Continúa la metralla editorial a la mesa de diálogo del FDT
El potencial electoral de un ordenamiento en el Frente de Todos que atenúe el espectáculo de su interna quedó claramente a la vista con la cobertura que los medios opositores dieron a la reunión del jueves 16, con extremos hilarantes, como llamar «zancadilla» a la presencia de Máximo Kirchner, o contar las sonrisas visibles en la fotografía tomada en el PJ capital.
Es que ese ordenamiento, si se consolidara, desmiente el relato editorial sobre el Frente de Todos como una fuerza ya inviable y a la vez dejaría de ser útil para relativizar y hasta esconder otros temas de la agenda política, como las disputas también encarnizadas de Juntos por el Cambio, que siempre merecen espacios menores, y el juicio político a los integrantes de la Corte.
Las portadas del viernes de Clarín y La Nación dieron una exhibición contundente del peso de este tema para el dispositivo de poder que trabaja para el regreso de la derecha al Gobierno en 2023. «Fuerte presión de los K» fue el eje del título de Clarín. «El PJ se sumó a la presión de Cristina», encabezó La Nación, que agregó en el texto de tapa que hubo clima de fuerte presión» y que el kirchnerismo «presionó».
El sábado, Clarín reprodujo la foto de la reunión y el redactor Carelli Lynch tipeó: «cuesta encontrar más de tres sonrientes». Acompañó esta estrategia con declaraciones de «especialistas» que desmienten que Cristina Kirchner esté proscripta. El mismo día, La Nación intentó pulverizar la reunión reduciéndola al propósito de «escenificar unidad», machacó otra vez con la palabra «presión» y definió a la presencia de Máximo Kirchner como «una zancadilla».
La orden de embestir al FDT por su reunión tan demorada, fue cumplida a rajatabla también el domingo: Fue una «coreografía» del oficialismo y una «simulación unitaria», escribió en Clarín Van der Kooy, quien también llegó a los extremos diciendo que Máximo Kirchner fue enviado como «gendarme«. Por «esa mujer», como suele referirla.
Por estos mismos propósitos ambos diarios dieron la bienvenida a una declaración del ministro Aníbal Fernández. Clarín, que lo combate normalmente a destajo con toda clase de acusaciones y críticas, le dio esta vez tratamiento respetuoso por su definición sobre que Cristina Kirchner «no está proscripta». La Nación copió y pegó el lunes. Una definición que, en Infobae, abrazaron por igual Letjman y Tenembaum.
La alianza opositora derechista recibe, en cambio, advertencias sobre su situación, que hasta ahora no garantiza la recuperación del poder político, pese a que la marcha de la inflación le resta día a día posibilidades al peronismo. Por segundo domingo consecutivo, el jefe de redacción de Clarín, Kirschbaum, le avisa a Juntos por el Cambio que tiene que mejorar su oferta electoral, y para eso tiene que tomar en cuenta —dice— que «la inflación y Cristina» son los factores por los que puede ganar.
La Nación enfocó el mismo tema en un editorial oficial, el que va sin firma y debajo de la placa identificatoria del diario y sus autoridades, pero todavía más, con texto comenzando en la tapa del domingo. El tono es enojoso: los dirigentes de Juntos por el Cambio deben «superar personalismos» y darse un orden. El texto advierte sobre las relaciones «ambiguas» de Rodríguez Larreta con el peronismo. Y finalmente le dice a esta dirigencia que si no es capaz de ganar la elección de 2023 deberán dedicarse a otra cosa. Una verdadera amenaza.
También en clave electoral, Clarín y La Nación publicitan pronósticos coincidentes sobre el fracaso de las metas inflacionarias de Sergio Massa, no solo en enero. Ya anuncian que le irá mal en febrero y también en marzo, con lo que dan por casi extinguida la posibilidad de que el ministro asuma la candidatura, posibilidad que él mismo desestima en público una y otra vez.
Y también tuvo tono de campaña un cuidado despliegue de Clarín el martes 14: en la página dos, un editorial firmado por Gambini, con una clásica nota opositora sobre las responsabilidades por la situación en Rosario, cargadas al gobernador Perotti y, con más énfasis, al ministro Aníbal Fernández. En la página siguiente, la tres, una gran foto del presidente de la Corte, Horacio Rosatti, pidiendo seguridad. El objetivo es claro: aquellos de la página dos son inservibles, este de la tres es el que se preocupa por las soluciones. Si no estuviera tan cómodo en su poltrona, y llenándose los bolsillos, sería para pensar que es un lanzamiento de campaña. ¿Tal vez para otro turno?
Este hombre que se votó a sí mismo como presidente de la Corte, que votó el pisoteo de una ley del Congreso vigente por quince años y se votó otra vez a sí mismo como presidente del Consejo de la Magistratura, ahora confirmó el voto contra los senadores designados por el oficialismo para esa institución. Clarín festeja este «cachetazo» de Rosatti y sus cómplices al kirchnerismo.
Esa decisión sobre el Consejo de la Magistratura demuestra además que varios columnistas de Clarín y La Nación reprodujeron correctamente lo que se les dijo tras la primera reunión del año de los emires supremos: la Corte responderá con fallos y resoluciones al juicio político en Diputados.