Sadin: «ChatGPT es un movimiento civilizatorio de profundas consecuencias antropológicas»
Ante una sala colmada, con un tono encendido y espíritu performático y en una intervención de carácter urgente, el filósofo francés llamó a cuestionar el avance indiscriminado y acelerado de la inteligencia artificial en distintas áreas de nuestras vidas.

Ante una sala colmada, con un tono encendido y espíritu performático, el filósofo francés Éric Sadin se presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires y, en una intervención de carácter urgente, llamó a cuestionar el avance indiscriminado y acelerado de la inteligencia artificial en distintas áreas de nuestras vidas, un fenómeno que no dudó en considerar como un «movimiento civilizatorio»: «No corresponde que ciertos ingenieros desconectados de la realidad tengan la llave del destino de la humanidad y que, encima, entren caminando por una alfombra roja».
«¿Qué es la inteligencia artificial? No lo sé. Llevo años intentando desarrollar esa definición, pero hasta qué punto estas tecnologías se pegan a nuestro discurso es estremecedor», analizó el autor deLa inteligencia artificial o el desafío del siglo: anatomía de un antihumanismo radical, La siliconización del mundo y La humanidad aumentada, todos publicados por Caja Negra. En esa misma línea, marcó en qué medida la llegada de ChatGPT, la tecnología de Inteligencia Artificial generativa, implica un quiebre: «En el momento en el que las tecnologías dotadas de capacidad de habla se consolidaron y todos nos acostumbramos a que nos hable Siri con una voz humana y agradable, espectral…justo ahí aparece ChatGPT, un sistema que solicita instrucciones y que nos vuelve caprichosos». Para Sadin, la relación con la instrucción se metió en nuestra relación con el lenguaje y aporta a la «abyección civilizatoria», que nos aleja de “hacer, de crear, de la política, de la lucha y de todo lo que exceda dar instrucciones».
Con la frescura y el desparpajo de unA estrella de rock y ante una larga fila de personas que se agolpó en la puerta de la sala Carlos Gorostiza, el filósofo fue el primero en ingresar. En ese preciso momento fue abordado por una empleada de la Feria que le consultó su “arroba en Instagram para compartir en las redes de la Feria”. «Ouch, no. No uso redes sociales», le espetó con amabilidad el filósofo, quien en el marco de la charla que dio minutos después, no dudó en llamar llamar «criminales» a los ingenieros de Facebook que consideran a la democratización de la Inteligencia artificial como de «una nueva ilustración».