Onlyfans: el éxito del Instagram porno

Durante la pandemia, las plataformas de contenido erótico y pornográfico vivenciaron un crecimiento exponencial que evidencia la relación entre la tecnología, el consumo, la sexualidad y las relaciones interpersonales. ¿Qué es lo que revela el incremento de veinte a 120.000.000 de usuarios en OnlyFans durante el 2020? 

Barby, de 25 años, nació en Venezuela y hace ocho años vive en Argentina, era entrenadora en un gimnasio y modelo, ingresó a la plataforma como Vane Curra por mera curiosidad impulsada por consejos de su entorno y al poco tiempo vio ganancias que resultaron ser económicamente mucho más rentables que su actual empleo. Hoy se dedica únicamente a generar contenido para la plataforma e invierte un mínimo de 2 horas diarias. Relata que la forma de atracción inicia en Instagram donde ella ya tenía un público cautivo y la posibilidad de ofrecer contenido exclusivo por OnlyFans es el comienzo para la captación de seguidores que paguen por las fotos y videos. Lo importante radica en el vínculo con los fans, en generar un diálogo, en hacerle “regalitos”, en mandarle un saludo por las noches.

Las redes sociales, como Facebook o Instagram, nos ofrecen conocer, acercarnos, ver la vida privada de las personas. Se exponen y exponemos y, así, retroalimentamos servicios que se nos presentan como gratuitos mientras se nutren de nuestra información. Los límites entre lo privado y lo público se desvanecen y, de esta forma, se crea un terreno fértil para el deseo libidinal. De aquí nace esta nueva plataforma conocida como OnlyFans que permite monetizar el contenido más íntimo a partir de que los usuarios pagan por acceder a las publicaciones de quienes deciden seguir. Al no tener restricciones mayoritariamente ese contenido es erótico y pornográfico, algo que en las redes sociales gratuitas es censurado y penalizado, como por ejemplo, mostrar un pezón femenino. De este modo, la pandemia aceleró el vínculo estrecho entre la tecnología y la enorme cantidad y heterogeneidad de contenido libidinal que da rienda suelta a las fantasías siempre dispuestas a escaparse del aparato normalizador del capital.

Rubén, fotógrafo especializado en el arte erótico, tenía experiencia en la sección de espectáculos y, en un principio, no se imaginaba haciendo fotografías con modelos porque lo sentía muy invasivo. Tuvo una primera experiencia que resultó muy buena y así seguió realizando trabajos, primero, para una página que era intermediaria en la venta de contenido erótico y luego para OnlyFans. Lo primero que se preguntó es por qué habiendo tanto material gratuito existen personas que pagan por él. “Si, por ejemplo, una chica tiene 200 seguidores y están fascinados con ella, vieron fotos solo en bikini y están locos y un día ella decide hacerse un OnlyFans; esos 200 pibes no van a tener otra forma de verla desnuda que no sea comprando o suscribiéndose. Después está todo el morbo donde se corre la voz que alguien consigue 200 seguidores a 20 dólares cada uno, eso se empieza a viralizar entre los grupos de seguidores y esos nombres empiezan a crecer. El tema es poder sostener ese interés en el tiempo.” Agrega “siempre hay alguien que va a pagar para ver sin ropa a alguien, a mí una de las modelos me llegó a contar que hasta su cuñado compró uno de sus set. No importa que consiga millones de cosas gratis y de muchísimo mayor contenido sexual, lo que le va a importar es poder ver a quién desea.”

La multiplicación y aceleración en la rotación de los “influencers”, a través del exceso de imágenes y videos, hace que cada vez haya más personas que se abran una cuenta en OnlyFans, pero, también, disminuye la inversión emocional puesta por parte de los consumidores. Esto produce que durante los tres primeros meses en la plataforma, los seguidores y las ganancias económicas sean exponenciales, mientras que con el paso del tiempo eso se desvanece y son pocos los que logran amesetarse o mantener cautivos a sus seguidores generando nuevas estrategias e innovando los escenarios, posturas, vestuarios, roles, accesorios y lugares de los contenidos que se ofrecen. Existe una indiferencia hacia los ídolos hecha de un entusiasmo pasajero y de abandono instantáneo.

Emiliano Montelongo, psicólogo, señala la diferencia entre el deseo y la satisfacción autoerótica, en tanto el primero implica que su causa sea situada en el Otro. «Esto se relaciona con el amor, que para Lacan es el que “permite al goce condescender al deseo». Y es lo que mantiene el lazo cuando se satisface el apetito sexual. Entonces hay una relación entre esta promoción de satisfacción virtual y la degradación de la vida amorosa actual.” Emiliano explica que Lacan toma de los griegos el concepto de agalma para pensar en el brillo que recubre al objeto y que, dotándolo de cierta opacidad, motoriza su propia búsqueda.

De este modo, es en el Otro que está en el objeto causa del deseo, hay que pasar por allí. En cambio, en esta especie de sociedad de la transparencia, donde las fronteras entre lo público y lo privado se borran, no creo que se abra un campo fértil para pensar el deseo, por lo menos en estos términos. Más bien lo que promueve todo esto es una satisfacción autoerótica, en donde no hay pasaje por el Otro, donde esa dimensión tiende a desdibujarse y lo que queda es la pura satisfacción de un cuerpo sin Otro; la pura pulsión. Este sin el Otro ofrece una satisfacción sin vueltas, rápida y solitaria, frente a la pantalla.

Seguir leyendo en Panamá

También te podría gustar...

Deja un comentario