El arte de usar al papa para hacer antiperonismo
La muerte del papa Francisco fue la excusa La Nación, Clarín e Infobae para insistir en el peronismo como «hecho maldito». También se esforzaron en minimizar el papelón de Milei de no llegar a la ceremonia en la Basílica de San Pedro.
El respaldo al Gobierno de Clarín, La Nación e Infobae en las noticias económicas y ante protestas y reclamos, que se mantiene inalterable pese a los fuegos de artificio sobre un supuesto enfrentamiento entre Milei y el «periodismo», tuvo en abril el agregado del aprovechamiento de la muerte del papa Francisco para insistir en el peronismo como «hecho maldito»” y siempre, siempre, lo peor para el país.
El mismo día del deceso, el 21 de abril, La Nación mandó a escribir a uno de sus redactores que Francisco «no era peronista», que lo había negado. Fue el punto de partida de una saga de la que participó también Clarín y que en tres días incluyó al menos seis notas que recordaron que cuando fue elegido, en 2013, la entonces presidenta Cristina Kirchner habló de la designación de un «papa latinoamericano».
Cristina «lo odiaba», levantó la mira Morales Solá. Posando de ecuánime, agregó que del otro lado fueron falsas las acusaciones a Francisco de haber sido protector de la «corrupción K», aunque «se equivocó» con muchas audiencias concedidas a peronistas.
Uno de los Wiñazki encontró en Clarín una mala actuación de Cristina al regalarle un mate. Con su extremismo habitual, Roa acusó a Francisco: «se pegó a uno de los bandos: el bando del kirchnerismo». En el mismo diario, Rubín describió que todos los presidentes tuvieron problemas con él, que varios le pidieron disculpas y eso le sentó bien, incluido Milei, pero Cristina lo visitó rodeada de peronistas y «comenzó así un proceso de deterioro». Milei le pidió perdón, repitió Sirvén en La Nación, pero «no se sabe» si Cristina lo hizo.
Los tres medios se esforzaron en minimizar el papelón de Milei de no llegar a la ceremonia en la Basílica de San Pedro, donde había muchos mandatarios. Clarín quiso en especial tender un manto de olvido en la tapa del 27 de abril, con una foto del féretro ya cerrado y la leyenda: «Milei estuvo en la primera fila del funeral».
Los enunciados abiertamente oficialistas en las portadas de ambos diarios y sus versiones digitales, junto a Infoabe, fueron enfáticos y en ciertos casos alevosos en cuanto a la economía, antes, durante y después de las andanadas con las que el ocupante de la Rosada actúa disgusto con los medios que tanto trabajaron para ungirlo. Acaso pueda dudar de que lo sostienen a él, pero es evidente que defienden y reivindican a rajatabla el modelo económico.
Junto a la fanfarria por el apoyo del FMI, sin ninguna visión crítica en espacios más o menos visibles, hubo esfuerzo coordinados por negar la devaluación, ocultada detrás de la consigna gubernamental «fin del cepo», si bien 48 horas después del anuncio se animó a mencionarla en Clarín el jefe de redacción, Kirschbaum. Hubo muchos otros títulos de acompañamiento, como «Alimentos importados ya son más baratos que los nacionales» (Clarín, 2/4). Y una genialidad para ocultar el aumento del costo de vida, en el mismo diario: «Se frenó la baja de la inflación en la Ciudad: 3,2 % en marzo». Más apoyos empresarios; los exportadores esperan mejor precio para los granos; en Wall Street hubo sorpresa y elogios; economistas apoyan el nuevo régimen cambiario: La Nación necesitó dos páginas el 13 de abril para tantas buenas noticias en la nueva etapa de la timba financiera y cambiaria. Por eso le quedaron sólo seis párrafos disponibles para críticas de la oposición «más dura» y «advertencias de los aliados».
El combate mediático contra el paro de la CGT comenzó dos días antes: «La CGT está dividida por el paro y se acelera el debate por el cambio de autoridades», atacó La Nación el 8/4. El segundo título del 9 a la mañana en el diario fue: «36 horas de caos. Movilización en el Congreso y servicios afectados por el paro de la CGT». El de Clarín en tapa, el día de la protesta: «Tercer paro de la CGT a Milei en 16 meses de gestión».
Con el paro en curso, La Nación puso a la mañana en línea: «»Estamos cansados». Largas filas en paradas de colectivos y accesos cargados para entrar a la ciudad por el paro de la CGT». En sintonía, Infobae: «Colectivos repletos y quejas de los trabajadores contra los jefes gremiales en las primeras horas del paro de la CGT». Por supuesto, las transmisiones televisivas de estas empresas y otras aliadas estuvieron implacablemente a tono con sus móviles.
Los títulos posparo estaban ya cantados: «Otro paro general de la CGT contra Milei que no cambia nada» (Clarín) y «Comercios abiertos y colas para ir a trabajar: el paro de la CGT tuvo efecto limitado» (La Nación).
Esta bondad es lo que Milei no ve, según la amarga queja de La Nación el 19. Tituló: «Otro ataque de Milei a una periodista de La Nación». Se trata de Florencia Donovan, quien —explicó el artículo— describió «el saldo positivo de la gestión libertaria en el área económica en contraste con la dura realidad discursiva de Milei».
Los ataques desaforados, incluyendo la reiterada gestualidad mafiosa del asesor estrella, siguieron tanto como el esfuerzo editorial por sostener el modelo: Clarín presentó como hazaña y en lugar muy destacado la baja de cuatro por ciento que anunció YPF, pero relegó a espacios invisibles las subas de la electricidad, el gas, la medicina y las escuelas privadas. Y de los alimentos, claro, gracias a la devaluación. Ya el 2 de mayo, La Nación buscó ocultar los aumentos con nombre gracioso: «actualización».
Un piquete mediático brilla en el período: Morales Solá avisó el 19 que será «devastador» para la Corte Suprema que la condena por la «causa Vialidad» sea ratificada después de que Cristina Kirchner pueda ser candidata a legisladora, de manera que los supremos deben fallar antes. Les explicó: ya conocen la causa, ya resolvieron contra ella en varios recursos, sólo tienen que examinar el tramo final. No sorprende: este «periodista independiente», que se indigna por la brutalidad de Milei, se olvida de la propia, evidente en este caso y en el pasado, como cuando pronosticó que a Cristina la espera la guillotina.
Hugo Muleiro
Periodista y escritor
VOCES

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