Assange evita, por ahora, la extradición a EE. UU. debido al riesgo de ser condenado a muerte

El Tribunal Superior de Justicia británico aceptó considerar tres de las ocho argumentaciones presentadas por la defensa del periodista. Esta es su última oportunidad para rechazar la extradición a EE. UU. en la jurisdicción británica.

Este martes se hizo pública la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Londres por la que se amplía el plazo para evaluar tres de los ocho puntos de apelación presentados por la defensa del periodista el pasado mes de febrero, a la espera de que EE. UU. presente sus garantías al respecto.

Los tres argumentos inicialmente aceptados por ese tribunal tratan sobre la posibilidad de que la extradición de Assange vulnere la libertad de prensa, el hecho de que pueda recibir un trato discriminatorio y el riesgo de que sea condenado a pena de muerte. Los otros cinco puntos han sido directamente rechazados. Esta es la última baza que el australiano puede jugar en territorio británico para esquivar la extradición a EEUU.

Si EE. UU. presenta garantías de que no se incumplirán ninguno de estos tres puntos —que son aceptadas por la Justicia inglesa— la apelación de Assange sería definitivamente rechazada, agotando la jurisdicción británica y dando comienzo al proceso de extradición. En el caso de que EE. UU. no presente dichas garantías o que estas resulten insuficientes a la Justicia británica, los tres puntos serían admitirían, iniciándose un nuevo procedimiento judicial.

EE. UU. lleva cinco años solicitando la entrega de Assange, a quien acusa de haber cometido dieciocho delitos informáticos y de espionaje por la publicación de informaciones que revelaron numerosos escándalos cometidos por Washington, incluidos crímenes de guerra contra población civil en Oriente Medio. Los cargos suman una pena máxima de hasta 175 años de prisión o —incluso, como estudia ahora la Justicia británica— la pena de muerte.

La clave se encuentra en el delito de traición, del que el periodista es acusado y cuya pena máxima es la capital, según la ley de espionaje vigente en EE. UU. La posibilidad de que reciba este castigo es contraria al acuerdo de extradición vigente entre Washington y Londres, que determina que el Inglaterra —que abolió la pena de muerte en 1965— no puede entregar a un acusado si este puede ser condenado a muerte. La propia diplomacia británica aseguró en 2020 que no extraditarían a Assange de existir dicho peligro.

Los jueces ingleses, Victoria Sharp y Adam Johnson, también esperan recibir garantías de Estados Unidos relativas a la argumentación sobre la libertad de prensa, recogido en el artículo décimo de la Convención para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, a la que Reino Unido está suscrita.

Este es el último intento del periodista de salvar la extradición a EE. UU. La decisión de aceptar a trámite el punto de apelación de la defensa, no cambia, por el momento, la difícil situación en la que se encuentra Assange, quien lleva cinco años encerrado en la prisión de máxima seguridad Belmarsh (Londres). Anteriormente, había permanecido siete años confinado en la Embajada de Ecuador en Londres, gracias al asilo diplomático que le concedió el expresidente latinoamericano, Rafael Correa, y que después le sería retirado en 2019 por su sucesor, Lenin Moreno.

Si la Justicia británica finalmente rechaza el punto de apelación que hoy ha sido admitido a trámite, al periodista sólo le quedaría solicitar medidas cautelares al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) para tratar de detener la extradición. Sin embargo, a pesar de que Reino Unido es uno de los 46 países adherido al Convenio de Protección de los Derechos Humanos, la defensa del periodista cree que existe riesgo de que eluda su responsabilidad ante Estrasburgo, como ya ha intentado hacer en otras ocasiones.

La defensa de Assange ya apeló en esta instancia la decisión de la jueza británica, Vanessa Baraitser de dar por válidas las justificaciones de la Justicia norteamericana de que velaría por la salud de Assange de ser extraditado. Ante las evidencias del riesgo de suicidio, el argumento humanitario había sido el único que la jueza había aceptado de todos los presentados por la defensa y con el que se paralizó inicialmente la extradición. Tras la aceptación del recurso, en 2022, la extradición fue puesta de nuevo en marcha, en un proceso judicial que ha agotado su último estadio este 26 de marzo.

Como consecuencia de las condiciones de su largo encierro, la salud del periodista se ha deteriorado considerablemente. Dos relatores para la tortura de la ONU llegaron a calificarlo como tortura. Familiares de Assange y organizaciones por la libertad de prensa llevan años advirtiendo de la gravedad que secuelas físicas y psicológicas que el encierro ha dejado en su salud, y temen que su extradición suponga el final del periodista.

Con información de Público y The Guardian

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