Carlos Mangone: «Es el peor momento del periodismo argentino, por la cantidad de recursos que tiene a su disposición y despilfarra»
Doctor en Ciencias Sociales, teórico y ensayista, Carlos Mangone fue profesor de Teorías de la comunicación en la Universidad de Buenos Aires. Una conversación sobre periodismo y precarización.

En la clase inaugural del ciclo 2023, en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, titulaste tu charla «Información y opinión pública en tiempos de posverdad». Allí mencionabas vos mencionabas cómo fue mutando la profesión de periodista desde cuando volvió la democracia, donde había una idea del periodista como abogado y fiscal, y hubo una deriva al periodista como animador, como showman, como empresario. ¿Por qué crees que terminó en esto el oficio del periodista y no terminó en otra cosa o no se abrió paso a otra cosa?
—Hay que considerar un contexto de la producción periodística y de la circulación de la información. La idea del imaginario, que relacionaba con el abogado y el escritor como síntesis del periodista de investigación que venía del nuevo periodismo de la década del 60, donde el periodista se involucraba como personaje de la noticia y de la información, y derivaba también en la investigación urbana, en la corresponsalía global, etcétera. Ese ese nuevo periodismo: Primera Plana, Análisis, Confirmado, la no ficción, es decir, todo eso fue interrumpido de alguna manera por la dictadura. Ese contexto es, para decirlo rápidamente, de una cultura letrada, de una primacía del periódico de papel, de escribir largo, podríamos decir así. También eso está vinculado a una tradición.
Ubiquémonos en que, cuando vuelve la democracia en el 83, todavía tenemos, salvo Canal 9, los canales en manos del Estado; muchas radios en manos del Estado, no hay cable, es decir, no proliferan las señales de noticias, por lo que el imaginario vuelve, la dictadura suspende. Entonces lo que vuelve como la política, con el ritmo de la política anterior a la dictadura, es ese imaginario de periodismo. Pero el contexto en los 90 cambia, ya a fines de los 80. ¿Cuál es el contexto? La aparición de la multimedia con la privatización de los medios, el retroceso de la cultura letrada del periódico papel, el avance de la información audiovisual. En ese contexto lo que se va a producir es una gran competencia en el mercado de la noticia y de la información. Por eso siempre relaciono eso con la caída de la tasa de ganancia de los medios. Cuando se escucha que cayó la tasa de beneficio de los medios, uno piensa “pero si se llenan de plata algunos empresarios”. No, una cosa son las ganancias y la tasa de beneficio, entonces cuando cae eso para seguir garantizando las ganancias, ahí viene la competitividad, la competencia, el rating, pero estamos en otro contexto, en uno multimediático, en el plan de convertibilidad, con sueldos en dólares.
📌 Periodismo y doble precarización
— Fuera de Tiempo (@fueradetiempo_) June 8, 2023
Compartimos la entrevista completa que @otro_periodista le realizó a Carlos Mangone, doctor en Ciencias Sociales y ex profesor universitario.
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Hay todo un proceso ahí que hace que la gran cultura letrada que vamos a suponer que es Página 12 en el 87, que heredaba toda la tradición de La Opinión y de otros diarios, es Clarín con la fuerza creciente, es La Nación con el prestigio, etcétera. Son los periodistas de esa formación. Lo que viene es que muchos de los periodistas ya en la radio son de la televisión. Ese es un proceso que se dio también en la Argentina. Los periodistas de radio que venían de la escritura son reemplazados por los periodistas que se fueron a la televisión y van a la radio, también se crea el periodismo multimediático. Aparecen las señales de noticias, hay una competencia por el rating, por la novedad, por la primicia, por la atracción. Hay mucho zapping y por lo tanto vos tenés que retener la audiencia.
A partir de ahí, podemos ejemplificar cómo fueron derivando los periodistas que venían de Página 12 al periodismo de investigación en América, es decir, a Día D, con toda la proliferación de show, de pedagogía de la información. Ese proceso fue canalizándose cada vez más, se fue acentuando, y por eso vos mencionás que puede terminar en la animación periodística, en el showman periodístico. Quizás el ejemplo más claro es que comienza un joven de 26 años fundando un diario de opinión, incluso de opinión audiovisual en 1987, y termina en el Teatro Astros. Pero lo digo en el sentido de que es más parecido a Enrique Pinti que a un periodista que editorializa, lo digo para ilustrar esta situación. Ahí hay un proceso que es de precarización de la profesión.
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