Abrumadora tendencia oficialista en noticias y opiniones
Los principales diarios —Clarín, La Nación e Infobae— profundizaron en noviembre una línea editorial abiertamente favorable al oficialismo, combinando difusión acrítica de las reformas, saturación de acusaciones contra referentes kirchneristas y un notable apagón informativo sobre los escándalos que rodean al gobierno. Con el empuje del «clima de hora dorada» instalado por el aparato mediático, la cobertura converge en un mismo proyecto político: consolidar el modelo ultraliberal y desplazar al peronismo como oposición efectiva.
Las publicaciones principales durante noviembre de Clarín, La Nación e Infobae muestran una profundización contundente de la tendencia editorial a favor del oficialismo, tanto en enunciados noticiosos como en opiniones que sostienen el proyecto de una reestructuración política y económica que exige —y lo dicen varios espacios— la anulación del peronismo como eventual oposición al modelo ultraliberal.
El despliegue se asienta, por un lado, en la difusión totalmente acrítica de los proyectos oficiales de «reformas», la laboral, impositiva y penal entre ellas, así como de las maniobras del elenco mileísta para comprar la voluntad de varios gobernadores y sus legisladores mediante promesas de fondos.
Otro sostén está dado en la saturación de títulos y supuestas novedades sobre las causas contra Cristina Kirchner —con la acostumbrada certeza de más condenas—, y acerca de las dificultades políticas que enfrenta el gobernador bonaerense Axel Kicillof, lo que incluye la reiterada advertencia de Morales Solá, en La Nación, acerca de que «es peor» que la expresidenta.
Y la tercera base, entre las principales, es la progresiva extinción de espacios para informar sobre la corrupción mileísta, expresada en las denuncias sobre los fondos de la discapacidad y la estafa presidencial con $Libra. Si en Clarín o La Nación hay tres o cuatro páginas sobre las causas contra kirchneristas, en varias ediciones durante noviembre, los casos que complican al oficialismo obtienen, con mucha suerte, menos de un cuarto de esos espacios. A esto se suma la publicación, solo marginal y casi nunca en tapa, de la marcha de la economía real: tarifazos cada comienzo de mes, fábricas y comercios que cierran, endeudamiento de las familias.
Tomando el total de los anuncios principales de los tres medios, los títulos favorables al oficialismo y adversos a la oposición concentran la friolera de 65,5 %.
A comienzos de mes había cierta coincidencia en reprochar la ferocidad de las disputas internas del oficialismo y las «vejaciones» a Mauricio Macri. Esta línea editorial se basa en una proyección de largo plazo: si la pareja presidencial tuviera mejor disposición y capacidad para las alianzas políticas, podría erigir una fuerza tan potente que pondría fin a toda disputa significativa sobre el modelo que está imponiendo, para el cual necesita los «consensos» que demandó Donald Trump.
Uno de muchos ejemplos es un título de Clarín a comienzos de mes: La crisis volvió demasiado pronto, por la «impericia» presidencial. Escoltó Morales Solá en La Nación, quien escribió que Milei debe cuidarse de no repetir la experiencia de Macri en 2017, cuando su proyecto se derrumbó de un momento para otro.
Pero con el paso de los días fue afianzándose un clima de «hora dorada», como la llamó Clarín, que enumeró: triunfo electoral, apoyo de Trump, gobernadores doblegados, Kicillof bloqueado en la interna, el poder empresarial escribiendo las «reformas», Cristina Kirchner más y más sometida por el dispositivo judicial y la CGT con conducción «blanda». Es «ahora o nunca», insistió una nota de Clarín.
El papel de estos medios en el sistema de poder que empuja el modelo quedó a la vista de quien quiera ver: La Nación comenzó a publicar expresiones de malestar por la velocidad de la causa de los llamados «cuadernos», sin fuentes identificables. Clarín replicó y, pronto, fue adoptada la decisión de acelerar el paso.
Los grupos Clarín y La Nación, con sus canales y radios, levantaron una ola de indignación por una foto de Cristina Kirchner reunida con economistas y, en unos pocos días, la «justicia independiente» le restringió las visitas. Y así.
A partir del anuncio en Washington, se multiplicaron títulos para empujar el optimismo: Fuerte apuesta a aumentar el comercio con Estados Unidos (Clarín, 14.11); EE. UU. y la Argentina sellaron un amplio acuerdo de comercio (La Nación, 14.11); Acuerdo comercial con Estados Unidos: los productos que podrían beneficiarse con la eliminación de aranceles (Infobae, 14.11); Suben 30 % acciones de empresas por el acuerdo con EE. UU. (Clarín, 15.11).
El editor general de Clarín, Ricardo Kirschbaum, explicó que estas supuestas ventajas vienen de la mano del embajador Lamelas, quien llegó para trabajar por la reelección de Milei, alejar a la Argentina de China y asegurarse que las operaciones judiciales contra Cristina Kirchner nunca se detengan. Sobre el llamado «acuerdo» con Estados Unidos, fue interesante leer en La Nación (¡quién diría!) advertencias sobre una falta evidente de equilibrio en los beneficios.
Ya en los últimos días del mes, el acompañamiento al oficialismo se acentuó más y más. Adquirió dimensiones groseras en la ofensiva macrimileísta contra el presidente de la AFA, Chiqui Tapia, aprovechando por cierto los flancos que el dirigente ofrece. La aparente vocación editorial por la pulcritud en el fútbol —ausente por completo en otros tiempos, cuando el Grupo Clarín usufructuó acuerdos para ser prácticamente dueño del negocio y, gracias a ello, apropiarse de gran cantidad de medios— trae de fondo el ya conocido sueño de Milei de convertir a los clubes en sociedades privadas, con todo el dinero que viene detrás para sus promotores.
Tanta es la plata en juego que Clarín, que siempre usó a la figura de Messi como contraposición a la del Diego Maradona cercano al peronismo, Chávez y Fidel Castro, ahora se enojó con el ídolo pulcro y bien educado por las fotos que se saca tomando mate con Tapia. Después de notas en el diario con este tono, Bullrich tomó la idea para reclamar indirectamente al jugador que no se deje ver con el titular de la AFA en el próximo sorteo del Mundial.
Hugo Muleiro
Periodista y escritor
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