El streaming se adapta para no volar por los aires

Tras la huelga del sindicato de guionistas en Hollywood, las plataformas reacomodan sus estrategias en función de un mercado que muestra signos de saturación y una competitividad que volvió poco eficientes los altos costos de producción. El deporte en vivo como nuevo motor de la industria.

Los planes de suscripción con publicidad parecen ser un camino posible.

Todo es acelerado en el universo digital. Desde que Netflix inauguró una forma distinta de ver series y películas, el ecosistema audiovisual mundial evidenció una transformación que no da respiro. La batalla de las plataformas vuelve viejo lo que hasta ayer era novedad, en un estado de cambio permanente en el que todo lo sólido se disuelve ante las nuevas formas de consumo. La huelga de guionistas de Hollywood, que se acaba de levantar tras paralizar a la industria por casi 150 días, fue la primera en la era del streaming y parece que dejó mucho más que millones de dólares de pérdidas. La prolongada parálisis marcó un antes y un después, y también una certeza: el futuro de los servicios de streaming será muy distinto a como lo se lo conoce en la actualidad.

La redistribución de las ganancias no solo es un problema económico de los Estados: también en el mundo del streaming la puja redistributiva forma parte de la cuestión. La huelga de guionistas y actores exigiéndole a las plataformas regalías por las obras que usuarios de todo el mundo ven cuando quieren y donde lo deseen, una y otra vez, terminó con un acuerdo beneficioso para quienes están detrás de las historias que conmueven a millones. Mientras, el sindicato de actores confirmó la semana pasada que no llegó a un acuerdo con las productoras, por lo que la producción y realización siguen paralizadas hasta que logren un entendimiento.

Las empresas que ofrecen servicios de streaming tuvieron que ceder a las justas exigencias de los guionistas, pero ya se abroquelaron para lo que viene: luego del levantamiento del paro, se creó la Streaming Innovation Alliance (SIA), una alianza que reúne a Walt Disney Co, Netflix, Warner Bros. Discovery, Paramount+, Max y Televisa Univisión, entre otros jugadores. El objetivo de la primera entidad que reúne a las principales empresas de la era es claro: promover sus intereses entre políticos y entidades gubernamentales, condicionar leyes y regulaciones, tarea para la cual contrataron a Fred Upton, un republicano de larga trayectoria en la Cámara de Representantes, y a Mignon Clyburn, un demócrata que se desempeñó como presidente interino de la Comisión Federal de Comunicaciones. ¿El objetivo? Hacer lobby —en Estados Unidos es una actividad legal— a favor de las plataformas.

«El auge de los nuevos e innovadores servicios de streaming es una historia de éxito estadounidense que debemos celebrar y alentar, no sofocar con reglas y regulaciones obsoletas y mal ajustadas diseñadas para tecnología, productos y modelos de negocio completamente diferentes», abrió Upton el paraguas. Clyburn fue más allá: «Los servicios de streaming han abierto una nueva era de progreso para la diversidad de programas que traen historias y opciones relevantes a las comunidades históricamente desatendidas a un ritmo récord, al tiempo que abre las puertas para trabajos de producción a las personas de color que han estado cerradas durante décadas. Cualquier política que arrastre al streaming también retrasaría el reloj en este progreso vital». Una alianza que, en su comienzo, cuenta con grandes ausentes: Apple, Amazon, Google/YouTube y Roku no son de la partida. Por ahora.

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