Los deseos de censura de la jueza invisible

El Otro, cooperativa de trabajo mendocina integrante de la Red de Medios Digitales, describe en una nota reciente el accionar de una jueza que avaló el cierre de un jardín maternal ubicado en la escuela hogar Eva Perón y el pedido de una sanción disciplinaria para el abogado que representó legalmente a las 33 madres de los bebés, niñas y niños que asistían a ese jardín. Un hecho invisibilizado por los medios tradicionales cuyanos.

La magistrada Beatriz Salvini, quien consagró judicialmente el cierre del Jardín Maternal de la Escuela Hogar Eva Perón, está decidida a ir por más. En una reciente denuncia presentada ante el Colegio de Abogados, exigió una sanción disciplinaria contra Marcelo Venier, el representante legal de las 33 madres de bebés, niñas y niños que asistían al Jardín Evita y que, finalmente, se quedaron sin sus salitas maternales. La jueza no sólo cuestionó que el abogado de las amparistas realizara declaraciones a la prensa, sino que además desacreditó sin prueba alguna a medios de comunicación, como El Otro, que difundieron su pésimo desempeño y su extraordinaria «voltereta» ante las presiones del Gobierno de Mendoza. Pese a que este diario le solicitó formalmente una entrevista, la célebre miembro de la familia judicial mendocina, quien cobra casi $ 1.500.000 mensuales, se negó a dar explicaciones y ni siquiera permitió que se fotografiara su desconocido rostro.

Al parecer, la jueza Beatriz Fernanda Salvini prefiere la oscuridad de los sótanos y el silencio de los sepulcros. O, mejor dicho, una república sin lo público, donde los ciudadanos no ejerzan ciudadanía, los medios de comunicación no comuniquen, y las y los funcionarios sean funcionales ignotos.

De hecho, no hay un solo registro público de la imagen de la magistrada. Basta con googlear su nombre para verificar su entero anonimato visual, aunque también para constatar que su señoría es hija de Herman Salvini, el juez supremo que ocupó durante 32 años —desde 1984— uno de los sillones de la Corte provincial. Casta, que le dicen.

Según el Poder Judicial de Mendoza y la Auditoría de Ética Pública de la Provincia, la jueza de Primera Instancia del Tercer Juzgado Civil, Comercial y Minas, percibe actualmente una haber bruto de casi $ 1.500.000 mensuales, no tributa impuesto a las ganancias, y en su patrimonio declarado se registran dos casas (la más reciente de ellas construida en un terreno de 2147 metros cuadrados, que adquirió el año pasado) y un auto modelo 2013.

No mucho más se sabe de la jueza cuyos zigzagueantes fallos cobraron notoriedad pública, mal que le pesare, en mayo de este año, en la causa judicial donde dirimió drásticamente el futuro del Jardín Maternal que funcionaba en la histórica Escuela Hogar Eva Perón.

El Otro dio —y seguirá dando— especial cobertura, y memoria para los tiempos venideros, de uno de los ejemplos más descarnados de la injusticia social, en una emblemática institución mendocina abandonada por el Estado, a la que asistían 48 bebés, niñas y niños, de 45 días a tres años de edad, de barriadas populares de la Ciudad de Mendoza.

Uno de los vergonzantes capítulos de esta historia lo protagonizó justamente la jueza Salvini quien, luego de pronunciarse en beneficio de la educación y protección de las criaturas, dio un veloz panquecazo en favor de los funcionarios del Gobierno de Mendoza que, en lugar de garantizar los derechos humanos de los más débiles, le asestó un tijeretazo más al paupérrimo presupuesto educativo.

El silencio no es salud

El 24 de mayo de 2022, bajo el título Carpetazo: Salvini cambió su fallo sobre el Jardín Evita, este medio informó que, apretada por el Gobierno de Mendoza, la jueza Beatriz Salvini rectificó su propia resolución judicial que obligaba a la Dirección General de Escuelas a reabrir el jardín maternal. La investigación periodística de El Otro fue respaldada por testimonios y expedientes judiciales «que explicarían el brusco cambio de opinión de una magistrada denunciada por «grave desconocimiento del Derecho», y revictimización de un menor sobreviviente de abuso sexual eclesiástico».

En el marco de aquella investigación, tal como indican las prácticas profesionales elementales, periodistas del equipo de este diario concurrieron al Tercer Juzgado Civil de la Ciudad de Mendoza, para solicitar una entrevista personal con la jueza Salvini. No obstante, la magistrada, quien no accedió a ser fotografiada ni develar su imagen, respondió a través de un secretario que «no dará entrevistas y sólo hablará por sus sentencias».

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