movilero a las respuestas».