Bernarda Llorente: «Nuestro espacio subestima la comunicación»

APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11 a 13 h .por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Bernarda Llorente, titular de Télam, quien hizo un balance del mapa mediático y de la comunicación de gobierno durante estos cuatro años.

—¿Qué balance hace del mapa mediático durante estos cuatro años? 

—Son muchos aspectos y distintos. Por un lado, me parece importante remarcar que hasta que asumió Mauricio Macri veníamos en la discusión de una ley de medios, que parecía que no había retroceso, que las voces se multiplicaban, y que además era muy importante no sólo en Argentina sino también en el mundo la regulación de los medios. Empezaban a crecer las grandes plataformas digitales, hoy cuatro o cinco nos dominan en el mundo que consumimos en términos de información. Los algoritmos finalmente nos redirigen.

—Hace poco Liliana Mazure, ex titular del Incaa, estuvo enojadísima porque con respecto a las plataformas no sólo no tenemos regulaciones sino que dice que casi no hay proyectos para regularlas. 

—Sí, si vas al caso específico incluso las grandes plataformas de streaming han chupado el talento nacional. Si vos vas al cine o a la ficción, desde los grandes guionistas o directores a producción, están trabajando en las plataformas y al mismo tiempo tenés una pauperización de la televisión local que es enorme. No por no tener gente, sino por no hacerle propuestas a esa gente. La televisión local se ha convertido, básicamente, en antenas de transmisión y no de generación de contenidos.

—¿La caída del consumo televisivo tiene más que ver, además de, por supuesto, los cambios tecnológicos, con la mala calidad televisiva?

—Sí, en realidad el asunto es confundir plataformas con contenidos. Hoy, la gente en promedio ve mucho más contenido que antes. El problema es que la televisión local los expulsó. En el mundo hay dos modelos: televisión que apostó a una mayor calidad y finalmente fue el lugar de innovación, que dejó el cine por otra parte desde la crisis del 2008, y es parte del contenido que nosotros consumimos. Cuando vemos Netflix en parte estás viendo un contenido producido específicamente por ellos pero también se produce en esas televisiones locales. Nunca hubo tanta producción, productoras y ficción, algunos incluso hablan de la edad dorada de la televisión. 

—¿Podríamos estar en una edad dorada de la producción de contenidos?

—Absolutamente. Es más, Argentina tenía ese lugar en el mundo, que perdió por esta cosa cortoplacista, de la planilla Excel, de ganar plata rápidamente, porque es más fácil pagar cinco o diez mil dólares una lata que hacer una producción nacional, que sí, después, te genera una serie de ingresos. Argentina tenía un lugar muy importante en el mundo desde la creatividad y calidad televisiva. Hoy eso se ha perdido y lo ocuparon otros jugadores, por ejemplo, los turcos, que no eran importantes en el mercado mundial, o los coreanos. 

—También hay una crisis de formato tradicional, por lo que se buscan referencias vinculadas a la comunicación alternativa o, por lo menos, digital. Hay una hegemonía del chimentismo en la que es muy difícil plantear algún contenido.

—Sí, son canales con programación en vivo, lo que antes eran básicamente canales de cable, que es una forma barata de producir televisión, lo que pasa es que también es una forma cortoplacista, pues todos esos programas son finalmente coyunturales de un solo pase. Lo que vos decís hoy no es que va a servir dentro de quince días, sólo lo van a poder repetir. Se impuso ese modelo, y creo que se impuso también otro más peligroso en sus consecuencias que es la realidad como espectáculo, la política como espectáculo. No importa la discusión de ideas, importa el show.

Muchas veces hablamos de temas muy trascendentes para los y las argentinas, que deberíamos tener el espacio necesario y, sobre todo, la información, los datos y las reflexiones interesantes para poder arribar a distintas conclusiones. Una ciudadanía formada es una que necesita la democracia y la ejerce de otra manera.

—¿Habrá algo en las tecnologías, plataformas y redes sociales que promueven contenidos súper cortos y atentan contra discusiones un poco más desarrolladas?

—Conviven las dos cosas. Me parece que es un error cuando se piensa que en la comunicación, sobre todo las audiencias más jóvenes, están dispuestas a prestar atención treinta, cuarenta o cincuenta segundos. Es básicamente un problema de contenidos. Nunca se vio tanto contenido en tanto tiempo. 

Lo que desmiente esto son, por ejemplo, las maratones, como ven los jóvenes una serie que son capaces de estar cinco horas. No es un problema de que la dispersión te lleva o que ya estamos formateados para solo poder tener atención un minuto. Me parece que también somos culpables los comunicadores de pensar que hacer una cosa más atractiva y larga es muchísimo más difícil. En parte hemos caído en esa lógica del tipo videoclip.

También te podría gustar...

Deja un comentario