Nuevas redes sociales: ¿se viene el final de Instagram?

Los más jóvenes se están yendo de las plataformas tradicionales hacia propuestas libres de haters, de filtros y de anunciantes. Una sensación generalizada de hartazgo frente a la dictadura del algoritmo se expresa en la generación z y su inclinación por redes sociales que ofrecen simpleza y entornos más íntimos para relacionarse.

Una creencia generalizada está plagando thinkpieces recientes y publicaciones especializadas en tecnología, pero también una sensación compartida por las nuevas generaciones de usuarios: las redes sociales ya no son lo que eran y, de hecho, el componente «social» es cada vez más escaso. ¿Te acordás la emoción cuando conocías alguien en otro lado del mundo por la difunta ICQ? ¿O cuando charlabas horas con algún viejo amigo reencontrado en Facebook?

Incluso las mejores épocas de Twitter parecen hoy un distante sueño utópico, en vistas de los estragos que está haciendo Elon Musk como flamante dueño de la plataforma. La última gota que rebalsa el vaso: el anuncio del límite de tweets que vas a poder leer por día.

Lo que la generación Z quiere: más intimas, más simples

El batacazo lo dio TikTok durante la pandemia, cuando las horas que pasábamos online aumentaron para todos por igual, y luego sabiendo captar los gustos y modas de la gen Z con su infalible (e indescifrable) algoritmo. Aplicaciones como Snapchat y BeReal, cada una en su momento y salvando las distancias, comenzaron también a hacer mella en la popularidad de Instagram, sobre todo en el core de lo que significaba esa red social: el hábito de sacar fotos, cómo sacarlas y con quién compartirlas.

Mientras tanto, una tendencia se afianzó: los más jóvenes ya no quieren exponerse tanto, prefieren las historias efímeras, instantáneas y más descontracturadas a los posteos en feed o, incluso, a los problemáticos reels que la plataforma comprada por Meta trató de empujar hasta el hartazgo. Y es que si miramos la evolución de los usos recientes en Instagram podemos observar, por un lado, la aparición de los finstas o fake instagrams (cuentas falsas) que los más chicos se armaban a espaldas de sus padres, pero también de una comunidad más grande para compartir en intimidad con amigos; y por otro, la aparición de las stories, feature que la plataforma replicó del éxito de Snapchat.

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