A quién le habla Milei

Hay que reconocerle al presidente su habilidad comunicacional para generar atracción hacia la agenda que él pretende imponer. Vía descalificaciones, acusaciones, insultos y otras yerbas similares intenta plantear la batalla política y cultural.

Hay que reconocerle al Presidente su habilidad comunicacional para generar atracción hacia la agenda que él pretende imponer. Vía descalificaciones, acusaciones, insultos y otras yerbas similares intenta plantear, como explicó en su reciente visita a Corrientes, la batalla política y cultural.

Se monta, claro, sobre el desprestigio abrumador de gran parte de la dirigencia argentina. Esa a la que la sociedad aún le factura que desde hace décadas cada vez se viva peor y con angustia creciente.

Javier Milei, que hace apenas dos años iniciaba su carrera política con una banca de diputado, interpretó como nadie ese hartazgo mayoritario. Y lo sigue usufructuando a la hora de hablar o postear contra quienes elige cuidadosamente como sus enemigos.

Resulta innecesario repasar la lista de exabruptos, estudiados a partir de la intuición personal de Milei y del aporte profesional de Santiago Caputo (el asesor premium) y Fernando Cerimedo, a cargo de la propaladora de redes.

El recordatorio es prescindible porque casi a diario se suman nombres, destinatarios. Y arbitrariedades, como las que marcan quién es casta (porque critican) y quién no (porque lo apoyan o callan).

Como nota al pie, surge como toda una curiosidad el inhabitual cuidado verbal que ha tenido hasta ahora el presidente sobre Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa. Sigamos.

Alrededor de Milei están convencidos, o se convencen, de que esta estrategia es exitosa y forma parte de la comunicación directa con la población. «Les dice a los políticos las mismas cosas que la gente piensa y dice de ellos», sostiene un funcionario como argumento de empatía.

Se desmerece en ese ámbito la reacción negativa que provoca este tipo de ofensas dialécticas. «Ellos nos necesitan más a nosotros, que nosotros a ellos», es la lógica desde ese sector gubernamental hacia mandatarios provinciales y legisladores.

Dicha valentía podría contraponerse con la intención oficialista de reflotar en el Congreso el tratamiento del proyecto de ley Bases, con varios cambios. O con la idea de que el Poder Legislativo deje vigente el mega DNU, lo que por estos días empieza a verificarse bajo riesgo acelerado.

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